Pasó hace casi un año, el 23 de noviembre de 2020 a las 19.45. Cuatro hombres dentro de un todoterreno con los cristales tintados, escondidos tras un pasamontañas y a punta de revólver asaltaron una furgoneta de la empresa de transportes MRW cuando esta se paró en semáforo, forzaron a salir al conductor y huyeron con ella. La furgoneta en cuestión había sido contratada por la familia Pujol Ferrusola para trasladar de Madrid a unas oficinas de Barcelona material que desde el 2014 la Audiencia Nacional tenía confiscado en el marco de su investigación contra el clan. Los ladrones, protagonistas de un robo de película, se llevaron todos los ordenadores, pendrives, tablets y teléfonos de la familia Pujol. Horas más tarde, la furgoneta de la empresa de transportes apareció calcinada en un descampado. La denuncia presentada por el conductor de la furgoneta ya ha sido archivada.

Concretamente, según consta en diligencias judiciales en el juzgado de instrucción número 8 de Madrid y recoge La Sexta, entre el material hay hasta 15 pendrives, 8 ordenadores, varios monitores, teléfonos móviles, tarjetas de memoria, tablets y DVDs. La Audiencia Nacional había ido confiscando estos objetos al clan Pujol Ferrusola desde 2014, cuando empezó a requisar los ordenadores de Oleguer Pujol cuando registraban su casa y su despacho. En 2015 se llevaron materiales de Jordi, Josep y Pere Pujol Ferrusola, así como de la mujer del primero, Mercè Gironès. Finalmente, en 2017 la Policía acabó recogiendo el material del expresident de la Generalitat en su domicilio, una segunda residencia en Queralbs y también de un despacho profesional en Barcelona.

Información privada

Durante todos estos años, la Audiencia Nacional tuvo tiempo de estudiar los aparatos con detalle hasta que en 2019, los abogados reclamaron que se les devolviera el material porque los aparatos almacenaban información privada, como fotos familiares o de negocios que no tenían nada que ver con el motivo por el cual estaban siendo investigados.

En un principio, el juez se negó a devolverles el material, justificando que toda la información que tenían también estaba colgada en la nube, en internet, y podían acceder de otra manera. Finalmente, en 2020 la gran cantidad de material fue devuelta a sus propietarios, pero no les llegó nunca. Ahora, un juzgado de Madrid está investigando el robo. 

Sospechas de la familia

Este robo ha generado muchas sospechas entre los miembros de la familia Pujol, ya que, si bien es posible que el robo fuera una casualidad y los ladrones que asaltaron la furgoneta de mensajería lo hicieron sin saber que pertenecía al clan político, también existe la posibilidad de que este robo fuera del todo intencionado y los ladrones supieran exactamente qué se escondía en el maletero. En este caso, ¿quién se esconde tras el robo? Según aseguran fuentes de la familia a La Vanguardia, la respuesta es clara: "La misma mano de siempre", o en otras palabras: "La policía patriótica de Villarejo".

Una vez supieron la noticia del robo, los Pujol presentaron una denuncia, de la cual hasta ahora "no han obtenido respuesta". Por este motivo, están convencidos de que la policía que hay tras el atraco lo hizo con la intención de evitar que pudieran volver a utilizar el material, sugiriendo que quizás habrían encontrado "cosas extrañas", después de tantos años confiscados en Madrid.