El candidato Pedro Sánchez ha tenido oportunidad estos dos días de constatar la dureza de la legislatura que le espera. No sólo pretende fundamentar su gobierno en una coalición entre PSOE y Unidas Podemos, sino también sobre la imprescindible abstención de ERC y Bildu, y la derecha española ha dejado claro que esta osadía no le saldrá gratis. Estos dos días, el candidato ha tenido una cata de la guerra sin cuartel a la cual se ve abocada la próxima legislatura en caso de que la derecha mantenga esta estrategia.

Después de un sábado de tensión y mientras Madrid se prepara para la cabalgata de Reyes, el pleno del Congreso ha vivido este domingo momentos en que han saltado las chispas. La segunda jornada de debate no ha hecho más que consolidar los muros y profundizar las trincheras que el sábado se empezaron a construir dentro del hemiciclo. Pero, al mismo tiempo, la derecha con su oposición radical al nuevo gobierno no ha hecho más que reforzar el papel de ERC y sus exigencias en relación a la mesa de negociación. A las 12.30 horas, la primera vuelta de la votación ha dejado claro lo ajustado que es el apoyo con el que cuenta Sánchez y hasta qué punto es clave el papel de los republicanos.

La jornada ha empezado con los gritos de "asesinos" y "terrorista" o incluso "muérete" con que la derecha ha acogido la intervención de la diputada de Bildu Mertxe Aizpurua, especialmente en el momento en que ha criticado el discurso del rey Felipe VI el 3 de octubre del 2017. El debate con Bildu ha acabado derivando en una tangana, con la intervención incluida del líder del PP, Pablo Casado, intentando parar personalmente el pleno y obligando a la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, a recordar que han pasado los tiempos en que no se podía criticar a las instituciones del Estado.

Pero la situación no ha mejorado para Sánchez con el grupo mixto. Después de la cupaire Mireia Vehí, de nuevo entre protestas, ha subido a la tribuna Sergio Sayas de Navarra Suma, que ha cargado contra la intervención de Bildu y ha tildado de "pacto contra España" el acuerdo de investidura del PSOE. Al acabar la intervención, coreada por toda la oposición de pie, el diputado de Navarra Suma ha abrazado a Pablo Casado. Acto seguido, Isidro Martínez Oblanca de Foro Asturias ha seguido en la misma línea y ha provocado el entusiasmo de los escaños de la derecha cuando ha cerrado su intervención con un grito de "Viva el Rey y Viva España". Han sido gritos repetidamente coreados a lo largo de la mañana por los escaños de la derecha y de los cuales, de repente, los diputados socialistas se han encontrado excluidos.

La respuesta del PSOE ha llegado de la mano de la portavoz Adriana Lastra. "Ustedes han amenazado de forma implícita e incluso explícita con un golpe de Estado", ha llegado a denunciar la portavoz del PSOE que ha tildado la oposición de "derecha extrema desmesurada y radicalizada dispuesta a todo cuándo pierden". El griterío de los escaños de PP, Vox y Cs no se ha detenido mientras intervenía Lastra.

Tampoco cuando ha entrado en el capítulo de agradecimientos, ha dedicado una mención especial y personal a Gabriel Rufián, citando a Borges para explicar "no nos une el amor sino el espanto". "Vivimos tiempos difíciles pero nuestras grandes diferencias no podían ser la excusa", ha explicado Lastra que ha subrayado que es el momento de dar un paso adelante para la resolución del conflicto con Catalunya. De repente, la durísima oposición de la derecha al nuevo gobierno de Pedro Sánchez se ha convertido en uno de los avales más importantes para el compromiso del PSOE con ERC. Pero también para facilitar a los republicanos la explicación en Catalunya de su estrategia en el Congreso.

El último en intervenir ha sido Pedro Sánchez, que ha defendido "enfrente de la coalición del apocalipsis la coalición progresista". "Hay esperanza para vivir en concordia", ha remachado el candidato, consciente que en caso de que el PP no module su granítica oposición se encontrará en el medio una legislatura extremadamente compleja.