Los cimientos de Ciudadanos temblarán este sábado en Coslada para decidir si deja atrás la esencia del partido que nació en Catalunya en el año 2006. La IV Asamblea General votará si suprimir las etiquetas de "socialismo democrático" y el "laicismo identitario" de su ideario fundacional y se queda con la de "liberal, constitucionalista, demócrata y progresista", como quiere la cúpula de Albert Rivera. El objetivo es ganar fuerza a escala estatal y estar listos para gobernar a partir de 2019, ante el riesgo de caer en la insignificancia política.

Rivera tiene claro que quiere un cambio de rumbo y ha tratado de asegurarse de que su estrategia se imponga. El partido naranja cambió en noviembre los estatutos para garantizar primarias antes de la asamblea de este sábado y domingo. España Ciudadana, su candidatura, venció con más del 70% de los votos, hecho que le garantiza que de los 570 compromisarios que se reunirán a la cita, tenga 337 favorables. La votación en abierto podría ayudar a que se impusiera su voluntad, bajo el riesgo de los delegados de no retractarse frente la cúpula dirigente.

El portavoz Juan Carlos Girauta –alineado con el líder– será el encargado de presentar la ponencia de Valores, la más polémica. La batalla está ajustada, porque los 27 representantes catalanes quieren mantenerse en la socialdemocracia, después de que la candidatura Mejor Unidos venciera con el 51% de los votos en la ronda previa en Catalunya, a los otros 26. Los primeros defenderán los éxitos conseguidos, como haber pasado del cinturón rojo del PSC al cinturón naranja. Es el programa que ayudó a elaborar a Francesc de Carreras, que ya no se encuentra entre las filas naranjas.

Rivera quiere consolidar el espacio liberal que el Partido Popular podría dejar huérfano en el tablero político. Según algunas fuentes, él lo habría justificado diciendo que hay quien se avergüenza del ideario de la formación –aunque la cúpula lo niega. Eso pasa después de que la formación naranja diera el salto a la política estatal, de la mano del economista liberal Luis Garicano e ingresara formalmente en el grupo de liberales europeos (ALDE). Precisamente, Guy Verhofstadt es su presidente y fuentes del partido dicen que asistirá a la asamblea.

Síntoma que hay un nicho huérfano en la derecha política es el expresidente José María Aznar, quien se ha quejado a menudo de las subidas de impuestos del ejecutivo de Mariano Rajoy. Las recientes cesiones al PSOE –salario mínimo, pobreza energética– han llevado incluso a algunos opinadores a ironizar sobre un presunto giro a la izquierda del PP. Ese motivo también alimentó los rumores sobre la creación de un nuevo partido de Aznar.

Recentralización competencial

El partido también votará si apuesta por una recentralización de las competencias de las comunidades autónomas.

"Control riguroso de las competencias cognitivas que se imparten en todas y cada una de las comunidades para evitar el sectarismo y adoctrinamiento al que se llegó en algunas de ellas" dice una enmienda educativa. Otra insta a una "comunicación homogénea de la historia (...) que el Estado recupere la revisión de los libros de texto y asegure la correcta impartición a través de exámenes comunes e independientes". Una última añade que las competencias de Educación, Sanidad y Justicia deben ser "ejercidas por el Estado".

La formación naranja dedica un apartado concreto del nuevo ideario al independentismo en Catalunya. Sin embargo, las referencias expresas a su origen catalán han quedado difuminadas por la fuerza que han ganado territorios como Madrid o Andalucía.

Cambios estéticos

Otros debates que se votarán son el de si entrar o no en gobiernos –hay quien cree que Rivera está arrepentido de no estar en el ejecutivo de Rajoy-; limitar las primarias; ampliar el Comité Permanente (la dirección) de 23 a 37 miembros; o agravar las sanciones hacia las corrientes críticas. Un caso de estas características se produjo entre algunas voces que decían que Arrimadas se estaba acercando al catalanismo y el partido cortejaba a los nacionalismos. Fue el caso de la valenciana Carolina Punset.

Los cambios estructurales llegan acompañados de cambios estéticos. El hiperliderazgo de Rivera empezaba a generar dependencia de su figura y el partido ha intentar apostar por un salto a la coralidad. De la sede de la formación en la calle madrileña Alcalá 253 han desaparecido las grandes imágenes del político catalán, que han dado paso a cuadros con todo su equipo: José Manuel Villegas, Melissa Rodríguez, Begoña Villacís, Fernando de Páramo... entre otros. El nombramiento de Arrimadas como portavoz nacional también ha servido para hacer de contrapeso.

Un último detalle también apunta en la línea de dejar atrás su pasado catalán: el apóstrofo en la abreviatura de C's ha saltado por los aires y ahora es Cs