Con la repetición de las elecciones en España el 26 de junio de 2016, Ciudadanos perdió a 8 diputados –pasando de 40 a 32– respecto de las elecciones al Congreso del 20 de diciembre del año anterior. Tampoco entró en el parlamento gallego, ni en el vasco, pese a los esfuerzos de la formación naranja por conseguirlo. Pero el presidente Albert Rivera ha preferido obviar toda autocrítica durante la presentación del Informe de Gestión Política durante la IV Asamblea General de Cs de este sábado. Rivera ha hecho un llamamiento triunfal a los suyos para convertirse en una fuerza de gobierno a partir de 2019 para no ser muleta de Partido Popular i PSOE. 

"Cada vez que hemos abierto las urnas nos han dado más apoyo. A un partido se le mide por su número de votantes", ha expuesto Rivera como forma de tapar que las expectativas en representantes parlamentarios o concejales no se tradujeron en resultados. De los 13 parlamentos autonómicos donde Cs quería entrar en 2016, no lo consiguió en Navarra, Canarias, Castilla-la Mancha, Euskadi y Galicia. Esto se tradujo en 93 diputados, 25 de los cuales en Catalunya, hecho que él mismo ha alabado, recordando que empezaron con 3 en 2012.

El único argumento que Cs ha encontrado para defenderse ante Podemos -dentro el eje de la nueva política- es el hecho de que ellos no son una amalgama de fuerzas con idearios superpuestos. "Solos, unidos, sin confluencias. Aquí queríamos ser la tercera fuerza municipal con nuestros valores y nuestras siglas", recordó sobre los 15-16 municipios donde son "decisivos", según el. El otro argumento clásico que solían esgrimir es que les penaliza el sistema electoral.

Precisamente, este sábado el partido se conjura para decidir cómo resuelve la falta de implantación territorial. La primera idea defendida por la cúpula de Rivera es entrar en gobiernos –y no cerrar sólo pactos de investidura, como ha hecho en 5 parlamentos autonómicos, entre ellos Madrid y Andalucía. La segunda gran estrategia es virar hacia el liberalismo político, abandonando la socialdemocracia como etiqueta del Ideario de la formación.

Según parece, Rivera se va a imponer, ya que su informe de gestión ha sido aprobado con el 97% de los votos, porque una mayoría de los 570 compromisarios, un 70%, lo apoya. Esto le va a traer problemas en Catalunya porque una mayoría de compromisarios catalanes votaron a favor de mantener el "socialismo democrático" a través de la candidatura Mejor Unidos. Pero el jefe de la formación está decidido a dejar atrás sus orígenes. "Cs no es el PSOE", ha afirmado. El portavoz de Cs en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, lo ha rematado diciendo que la socialdemocracia es "una ideología del pasado".

El político catalán no quiere desanimar a los suyos y mira hacia adelante, resaltando las fortalezas del partido. Ha alabado que la formación tiene superávit económico, lo que les permite libertad para defender su ideario. "Todos los partidos están endeudados o quebrados. Pagamos, y quien paga descansa. Nos hace libres para pedir una comisión de investigación por la corrupción el hecho de no deber nada a nadie", ha dicho. Eso se ha conseguido a base de la aportación de afiliados y cargos electos y, en muy menor medida, por donaciones, además del dinero que aporta el Estado en aplicación de la legislación electoral (LOREG).

El grito de guerra para gobernar es firme y el partido ya busca captar nuevos perfiles y caras de prestigio para conseguirlo. "Estoy muy orgulloso de incorporar a independientes. No le cerremos las puertas al talento. No nos miremos el ombligo, sigamos incorporando talento, sigamos detectando talento", ha dicho. Es una referencia velada al economista Luis Garicano, quien no es diputado en el Congreso i que le permite tejer alianzas dentro del grupo ALDE europeo. Su presidente, Guy Verhofstadt, también estaba.

Hacia la Unión Europea mira Rivera cuando afirma que pronto serán la primera fuerza "de referencia" entre los liberales europeos, desafiando al PDeCAT, que también forma parte de este grupo.