Hay una carta que Pedro Sánchez suele utilizar cuando las cosas le van mal: intentar erigirse en líder socialdemócrata europeo capaz de plantar cara a extremistas internacionales como Donald Trump. El comodín consiste en colocarse en el lado correcto de la historia con la voluntad de recuperar reputación moral y también tranquilizar a los socios situados a la izquierda del PSOE, especialmente alarmados por la matanza de palestinos e indignados por los escándalos de corrupción. Para el presidente español, esta semana arrancó con las declaraciones en el Tribunal Supremo de José Luis Ábalos y Koldo García, y este lunes será el turno de Santos Cerdán. En medio de todo esto, además de la sentencia favorable del Tribunal Constitucional sobre la amnistía, ha conseguido entrar directamente al choque con su homólogo norteamericano, aunque eso le haya comportado una amenaza arancelaria para España. Y también ha sido noticia su enfrentamiento con el gobierno de Benjamin Netanyahu, cosa que ha provocado que Israel acuse a Sánchez de liderar una "cruzada antiisraelí".

Cada vez son más intensos los rayos y truenos de la tormenta judicial que cae sobre Sánchez, una pesadilla que empezó hace catorce meses con la detención de Koldo García, exasesor de José Luis Ábalos, exministro y exescudero del presidente español. Desde entonces, la mancha no ha hecho nada más que esparcirse. El pasado enero, el escándalo todavía no había salpicado a Santos Cerdán, pero el jefe del ejecutivo ya detectó una vía para silenciar momentáneamente la polémica: Trump justo había sido investido nuevamente presidente de los Estados Unidos, y Sánchez emprendió entonces una ofensiva discursiva contra la "tecnocasta" de los líderes de Silicon Valley que se habían situado al lado del magnate norteamericano, especialmente Elon Musk.

Ahora que el caso de corrupción afecta directamente al otro hombre a quien también le confió la secretaría de organización del PSOE, Sánchez ha explotado su maquinaria diplomática para conseguir un acuerdo bilateral con la OTAN que —pese a las discrepancias entre el presidente español y el líder de la alianza atlántica sobre cuánto tendrá que acabar gastando Espanya— le otorga cierta flexibilidad para alcanzar los objetivos de capacidad. El domingo pasado compareció de forma extraordinaria desde el palacio de la Moncloa para anunciar el pacto a bombo y platillo. No solo ha podido presumir ante sus socios parlamentarios de ser el miembro de la OTAN menos militarista, sino que, además, ha sido noticia esta semana el enfado de Trump con Sánchez, a quien ha amenazado con represalias comerciales.

Sánchez y los progresistas canadienses que reavivaron enfrentándose aTrump

Si estas amenazas influyen a la ciudadanía española de la misma manera que a la canadiense, Sánchez puede verlas como una buena noticia. El pasado mes de abril, el Partido Liberal —el más homologable al PSOE— se impuso en las elecciones y retuvo el poder tras meses de malos presagios demoscópicos. Analistas e incluso legisladores republicanos norteamericanos coinciden en encontrar la explicación en la interferencia de Trump en la política canadiense, sobre todo con amenazas arancelarias, cosa que ha perjudicado a los conservadores. Continuando con la analogía entre Canadá y España, un diputado socialista en el Congreso opina en conversación con ElNacional.cat que la sociedad española asimila a Trump directamente con Vox y el sector del PP de Isabel Díaz Ayuso, cosa que provoca un rechazo indirecto hacia Alberto Núñez Feijóo. "Está muy inculcado en el imaginario, no hace falta que hagamos nosotros la comparativa", señala.

Contra Trump y también contra Netanyahu

No solo Donald Trump o Elon Musk, sino que ya hace meses que Pedro Sánchez ha incorporado a Benjamin Netanyahu en su lista de enemigos globales. Hace un mes ya inició una guerra de fogueo contra Israel reclamando que se le vete de festivales como Eurovisión o competiciones deportivas internacionales; y también se tramitó en el Congreso una iniciativa para embargarle armas.

Este jueves se produjo un nuevo choque diplomático entre España e Israel. Al líder socialista solo le hizo falta denunciar la doble moral de algunos países de la Unión Europa respecto de Rusia-Ucrania e Israel-Palestina, y reclamar suspender el acuerdo de asociación entre el club comunitario y el país hebreo. La embajada israelí en Madrid respondió con un comunicado con el que acusaba a Sánchez de situarse en el "lado equivocado de la historia" liderando una "cruzada antiisraelí".

 

El lunes vuelven los quebraderos de cabeza: Cerdán declara en el Supremo por el caso Koldo

El combate global del presidente español volverá a quedar silenciado este lunes, cuando Santos Cerdán está citado a declarar como investigado ante el juez del Tribunal Supremo que investiga el caso Koldo. Tendrá que dar explicaciones sobre el informe demoledor de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que lo sitúa al frente de un caso de corrupción por cobro de comisiones a cambio de adjudicaciones de obra pública. Los dos secretarios de Organización a quien Sánchez ha confiado el timón del partido mientras él ha estado en la Moncloa están involucrados en esta trama irregular.

La UCO entregó al juez un informe con audios grabados por Koldo García entre 2019 y 2023 en los que Cerdán habla del cobro de más de 600.000 euros en comisiones ilegales, aparte de unos whatsapps intercambiados entre ellos dos en los que el socialista encarga introducir dos papeletas de manera fraudulenta en las primarias del PSOE de 2014 que situaron a Pedro Sánchez como secretario general del partido. Aparte de este informe, la Guardia Civil entró la semana pasada en Ferraz para clonar los correos electrónicos del exnúmero tres de la formación. También se ha conocido que Cerdán pagó 6.000 euros en 2016 para adquirir el 45% Servinabar, empresa del caso Koldo vinculada a la adjudicación de obra pública a cambio de comisiones. Ante todo esto, Benet Salellas, abogado de Santos Cerdán, pidió al juez emitir la declaración de su cliente en directo a los medios de comunicación, cosa que ha sido denegada por el magistrado. La Moncloa respira tranquila, porque fuentes de su sala de máquinas admitían la incomodidad que les generaba este eventual escenario.