El cambio de conseller al frente de Interior también quiere servir para enmendar la imagen de los Mossos. Llegan, como cada año, las condecoraciones a los Mossos y este año tendrán otra lectura política. Así lo ha afirmado de forma contundente el nuevo conseller, Miquel Sàmper. Más allá de la crisis por el coronavirus, las imágenes que se vieron en las protestas por la sentencia a los líderes independentistas del procés tienen consecuencias.

En una entrevista en TVE Catalunya, Sàmper lo ha argumentado: "Hemos querido, y lo digo abiertamente, no darle la trascendencia política que tenía siempre este acto. Primero de todo tenemos la Covid, se hacía en el marco del día de las Escuadras donde en Barcelona podían llegar ser miles. Pero también es verdad que algunas de las condecoraciones tenían relación con los hechos de noviembre y probablemente no tocaba. No tocaba dar esta imagen de siempre porque el año pasado fue excepcional a todos los niveles. El año pasado en la calle salió un pueblo que ajustaba las cuentas a una situación que no le gustaba. Salió un pueblo durante muchos días que no estaba contento ni satisfecho con la sentencia. Desde la Conselleria se tiene que ser lo bastante empático para saberlo leer y por eso se han enfriado estas condecoraciones y servidor no da ni una".

Empatía hacia los manifestantes que provocaron disturbios en las calles y también aviso a los agentes que protagonizaron algunas imágenes de violencia como respuesta a las protestas. Los llamamientos a la respuesta contra el Supremo empezaron desde la Assemblea, Òmnium y el ahora desaparecido Tsunami Democràtic, así como de sindicatos y otras entidades.

Muy pronto, se tradujeron en un movimiento improvisado de muchos ciudadanos que salieron de forma reiterada a las calles. Especialmente son recordadas las imágenes de auténtica batalla campal en Urquinaona, donde se vio el fuego de las barricadas, y gases y pelotas de goma como respuesta por parte de las autoridades.

Defiende a Trapero

Otro punto en la agenda es la sentencia inminente del mayor Josep Lluís Trapero. Acogiéndose a su condición de abogado y, después de ver el juicio, el conseller d'Interior sólo contempla la desobediencia: "Tienen muy claro que no cometieron ningún delito y yo también. Estar sometido a la tensión de un juicio donde piden once años de prisión no es una cosa menor. Jurídicamente hablando, si hay una condena no puede ir más allá de la desobediencia. Si los condenan por sedición, dejo el derecho para siempre, no me lo creeré. Lo veo inviable".

A pesar de todo, Sàmper está convencido de que "tiene que ser absolutoria". Y admite que está muy "defraudado" con la manera en que "se ha retorcido el derecho".