La aparición de la diputada de Bildu, Mertxe Aizpurua, ha encendido el pleno de investidura de Pedro Sánchez hasta el punto que el líder del PP, Pablo Casado, ha interrumpido el debate para tildarla, recordando a las víctimas de ETA, como la "intervención más nauseabunda" que había escuchado nunca en este edificio y el diputado de C's Edmundo Bal ha reclamado que se emplazara la diputada a retractarse por haber "tildado al jefe del Estado de fascista".

La presidenta del Parlamento, Meritxell Batet, ha tenido que recordar que "hubo otras épocas en que en esta Cámara no se permitía la crítica al gobierno ni a otras autoridades". "Por fortuna estos tiempos han pasado y para poder garantizar esta democracia plena hemos de garantizar la libertad de expresión en esta cámara. Y eso es lo que hará esta presidenta", ha remachado.

Los gritos y los insultos de asesinos, terrorista y sinvergüenza que han acompañado la intervención de Aizpurua ya habían obligado a la presidenta a reclamar repetidamente las llamadas al orden de los diputados y a amenazar con llamarles la atención personalmente, además de impedir que la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, interrumpiera el pleno.

No obstante, cuando ha acabado la intervención de Bildu, ha sido Casado quien ha apelado al reglamento de la Cámara para denunciar que no se hubiera gritado al orden a Aizpurua por "haber vertido conceptos injuriosos" contra el Estado español. "Lo más curioso es que el candidato no ha defendido la Constitución ni al Rey de España", ha reprochado. Casado ha tildado de inaceptable e infame el discurso de los "herederos de ETA".

Los diputados conservadores han acogido de pie y con gritos de libertad, libertad la intervención de su líder.

A continuación, y después de escuchar la petición del popular y de Cs y de escuchar la apelación de la presidenta a la libertad de expresión en la Cámara, han sido los escaños de la izquierda los que han respondido con gritos de libertad.