El pasado del socialismo español ha creado escuela entre los asesores de campaña del secretario general del PSOE y candidato a la presidencia, Pedro Sánchez. Ahora bien, es peculiaridad del buen marketing político partir del riguroso estudio y no de la azarosa creatividad. En estos tiempos de miedo al sorpasso y de reivindicación de lo “nuevo” frente a lo “viejo” entre sus rivales, los socialistas han decidido recuperar la fórmula que tantos éxitos electorales permitió al expresidente y exdirigente del partido Felipe González. Es decir, engalanarse con una serie de símbolos del felipismo, al tiempo que lanzar una ofensiva sobre los territorios que antiguamente habían sido los antiguos feudos de González. Es decir, Andalucía, pero sobre todo la “desafiante” Catalunya.

Felipismo y brecha generacional

En el mitin de Móstoles donde el pasado sábado Sánchez fue proclamado como candidato para el 26-J, este ya apuntó maneras con el lema de la precampaña. “Sí. Un sí por el cambio” era la consigna imprimida en los carteles. Para los jóvenes aficionados a la política, este no deja de ser el mantra en el que se ha basado el discurso del secretario general socialista los últimos cuatro meses. Para los mayores es todo un homenaje al cartel "Por el cambio" con el que el año 1982 Felipe González se presentó a las elecciones generales, donde desbancó a la Unión de Centro Democrático (UCD) de su líder, Adolfo Suárez.

No se acaban aquí las reminiscencias sobre el felipismo, al que Sánchez ha decidido transportar el partido con el objetivo de reivindicar un legado en materia de socialdemocracia y Estado del Bienestar, el cual no tienen ni Ciudadanos, ni Podemos, a pesar de que los dos le roben votantes de centro-izquierda. Entre el dream team ministrable e hipotético gobierno de Sánchez que éste presentó el domingo en Barcelona, están los exministros felipistas Josep Borrell; la exsecretaria de Estado del Interior de González Margarita Robles; el zapaterista Ángel Gabilondo; a la vez que el exjefe de gabinete de José Luís Rodríguez Zapatero y Felipe González José Enrique Serrano, a quien se le conoce popularmente como “el Estado” por su larga trayectoria en la política de alto nivel.

Empiezan a evidenciar los socialistas españoles ciertas dificultades para hacer fichajes políticos nuevos, que seduzcan a sus fieles, viéndose empujados a buscarlos en el glorioso pasado de González. Un ejemplo es la dificultad que ha tenido Sánchez para llenar los sitios 2 y 4 de la lista por Madrid con caras nuevas, ahora que la diputada Meritxell Batet encabezará la lista del PSC en Catalunya y su otro fichaje estrella del pasado 20 de diciembre, Irene Lozano, ha decidido no presentarse los nuevos comicios. El dos será Robles, reputada magistrada del Tribunal Supremo.

Pero este aire vintage también esconde una realidad más perversa para la "vieja política", palpable en cualquier mitin socialista: de Barcelona a Móstoles pasando por Andalucía, la media de edad de sus electores se encuentra en torno a los 55 años, a causa de la brecha generacional que hay en España. Esta supone la tendencia de las generaciones nacidas después de la transición a votar los partidos emergentes, que con mucha probabilidad no volverán a votar las opciones antiguas, si es que estas no se hacen un lifting para llamar a su voto. Un ejemplo de estas medidas emergió durante la última campaña, con esas "80 medidas para los de los 80" que los socialistas formularon para recuperar voto joven. 

Parlon, derecho a decidir

Pero no es la edad sólo aquello que inquieta a Ferraz. La preocupación por recuperar Catalunya también ha marcado los esfuerzos del PSOE y la agenda de la campaña, en tanto que histórico caladero de voto socialista. Primero, con la interpelación de Batet, una de sus personas de confianza, como cabeza de lista del PSC y experta en federalismo del gobierno a la sombra. "Meritxell tiene una mirada muy catalana", dijo Sánchez en la presentación en Barcelona. Incluso, ha llegado a rodearse del Barça, una de las insignias por excelencia de Catalunya, como guiño para este feudo.

No por casualidad la presentación de su equipo ministrable se hizo allí, en la línea de esa propuesta de llevar al Senado a Barcelona que el partido había formulado en los comicios del 20-D.

Pero el guiño por excelencia es el fichaje de la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, como ministrable encargada de políticas sociales. Además de ser una candidata con un potencial político indiscutible, Parlon es la misma Parlon que levantó las aguas del PSC mostrándose partidaria del derecho a decidir hace unas semanas. Sánchez busca así ganarse a los partidarios del soberanismo.

Pero el candidato vasco Patxi López, no ha tardado en subrayar que la política territorial será la misma para todos, Parlon incluida. Así, con esta apuesta, quizás Sánchez obvia un hecho que costó caro al secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en los últimos comicios, cuando reconoció haber encontrado "otra Catalunya" de la que él se pensaba. Y es que para el buen marketing las iniciativas no son estéticas, sino que se rellenan de contenido, con el fin de captar los votos de a quien se dirigen.