El Gobierno considera que no es momento de abordar una quita de la deuda a la Generalitat porque supondría una forma de "premio" a los "secesionistas", a pocos meses del referéndum el 1 de octubre. Es la posición manifestada este martes por el portavoz de la Moncloa, Íñigo Méndez de Vigo, después de que en las últimas horas su homólogo en el PSOE, José Luis Ábalos, considerara que las carencias en el sistema de financiación podrían llevar al "colapso" de la institucionalidad en Catalunya. El Ejecutivo, sin embargo, tacha la idea "de ocurrencia": se burla y la descarta.

Ábalos circunscribió la medida en el marco de la Declaración de Barcelona, presentada el viernes pasado junto al PSC. Es el documento que prevé una reforma de la Constitución en el sentido plurinacional y federal, además del cumplimiento de una serie de reivindicaciones catalanas. Son los 46 puntos que el presidente Carles Puigdemont presentó a su homólogo Mariano Rajoy, en una reunión que mantuvieron hace meses. Aun así, por la noche el portavoz de Ferraz se desdijo en un programa de radio y avisó que era su "opinión personal". La portavoz socialista en el Congreso, Margarita Robles, también lo ha rectificado este martes, asegurando que no responde a la posición de todo el grupo.

Ahora bien, la iniciativa socialista se sustentaría en la disposición adicional tercera del Estatut. Esta establece que la inversión del Estado en infraestructuras se tiene que equiparar a la participación relativa del PIB de Catalunya, en relación con el de España, para un periodo de siete años. Ábalos se lanzó a la picina afirmando que el incumplimiento está agravando la deuda catalana y también la valenciana, de modo que la medida también se debería aplicar a la segunda, comunidad que reclama una "deuda histórica". El portavoz incluso abogaba porque las quitas de deuda se planteasen en la reforma del sistema de financiación autonómica.

La cuestión es que este mismo lunes se celebraba en el ministerio de Administraciones Territoriales una reunión para abordar el seguimiento de los acuerdos de la conferencia de presidentes autonómicos. La financiación era uno de los puntos del orden del día, pero fuentes del equipo del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, consultadas por El Nacional, aseguran que el conseller valenciano del PSOE no puso el tema encima de la mesa. Catalunya no envió a ningún representante porque Puigdemont se negó, considerando que los 46 puntos, referéndum incluido, tenían que ser abordados bilateralmente.

El malentendido ocasionado por Ábalos no ha sentado bien en la Moncloa y el mismo De Vigo se ha burlado endureciendo el tono respecto a la Generalitat y el conflicto soberanista. "Me parece un sinsentido porque a estas alturas, donde hay un desafío secesionista, parece que el PSOE lo que quiere es premiar a los secesionistas: rompen ustedes la ley y encima les quito la deuda", se ha jactado en una entrevista en televisión.

Sin embargo, la posición del portavoz de Rajoy a mes de julio contrasta con lo que pensaba Montoro en marzo de este año, quien admitió entonces que no descartaba treguas parciales de la deuda regional en el marco de la reforma de la financiación autonómica. Puesto que era un estado primigenio del acuerdo, insistió en que prefería esperar al conocimiento del dictamen del grupo de expertos para la financiación, que se hará público en agosto.

La idea tampoco ha gustado a Unidos Podemos, si es que se propone como forma de resolución del conflicto catalán. La portavoz en el Congreso, Irene Montero, expone que una quita de la deuda de Catalunya con el Estado "no sería útil" para resolver la tensión territorial, pues "la bola mágica" no solucionará la cuestión catalana. Montero ha recordado que después de la cita del 1-O, la formación lila seguirá insistiendo en un referéndum "pactado y con garantías". Lo que no explica es como conseguirán que así sea, pues el PSOE ya les ha advertido que no está por considerar a los catalanes nación con derecho a decidir.