Hoy por hoy, Pedro Sánchez sólo tiene previstas broncas con la derecha y la extrema derecha. Así se ha demostrado en la primera sesión de control en el Congreso del nuevo gobierno de coalición. En contraposición con la crispación que ha evidenciado nuevamente con Pablo Casado y Santiago Abascal, el intercambio dialéctico con Gabriel Rufián ha sido mucho más tranquilo. El portavoz republicano le ha exigido que "la izquierda haga de izquierda" y también frene al fascismo "de corbata, toga y uniforme". El presidente español le ha tendido la mano para trabajar juntos en esta legislatura en ámbitos como la memoria democrática. Ha puesto sobre la mesa el reconocimiento de la figura del president Lluís Companys y la anulación de su juicio. Pero Venezuela ha sido la protagonista del debate.

La pregunta de Rufián a Sánchez iba sobre las actuaciones previstas para frenar "el auge del fascismo", donde han encontrado cierta complicidad. El jefe de filas de ERC en Madrid le ha recordado que hay un "fascismo que asesina", como los asesinos que mataron a Guillem Agulló; un fascismo más "chusco", el representado en el Congreso de los Diputados, y un "fascismo de corbata, toga y uniforme", que es "el más peligroso de todos". Acto seguido, le ha reclamado que "la izquierda haga de izquierda", que considera que es "el mejor antídoto contra esta gente".

En el plano concreto, Rufián ha pedido al Gobierno que lleve una ley de memoria histórica que "dignifique la memoria de las 120.000 personas aún en cunetas", que anule las sentencias de los tribunales franquistas y que "elimine el mausoleo fascista" del Valle de los Caidos. Le ha dicho que empiece por dos medidas: retirar las medallas al torturador franquista Billy el Niño y "dignificar la memoria del único presidente elegido democráticamente asesinado por el fascismo".

Ante la pregunta, Pedro Sánchez se ha comprometido a convertir la memoria democrática en una "política de Estado", donde abocará recursos para exhumar los restos de personas enterradas en fosas comunes. También ha prometido "corregir las lagunas" de la ley de memoria histórica" y hacer modificaciones para "acabar con reconocimientos a personas vinculadas al franquismo", en referencia a Billy el Niño. Finalmente, ha reiterado la voluntad de "reconocimiento de la figura" de Companys y "denostar" su juicio. Ha sostenido que sus respectivas "familias políticas" podrán trabajar conjuntamente en este ámbito.

"Encamado con comunistas, separatistas y proetarras"

En otro tono se ha movido el intercambio con el líder de la oposición, Pablo Casado, que le preguntaba si "va a respetar el Estado de derecho". En este sentido, el líder estatal del PP le ha recordado el nombramiento de Dolores Delgado como fiscal general, sus críticas a las resoluciones de la JEC sobre Junqueras y Torra o la reforma del Código Penal "a la orden de un preso por sedición", mezclando todo eso con Venezuela. Le ha acusado de "sobrepasar límites" con una mesa de diálogo que "subvierte la soberanía nacional y la soberanía de esta cámara".

Sánchez no se ha movido de los términos, y le ha reclamado que abandone "la estrategia de la crispación" y apueste por la "moderación" que escogieron sus votantes. Ha contrapuesto "la vía del diálogo y el acuerdo" para resolver los conflictos territoriales. "Sea valiente y no se deje arrastrar por los que lo quieren llevar hacia una deriva extremista", le ha reclamado el presidente español, que ha defendido que puede hacer una "oposición útil". Si es así, le ha garantizado, tendrá su mano "tendida" para grandes pactos de Estado.

El líder de la extrema derecha de Vox, Santiago Abascal, ha aprovechado la primera sesión de control en el gobierno para pedir la dimisión del presidente español o quien sea responsable de la reunión del ministro José Luis Ábalos con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez. Ha acusado a Sánchez de estar "encamado con comunistas, separatistas y proetarras".

La primera sesión de control se ha centrado, justamente, en Venezuela. Hasta cinco preguntas giraban en torno a la reunión de Ábalos. En varias ocasiones se han oído gritos de "dimisión" procedentes de la bancada de la derecha.