Pedro Sánchez ha conseguido esta semana terminar todos los acuerdos que le faltaban para cerrar definitivamente su investidura como presidente del Gobierno. Llegó a la cima más alta el jueves, cuando hizo público el acuerdo que generaba más expectativas y dificultades de todos: el de Junts per Catalunya. El viernes se demostró que tenía dos acuerdos cerrados más en su bolsillo, pero que se había decidido a aplazarlos hasta después de sellar el pacto con Carles Puigdemont: el de PNV y el de Coalición Canaria. En total, son 169 votos a favor de su investidura, tres por encima de la mayoría absoluta. Todo indica que el líder socialista saldrá investido en la primera votación de su pleno de investidura.

Pero, como le ha pasado a Pedro Sánchez durante toda su carrera política, no todo el monte es orégano. Tiene delante de él a las derechas españolas de PP y Vox más alteradas de lo que es habitual; con disturbios continuados estos últimos días en la sede de Ferraz. Y tiene, además, a Carles Puigdemont advirtiéndole de que se tendrá que ganar cada uno de los acuerdos necesarios durante esta legislatura. "El apoyo a cambio de nada ha ido a la papelera de la historia", señalaba este jueves desde Bruselas el president de la Generalitat en el exilio. Era muy claro: Junts desconfía del PSOE, y por eso ha insistido siempre en el verificador internacional.

Hasta está escrito en el mismo acuerdo firmado esta semana por Santos Cerdán y Jordi Turull. "Para la consecución de estos acuerdos, y dadas las profundas discrepancias sobre la forma final de la resolución del conflicto, además de las desconfianzas mutuas reconocidas por los dos, PSOE y Junts acuerdan dotarse de un mecanismo internacional" que verifique y siga todo el proceso de negociación y los acuerdos entre los dos. "Desconfianzas mutuas", queda bien claro.

 

Sin pelos en la lengua lo reconocía también este viernes el ministro de la Presidencia. En una entrevista en la cadena SER, Félix Bolaños. "Ni ellos se fían de nosotros, ni nosotros de ellos", señalaba cuando le preguntaban sobre la inclusión de un verificador internacional en el acuerdo PSOE-Junts. "Hay una situación de partida de desconfianza, y por eso hemos pactado un acompañante en este diálogo, una persona que pueda plantear soluciones, desencallar temas, que verifique el nivel de cumplimiento de los acuerdos," justificaba quien también es máximo responsable del Ministerio de Relaciones con las Cortes.

ERC también añade el "mecanismo de verificación"

Carles Puigdemont fue tan claro con la necesidad de añadir un verificador entre PSOE y Junts que Esquerra Republicana también quiso hacer lo mismo. Así, ERC, después de toda una legislatura interpretando el papel de socio parlamentario del PSOE en multitud de votaciones, firmó con los socialistas un documento que incluye la figura de este verificador. Una persona "de reconocido prestigio" y que forma parte de una organización internacional será la encargada de hacer el seguimiento de este nuevo espacio entre los partidos de Pedro Sánchez y Oriol Junqueras. Se desconoce, todavía, quién recibirá este encargo.

El PNV, uno más que se añade a las desconfianzas

Este viernes el PSOE firmaba un pacto de investidura también con el PNV. Pero es importante señalar que los nacionalistas vascos recelan de los socialistas porque consideran que en la última legislatura el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha dejado demasiados compromisos en la bandeja de 'pendientes'. Por eso el mismo presidente del Gobierno se fotografiaba con el líder del PNV, Andoni Ortuzar, en Madrid; para inmortalizar el gesto: para el PSOE es importante el pacto con el PNV.

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Imagen de archivo de Irene Montero, Ione Belarra y Pedro Sánchez / Foto: EFE

Podemos, bomba de relojería

Quien también amenaza la estabilidad de Pedro Sánchez durante la legislatura es Podemos. Los morados tienen sentados como diputados en el Congreso a cinco miembros del partido, diluidos dentro del grupo parlamentario de Sumar. La relación entre los partidos de Ione Belarra y Yolanda Díaz es muy mala, hasta el punto de que este viernes Podemos anunció una consulta a la militancia para que las bases decidan si sus cinco diputados tienen que dar apoyo o no al candidato socialista.

Hace un par de semanas este toma y daca entre Podemos y Sumar se tradujo en una guerra abierta en los medios entre Pablo Iglesias y Ada Colau. La exalcaldesa de Barcelona llegó a hacer chantaje y advertir a los morados que pueden quedarse sin compensaciones económicas si desobedecen a Yolanda Díaz. Iglesias aseguró que la investidura de Sánchez estará garantizada, pero advirtió: lo que está en riesgo es la estabilidad.

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Una bandera española con el escudo constitucionalista recortado, con manifestantes en el fondo, en Ferraz / Foto: EFE

Alta tensión con las derechas españolas

No acaba aquí. La oposición que tiene en frente Pedro Sánchez es cada vez más virulenta. A Alberto Núñez Feijóo le ha costado bastante condenar el acoso de neonazis en la sede estatal del PSOE. Miles de ultraespañolistas se han concentrado esta última semana en Ferraz y han convertido el centro de Madrid en un auténtico campo de batalla contra la policía española. Se ha desatado la violencia, y el PP ha tenido que hacer un loable ejercicio de ingeniería lingüística para condenar los hechos, pero al mismo tiempo animando a la movilización y redirigiendo las culpas hacia Pedro Sánchez, más que hacia los neonazis.

Santiago Abascal ni se ha escondido. Él mismo se personó en la manifestación delante la sede del PSOE, una movilización que acabó con cargas y el lanzamiento de gas lacrimógeno a los ultras que se manifestaban allí. Incluso llegaron a amenazar con emular un acontecimiento histórico en los Estados Unidos: la ocupación del Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump. Centenares de manifestantes se dirigieron, decididos, al Congreso de los Diputados. Se encontraron, sin embargo, varias furgonetas de la policía española custodiando la cámara baja española.

Isabel Díaz Ayuso, que tiene el objetivo de quitarle el trono del PP a Alberto Núñez Feijóo, ha llegado a elevar la apuesta hasta límites insospechados: acusó a Pedro Sánchez de colar "una dictadura por la puerta de atrás". "Los grandes dictadores de la historia se cuelan a través de los parlamentos", señalaba esta semana en una entrevista.

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