María Dolores de Cospedal optó el jueves pasado por enmudecer en la comisión de la Kitchen del Congreso de los Diputados. En cambio, la estrategia de Mariano Rajoy este lunes ha sido la contraria: responder a todos e incluso enfrentarse con algunos diputados, como el republicano Gabriel Rufián. Ha respondido para negarlo todo y para salir en defensa de la entonces cúpula del Ministerio del Interior, el ministro Jorge Fernández Díaz y el secretario de Estado Francisco Martínez, ambos imputados por esta trama parapolicial para robar documentación comprometedora a Luis Bárcenas.

Por negar, el expresidente del Gobierno ha negado incluso la existencia de una caja B en el Partido Popular, sino que era una cosa exclusiva del entonces tesorero Luis Bárcenas. Cuando le han reprochado justamente las sentencias que condenan el partido, Rajoy ha argumentado que la formación fue condenada como "partícipe a título lucrativo, que exige el desconocimiento de los hechos". Si no, ha rebatido, "no seríamos condenados como partícipes a título lucrativo". Ha insistido en que ningún tribunal ha "acreditado" esta caja B y que ni él ni ningún miembro del PP tenía conocimiento. "Ni tuve ningún conocimiento ni ningún tribunal lo ha dicho", ha remachado.

 

Tampoco ha tratado nunca con el excomisario José Manuel Villarejo, ha reiterado por activa y por pasiva. El exfuncionario policial declaró en esta comisión que mantuvo contacto directo con Rajoy justamente en torno al operativo Kitchen para seguir y robar documentos a Bárcenas. "No le conozco ni he hablado en mi vida con él, ni directa ni indirectamente. Jamás le he mandado ningún mensaje y jamás me ha enviado ningún mensaje", ha repetido en varias ocasiones cuándo ha aparecido el nombre de Villarejo. Ante las acusaciones, ha rebatido que tanto él como Bárcenas, en el ejercicio de su derecho a la defensa, "tienen el derecho a mentir".

La misma tónica con respecto a la propia Operación Kitchen, a quien Villarejo también ha situado al frente a pesar de no estar imputado. "No he tenido conocimiento nunca de esta operación", ha defendido el expresidente conservador, que ante la insistencia de algunos portavoces ha insistido: "No he dado ninguna instrucción de algo que no conocía". También ha negado tener conocimiento de un supuesto audio, de una conversación entre él y Bárcenas, donde supuestamente destruiría pruebas en una trituradora.

Es más, Mariano Rajoy ha salido en defensa de quien fue su cúpula en el Ministerio del Interior, hoy imputada por la Operación Kitchen: el ministro Jorge Fernández Díaz y su número dos Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad. De los dos ha dicho tener una "magnífica opinión" y y que cree en su "inocencia". En varias ocasiones ha apelado a su presunción de inocencia, recogida por los tratados internacionales de derechos humanos y por la Constitución española. En algún momento ha llegado a aleccionar a los portavoces sobre derechos fundamentales.

Unas declaraciones que chocan con las del excomisario José Manuel Villarejo, que hoy mismo ha vuelto a insistir en que Rajoy autorizó la Operación Kitchen y que, por lo tanto, tenía pleno conocimiento. "Nadie de cierta categoría puede creerse que el señor Rajoy no estaba detrás de esta autorización", ha asegurado al exfuncionario policial en declaraciones en las puertas de la Audiencia Nacional. En comisión llegó a explicar que se intercambiaba mensajes con el entonces presidente del Gobierno.

Tensión con Rufián

Mariano Rajoy se las ha tenido con varios portavoces de los grupos parlamentarios, pero especialmente con el republicano Gabriel Rufián. El portavoz de ERC ha arrancado preguntándole "por qué miente" al negar la existencia de la caja B en el interior del PP, y le ha entregado una copia de la sentencia de la Gürtel que justamente impulsó la moción de censura de Pedro Sánchez. La intervención ha acabado con Rufián leyendo la larga lista de casos de corrupción que han perseguido al PP durante los últimos años. "Menos mal que usted no es juez porque, si no, garrote vil", le ha espetado Rajoy haciendo el gesto con la mano sobre el cuello. El presidente español le ha acusado de "agredirle" durante el interrogatorio, intentando hacer de "policía, fiscal, juez instructor y tribunal sentenciador". Y ha concluido: "Hoy ha hecho el ridículo".

 

El PP al ataque

El PP ha acabado su participación en la comisión de investigación al ataque, con la portavoz parlamentaria Cuca Gamarra al frente. Es la única diputada que no ha hecho ninguna pregunta, pero ha despotricado contra sus compañeros "comunistas, independentistas y demás representantes de la izquierda más radical" por haber protagonizar un "espectáculo" y una "causa general" contra su formación.

Una vez finalizadas las declaraciones, los diputados empezarán a redactar las conclusiones de la investigación. El informe tendrá que ser aprobado por la comisión antes de que acabe el año 2021 y después de vacaciones de Navidad se elevará al pleno del Congreso para su ratificación.