El voto en contra de la reforma laboral de los socios parlamentarios todavía le escuece a Pedro Sánchez. Hoy el presidente del Gobierno lo ha hecho explícito durante la sesión de control en el Congreso de los Diputados, que le ha reprochado a Gabriel Rufián su dura intervención: "A mí nadie me da carnés de izquierdas, y menos ustedes", le ha lanzado. El portavoz de ERC en Madrid le ha vuelto reclamar que ponga políticas de izquierdas encima de la mesa y que no tenga la tentación de dejar pasar la mesa de diálogo con la Generalitat: "Sólo así quizás evitará hacer las maletas de La Moncloa". Desde el Gobierno siguen reiterando la apuesta por el diálogo bilateral pero sin poner nueva fecha.

En su pregunta al presidente español, Gabriel Rufián ha constatado las "dos tentaciones" que tiene Sánchez para lo que queda la legislatura. La primera, que "el lobo (Vox) se coma al PP". Y en este sentido ha cuestionado la estrategia: "¿Para qué? ¿Para tener 70 o 80 diputados de Vox? ¿Para tener Ayuso a ahí enfrente? ¿Por qué sirve eso? Tiene que entender que el lobo también les morderá a ustedes". La segunda tentación, que "deje pasar la oportunidad de la mesa de diálogo", pensando que sólo desgasta al independentismo. "Quien crea que si la mesa no funciona sólo desgasta al independentismo se equivoca. El fracaso de la mesa de diálogo también es el fracaso de la izquierda española", ha avisado el portavoz republicano. Por todo eso, le ha hecho dos exigencias: que "ponga políticas de izquierdas encima de la mesa", y no una reforma laboral aplaudida por Ana Botín, y que "enfrente el conflicto político con Catalunya".

 

En su réplica, Pedro Sánchez ha jugado al contraataque. El presidente del Gobierno ha criticado que "la izquierda soberanista trata de dar lecciones a la izquierda española", y le ha lanzado: "En pocos días cumpliré 50 años. A mí nadie me da carnés de izquierdas, y menos ustedes". En este sentido, le ha reprochado la intervención durante el debate de la reforma laboral: "Decir que es la reforma que habría aprobado con Rivera es un insulto a los sindicatos, que la firmaron. Usted igual se considera más de izquierdas que UGT o CCOO. No es mi caso". Con respecto al conflicto catalán, el dirigente socialista se ha limitado a decir que tiene la "mano tendida" para la mesa de diálogo y la comisión bilateral, que se reunirá este viernes en Barcelona.

pedro sanchez pablo casado congrios - EFE

Castilla y León, presente

El PP se encuentra atrapado por Vox en Castilla y León. Y, como ya hizo este martes al Senado, Pedro Sánchez ha hecho un ofrecimiento envenenado a Pablo Casado: la abstención del PSOE a la investidura de Alfonso Fernández Mañueco a cambio de romper todos los pactos con la formación de Santiago Abascal. El presidente del español ha ofrecido esta ayuda: "Pero tiene que hacer lo siguiente. Tiene que pedir ayuda. Tiene que explicar por qué la ultraderecha no puede entrar en gobiernos. Y tiene que decirnos si es para siempre y en todos los territorios". El dirigente socialista lo ha desafiado: "Le ha llegado la hora de la verdad: decidir si abre las puertas en el gobierno del PP con la ultraderecha o no". Casado, sin embargo, ha esquivado esta cuestión en su duelo parlamentario y se ha dedicado a acusar a Sánchez de utilizar las instituciones para "negociar con los presos de ETA".

Hoy también era el turno de Santiago Abascal, que ha hecho un cóctel con tópicos de la extrema derecha: "Tengo la sensación de que su gobierno ha perdido el contacto con la calle. Si estuviera, sabría que no preocupan los pasos de peatones de colorines o las matemáticas con perspectiva de género". Sánchez le ha recordado cómo un joven ha sido detenido por asesinar a una niña en Jaén y le ha pedido "no frivolizar".