Mariano Rajoy se levantó el lunes desayunando en el hotel Westin Palace de Madrid e irá a dormir este fin de semana investido presidente del gobierno por el Congreso. La distancia entre los dos edificios es de escasos 300 metros, pero los más de 300 días en funciones han supuesto una carrera de fondo hasta llevar a Ciudadanos y el PSOE a su terreno. Los populares ahora asumen que un gobierno en minoría implica cesiones. Así y todo, fuentes de Génova avisan de que no habrá "maximalismos" en los acuerdos, y en paralelo, buscan vías para escapar de las constricciones del Parlamento.

El primero alto en el camino que tendrá que hacer Rajoy será esta noche, cuando el monarca Felipe VI le proponga que sea candidato a presidente. El desfile por Zarzuela de este martes durante el día tendrá dos particularidades respecto de consultas anteriores. La primera vendrá del PSOE porque por primera vez en España, alguien que no es el líder del partido acudirá a la recepción con el Rey. Al socialista asturiano Javier Fernández le tocará la tarea de comunicarle que se abstendrán en la investidura y que, por tanto, el líder del PP aceptará el encargo.

El PSOE, el gran aliado

Los genoveses están pletóricos de felicidad pero tratan de esconderlo ante las cámaras con adjetivos como "contentos". Quieren evitar la dialéctica de los 'vencedores y los vencidos' hacia los socialistas. Un ejemplo es que Rajoy hace días prepara un discurso de investidura que, según supo este diario, será de tono "conciliador". Las órdenes de la dirección en Génova son claras en cuanto a la prudencia y el respeto a proferir hacia su rival en la "muy razonable" e "importante" decisión tomada. Así, el presidente acostumbrado al rodillo de la mayoría absoluta, extenderá la mano a Ferraz.

Durante el desayuno, el gallego dijo que había cuestiones de la resolución del comité federal que serán estudiadas por el nuevo gobierno. No será el caso de la reforma laboral. Tampoco habrá ningún debate sobre el federalismo que propugna Ferraz porque no consta en el texto de la abstención. Serán ámbitos como la revisión de la LOMCE, convocar la reunión del pacto de Toledo para abordar las pensiones, forjar un gran pacto por la educación y la violencia de género, o combatir el "problema territorial" soberanista.

En Moncloa son conscientes sobre qué supone un ejecutivo de 137 diputados. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría tacha la legislatura que vendrá como una de "corte colaborativo". Así tendrá que ser porque la gestora socialista ha avisado de que ellos no garantizarán la estabilidad, sino que el PP se la tendrá que ganar. El primer gesto será el de los presupuestos, donde las autonomías socialistas querrán influir en la financiación. Aun así, algún miembro de la dirección del PSOE no prevé una legislatura corta porque ellos necesitan tiempo para reconstruirse.

El escapismo de Moncloa

Aun así, el gobierno español siempre guarda un as en la manga: la legalidad y el Tribunal Constitucional. Según El Confidencial, en Moncloa temen que el Congreso decida condicionar la legislatura a Rajoy. Es decir, moler su obra a base de vetos o peticiones de ampliar las cuentas del Estado. Por ello, planean recurrir al TC cuando haga falta para que la cámara baja respete su capacidad de vetar proyectos que impliquen incrementar el gasto estipulado, o bien, forzar a bajar los impuestos para disminuir la recaudación. Y si no, siempre quedará amenazar a PSOE y C's con nuevas elecciones en junio.

Pero no podrá obviar el líder popular la mochila que le ha permitido llegar a los 170 diputados. El gallego cuenta con los votos positivos de C's, quien tratará de hacer valer el único gran acuerdo a escala nacional que vincula el PP. Por eso, Albert Rivera lamenta que el PSOE no haya negociado la abstención para poder presionar más. También habrá que satisfacer las peticiones de Coalición Canaria, quien reivindica la agenda canaria. En cuanto al resto de socios, el PNV, Compromís, o el PDECat, quedará ver si se abren a ententes puntuales.

Antes del infierno de geometrías variables, algunas voces creen que el calendario de investidura será conforme a los tiempos del Rey, quien estará en Colombia hasta el fin de semana. Eso supone que el discurso de Rajoy podría ser el jueves 27, la primera vuelta el viernes 28 y la segunda, el domingo 30 de octubre. La decisión pertenece a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, a quien el monarca notificará que Rajoy es el candidato a la investidura. Así será el recorrido de este hasta la ceremonia, donde sentirá la palabra abstención del que él dice ser su máximo aliado en defensa de la patria: el PSOE.