El mayor reto al que se tendrá que enfrentar el PSOE durante la campaña para las elecciones del 26-J es el de movilizar a sus votantes, con tal de amortiguar la posibilidad del sorpasso por parte de la coalición Unidos Podemos. Las redes sociales son efectivas para dirigirse al público joven, no para el target socialista, que según las estadísticas, ronda en torno a los 50-55 años. Por ese motivo, el secretario general, Pedro Sánchez, ha decidido emprender una cruzada a través de la ofensiva "puerta a puerta" para buscarlos en sus casas.

Explicaba Sánchez este lunes que los votantes del PSOE estaban "desanimados". En un momento en que Pablo Iglesias y Alberto Garzón han blindado la izquierda, se han garantizado que buena parte de los electores progresistas encuentren en su candidatura conjunta un voto útil. Es decir, que este no será penalizado por el sistema electoral. El hecho podría arrastrar gran cantidad de apoyos hacia las filas de los unidos y los podemitas, después de que Iglesias haya garantizado por activa y por pasiva que quiere un pacto de gobierno con Ferraz. Este factor, ligado a la ventaja en las encuestas, puede comportar que los fieles socialistas tengan pocos incentivos para acercarse al colegio electoral. Todavía menos, en una circunstancia de repetición electoral, donde la abstención es uno de los fantasmas que todos los partidos quieren evitar.

En Ferraz, la no movilización de sus apoyos podría ser especialmente grave. El perfil demográfico de su elector ya tiene per se un menor interés y participación en la política: trabajadores no cualificados, mujeres amas de casa, jubilados, y ciudadanos en torno a los 55 años. La brecha generacional que existe en España, es decir, la propensión de que las personas socializadas después de la transición escojan nuevos partidos como Podemos y Ciudadanos, provoca un peligroso trasvase de voto insostenible a largo plazo para el PSOE.

Precisamente, el propio madrileño acostumbra a explicar una anécdota, cuando una pareja de cerca de 55 años se acercó para afirmar que votarían por él. Veraz o no, cualquier observador que asista a un mitin socialista podrá palpar que la media de edad de los asistentes es esta.

Marketing político

Enmedio de ese escenario, Sánchez ha decidido utilizar una técnica importada de los Estados Unidos, como es el canvassing, o "puerta a puerta", que consiste en pasear por las casas de sus electores y saludarlos, charlar con ellos, y básicamente hacerse eco de la visita en el pueblo. 

Esta iniciativa tendrá lugar el día después de empezar la campaña electoral, es decir, el viernes 10 de junio en Madrid, y será la primera vez que el líder socialista la llevará a cabo. Lo habían hecho antes otras personalidades del partido, como el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, y no se descarta que otros candidatos también se lancen a caminar los pueblos donde creen que pueden maximizar su apoyo electoral.

Como toda técnica de marketing, el canvassing tiene truco. Los equipos de campaña realizan estudios cualitativos y cuantitativos sobre las zonas donde obtuvieron mayor apoyo en la última ocasión electoral, esta vez, el 20 de diciembre. Los resultados se pueden presentar en tablas o mapas, y los candidatos llevan a cabo el recorrido que el jefe de campaña del partido haya marcado. El objetivo es visitar los lugares más emblemáticos de cada población, para mejorar el impacto de la ofensiva callejera.

Barcelona, no. Díaz, sí.

A pesar de que Sánchez intentará maximizar sus resultados a través de las finas técnicas marquetinianas, no visitará Barcelona en toda la campaña electoral, y sólo asistirá a l'Hospitalet el lunes 20 por la tarde. Aun así, la cabeza de lista del PSC para el 26-J, Meritxell Batet sí hará un acto el domingo 12 en la capital catalana.

Entre el resto de novedades, el secretario general también participará de una marcha del orgullo gay el día 18 de junio en València, y cerrará su cruzada en Sevilla, en un encuentro con la presidenta andaluza, Susana Díaz. Así es como el PSOE cerrará filas y tratará de retener sus 90 escaños, a través de los paseos por las casas, ante el temor al sorpasso de Unidos Podemos.