Se cumple el guion previsto. Después de una ronda de consultas con todas las formaciones, el rey Felipe VI ha propuesto este jueves al socialista Pedro Sánchez como candidato a la investidura. Así lo ha comunicado a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que ha anunciado la candidatura. No habido ningún giro inesperado, como cuando en 2016 Mariano Rajoy rechazó someterse al debate de investidura a pesar de ser la fuerza más votada porque no había podido ligar ningún apoyo. Lo mismo le pasa al líder del PSOE, que por ahora no se ha sentado a negociar los votos favorables. Sólo tiene sus 123 escaños. La semana que viene iniciará una ronda de contactos con ese fin.

Tras ser propuesto para la investidura, Sánchez ha comparecido desde la Moncloa para recoger el testigo "con honor de liderar España", y ha dejado claro que no hay alternativa posible: "O gobierna el PSOE o gobierna el PSOE". En este sentido, ha pedido que "cuanto antes" se conforme un nuevo gobierno, y ha dirigido un mensaje al PP, Ciudadanos y Unidas Podemos para que lo pongan fácil y no bloqueen la investidura.

El presidente español ha sido el último en pasar este jueves por el Palacio de la Zarzuela, en una ronda que ha confirmado que está abocado a la mayoría de la moción de censura. Tanto el PP como Ciudadanos han rechazado facilitar la investidura, ni con votos favorables ni con abstenciones. Por lo tanto, sólo aspira a conseguir el apoyo de Unidas Podemos y los nacionalistas catalanes y vascos, pero hay una pugna sobre la fórmula de gobierno, si en solitario o en coalición.

A pesar de todo, durante la ronda de consultas de dos días se ha evidenciado un hecho: los socialistas no han movido ficha para atar estos votos necesarios. Quien sería su principal aliado, Pablo Iglesias, ha admitido que hace dos semanas que no habla con el presidente español en funciones. Lo mismo ha constatado la portavoz de JxCat, Laura Borràs, que ha explicado que no se han puesto en contacto con ellos. "Es un gesto de mínima consideración", ha reprochado.

Sin duda, el calendario de las negociaciones es apretado y complejo, con dos frentes más aparte de la Moncloa: los gobiernos autonómicos y municipales. De las alianzas que se produzcan en los territorios dependerá lo que pueda pasar en el Gobierno, también sobre la fórmula que acabe adoptando el ejecutivo.

Ronda de contactos

En su comparecencia, Pedro Sánchez ha anunciado que la próxima semana iniciará una ronda de contactos en la Moncloa con las tres principales fuerzas tras el PSOE, que son el PP, Ciudadanos y Unidas Podemos. Pero también ha avanzado que, "en otros formatos", también mantendrán encuentros con el resto de grupos con representación en las Cortes españolas, que debería incluir a ERC y Junts per Catalunya.

En este contexto, el candidato a la reelección ha instado a todas las fuerzas a "actuar con altura de miras y dosis enormes de responsabilidades", incluido él mismo. Sánchez se ha comprometido a "construir grandes consensos" y dialogando con todos "dentro del marco constitucional". Y ha añadido: "El parlamento tiene un mandato claro, que nuestro país tiene que avanzar".

Preguntado sobre el posible gobierno socialista en Navarra con la abstención de la izquierda abertzale, Sánchez ha insistido en que el PSOE y el PSN tienen la misma posición y que en ningún caso "pactarán con Bildu".

Los diputados presos pueden tener la clave

Las mayorías del Congreso no se han alterado a pesar de la suspensión de los presos, y la absoluta se mantiene en 176. Esto significa que, para ser investido en primera vuelta, Pedro Sánchez necesitaría del apoyo de los independentistas catalanes, porque como máximo aspiraría a los 175 diputados que hicieron a Batet presidenta de la cámara. Pero sí que servirían para investirle en segunda vuelta, sin apoyo de los independentistas, porque con los diputados suspendidos el bloque del no, si el independentismo se opusiera, contaría con cuatro votos menos.

Pero las cosas cambiarían radicalmente si los cuatro diputados presos decidieran renunciar al acta y hacer correr las listas, una opción que en este momento no contemplan. Si esto ocurriera, la cámara baja sí podría tumbar, también en segunda vuelta, la investidura del dirigente socialista.