El nuevo conseller de Interior, Miquel Sàmper, ha justificado la actuación de los agentes antidisturbios de los Mossos d'Esquadra durante los desahucios de las últimas semanas alegando que "obedecen los mandatos judiciales".

Lo ha hecho en la sesión de control al Govern celebrada este miércoles en el Parlament después de que tanto la diputada de la CUP Maria Sirvent como el diputado de Catalunya En Comú Podem Marc Parés le reclamaran que los antidisturbios de la policía catalana no participen en los desahucios.

"Los Mossos son policía judicial y cuando un juez pide que intervengan, ellos obedecen. La ciudadanía tiene que entenderlo", ha defendido el conseller. Respondiendo a Parés, el titular de Interior ha asegurado que la policía catalana permite "la coexistencia de derechos": el derecho a la manifestación y el derecho a la seguridad.

Maria Sirvent Parlamento Sergi Alcàzar

La diputada Sirvent durante su intervención | Sergi Alcàzar

Sàmper también ha explicado que, "a pesar de no ser competencia del Departament d'Interior, estamos intentando crear una mesa de trabajo de todos los actores que intervienen en los desahucios para resolver el problema", y ha invitado a la diputada anticapitalista a participar.

La irrupción de los CDR en el Parlament como ejemplo

Defendiendo las actuaciones de las unidades de antidisturbios de los Mossos, el conseller ha puesto como ejemplo la manifestación independentista que se plantó ante el Parlament el día que se hizo pública la inhabilitación del president Quim Torra.

"Llegaron hasta el Parlament después de romper una puerta del Parc de la Ciutadella y los Mossos no intervinieron. ¿Eso no es derecho a manifestación? ¿Queremos que no haya límites y que incluso se llegue a esta sala? Derecho a la manifestación sí, pero de acuerdo con los límites que marca el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH)", ha respondido.

El diputado Parés, sin embargo, le ha reprochado los agentes sin identificar que habitualmente están presentes en concentraciones y ha calificado la auditoría interna hecha por el último conseller, Miquel Buch, de "tomadura de pelo".