El ataque a la comisaría de Vic ha sido un golpe en la estructura policial de los Mossos d'Esquadra. Ha cogido al cuerpo y sus mandos completamente por sorpresa y ha hecho saltar las alarmas.

A primera hora de la mañana se han reunido en el complejo central de los Mossos, en Egara, el mayor Josep Lluís Trapero, los máximos mandos, el conseller de Interior, Miquel Sàmper, y el director general de la Policia, Pere Ferrer, para analizar los disturbios de anoche en varias poblaciones después de la detención del rapero Pablo Hasél.

Hoy vuelve a haber concentraciones. La más importante será en Lleida, donde está encarcelado el rapero, y la policía quiere evitar un escenario como el de anoche con saqueos, barricadas quemando y múltiples daños en la vía pública. Entre los ataques, la comisaría de Vic, donde resultaron heridos varios mossos. Sàmper, Trapero y Ferran López visitaron anoche mismo la comisaría que muestra los puntos débiles de la estructura del cuerpo. Y de aquí la preocupación de los máximos jefes de los Mossos d'Esquadra.

A media mañana se espera la comparecencia del conseller Miquel Sàmper y el portavoz del cuerpo, Juan Carlos Molinero, sin el mayor, Josep Lluís Trapero.

La policía investiga los hechos de ayer por toda Catalunya. Hay 17 detenidos entre Barcelona, Vic y Lleida. Dos de las detenciones las hizo la Guardia Urbana de Barcelona.

En Barcelona es donde los incidentes fueron más graves, pero los disturbios de Vic son los que preocupan más a la policía porque los manifestantes entraron en su casa. Los manifestantes rompieron los cristales del juzgado y lanzaron piedras contra la comisaría de los Mossos y la primera línea policial. Todo acabó con cuatro detenidos y 11 agentes de los Mossos heridos.

La lista de heridos final que anunciaba ayer a última hora el SEM era de 17 personas, todas ellas leves.

De hecho, durante los incidentes de ayer hubo varios enfrentamientos contra la policía más allá de provocar desperfectos. La noche cogió un cierto aire de Urquinaona, de la semana de disturbios postsentencia. Los primeros enfrentamientos empezaron en Vía Augusta con barricadas con contenedores quemando y lanzamiento de botellas a un grupo de agentes antidisturbios que esperaba medio escondido en un callejón. La policía catalana respondió con lanzamiento de foam para contener el avance de la protesta.