Mientras la tónica de las encuestas sea vaticinar el temido sorpasso por parte de Unidos Podemos al PSOE, el despliegue de tácticas del secretario general, Pedro Sánchez, para ganar votos, continuará in extremis. En un momento en que la formación verde-morada ha blindado la izquierda y ha empujado a los socialistas a la batalla por el centro, Sánchez lucha por desvincularse del pacto con Ciudadanos y recuperar la sangría de votos hacia las filas naranjas. La ofensiva se ha iniciado este viernes, en el emblemático mitin de Valladolid, donde el socialista ha hablado de la derecha de "C 's y el Partido Popular".

El PSOE había evitado hasta el momento cualquier ofensa al partido de Albert Rivera, ante la posibilidad de caer en la hipocresía frente al electorado por haber firmado el pacto de El Abrazo. La observación de los últimos mítines de ambos líderes, así como el debate a cuatro o los debates entre sus economistas empezaba a rezumar la existencia de un pacto tácito de no agresión. Sin embargo, Sánchez ha empezado a sentir la presión de la fuerza centrífuga de PP y Podemos, que lo dejan disputándose el voto con C 's y en tierra de nadie.

Pero el madrileño sabe que los ataques no son suficientes para frenar la sangría de voto. A la luz de las encuestas y la pujanza de los podemitas, lo que hace cojear al partido es la falta de un proyecto para España que convenza una mayoría amplia de votantes socialdemócratas. Lejos de corregir esta debilidad, en Ferraz la intentan suplir sacando del baúl viejas glorias del partido, que como mucho, le permitirán movilizar a sus votantes fieles en la franja por encima de los 55 años. La última campaña pecaron de buscar el electorado joven y dejar desatendido a su caladero demográfico.

Zapatero, el del PSOE

No era seguro que el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero asistiese a la concentración de la capital castellana, pero finalmente lo ha hecho en un día preciso. Las palabras del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, sobre que Zapatero había sido "el mejor presidente de la democracia" y que recurría a él "cuando tenía dudas" generaron cierto resquemor en Ferraz. No era indignación, como cuando el episodio de la cal viva sobre el expresidente Felipe González, sino una cierta sensación de que el relato de Podemos les estaba acorralando.

Recibido entre fuertes aplausos, Zapatero se ha mostrado amable con Iglesias. "Se lo agradezco sinceramente, pero sabe que el respeto o reconocimiento a mi labor no es otra cosa que el respeto y el reconocimiento al PSOE" le ha rebotado el expresidente. El regate del manchego ha pasado por recordar que ellos tienen experiencia al frente de las instituciones y 137 años de historia, algo que les coloca en mejor tesitura para gobernar. "Nosotros somos la socialdemocracia, la socialdemocracia es el PSOE" se ha reafirmado.

Por el lado de Sánchez, los intentos por ganarse el favor de los admiradores de Zapatero han consistido en dedicarle el mitin con constantes "José Luis ... José Luis ..." esto y lo otro. Nada fuera de lo común, hasta que el líder del partido ha reiterado que no habrían unas terceras elecciones, algo desconcertante tras el tono brusco del debate a cuatro. Pero entre la pedagogía de Zapatero, la apelación la experiencia socialista y que C's ya no es un partido de "centroderecha" sino de "derecha" como el PP, emerge un interrogante:

¿Será un gobierno presidido por Sánchez con apoyo de Podemos (sin referéndum) aquello que maquinan ahora desde Ferraz?