Una revuelta popular en Kirguistán ha sacado de la prisión a Sadir Japarov, a uno de los líderes políticos opositores al régimen que estaba encarcelado desde el 2017, y lo ha hecho presidente de la república. La indignación en las calles estalló después de las elecciones del 4 de octubre que otorgaron la victoria a los partidos favorables al presidente Sooronbai Jeenbekov, y que la oposición tildó fraudulentas. El día siguiente de conocerse los resultados de los comicios, los manifestantes llenaron las calles de la capital, Bishkek, y hubo fuertes enfrentamientos con la policía.

El 6 de octubre, los manifestantes entraron en el centro penitenciario donde se encontraba Japarov junto con otros líderes opositores encarcelados en 2017, y lo liberaron para acabar convirtiéndose en el primer ministro del país. Finalmente, a pesar de asegurar que tenía las cosas bajo control, Sooronobai Jeenbekov ha acabado dimitiendo después de fuertes revueltas por todo el país.

Las elecciones fraudulentas que alzaron la revuelta

Los observadores internacionales consideraron que las elecciones habían sido fraudulentas e incluso la comisión electoral de Kirguistán consideró inválidos los resultados de los comicios.