Carlos Mazón se encuentra desde el viernes recluido en Alicante, rodeado de su círculo más cercano, meditando los pasos a seguir de ahora en adelante, muy consciente de que su futuro como presidente del País Valencià y máximo cargo político del partido popular en la región tiene las horas contadas. Mazón está enganchado al teléfono, según apuntan varias informaciones, y ya sabe que no será el próximo candidato del partido para la reelección en los comicios de 2027. Pero esta fecha queda muy lejos, y el presente inmediato de Mazón es lo que tiene a todo el mundo en vilo. El president valenciano es muy consciente de que el PP ya ha asumido que su situación es insostenible, que no puede continuar en el cargo y que ya está amortizado políticamente, pero todo depende de su decisión. Y Mazón se juega muchas cosas que afectarán a su futuro, tanto profesional como económico, porque difícilmente podrá seguir viviendo de la política, al más alto nivel, como hasta ahora. Su futuro inmediato parece que implica abandonar la presidencia y asumir un papel menor o retirarse de la primera línea política después de 25 años dedicado a cargos públicos.
Mazón es un cadáver político, sostienen en Valencia, pero la pelota está en su tejado. Hay muchos intereses en juego, políticos y también personales. Él tiene muchas cosas que perder, pero también su partido, en función de la decisión que tome. De entrada, desde el punto de vista personal, Mazón se juega la estabilidad económica a largo plazo, porque solo podrá cobrar el sueldo público de aproximadamente 70.000 euros anuales durante 15 años si completa la legislatura como presidente de la Generalitat Valenciana o si convoca elecciones antes de que esta finalice, según se establece en el Estatuto de los expresidentes de la Generalitat Valenciana y la ley 6/2002, que regulan estos derechos. Según la ley, para tener derecho a esta remuneración prolongada y a los beneficios asociados —como dos asesores y coche oficial—, el expresidente debe haber completado al menos el mandato entero o convocar elecciones anticipadas. Si Mazón no convoca elecciones ni termina la legislatura, solo tendrá derecho a cobrar este sueldo durante dos años, el tiempo que haya ejercido hasta entonces, y no durante quince años. Por eso, si abandona el cargo anticipadamente sin convocar elecciones, perdería la estabilidad económica a largo plazo que conlleva completar el periodo oficial.
No es una decisión fácil, ni cosa menor, porque Mazón ha vivido de la política desde 1999, cuando fue nombrado director general del Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ). Desde entonces, ha ocupado varios cargos públicos en la Generalitat Valenciana, la Diputación de Alicante y el Ayuntamiento de Alicante, con un paréntesis entre 2009 y 2019 dedicados a la dirección de la Cámara de Comercio de Alicante. Regresó a la política institucional como presidente de la Diputación de Alicante en 2019 y, desde entonces, ha ido escalando hasta ser presidente de la Generalitat Valenciana en 2023. Este cargo tiene fecha de caducidad, aunque la fecha la pondrá él, y lo que es casi seguro es que será antes de 2027, cuando termina su legislatura. Mazón es licenciado en Derecho, formación que cursó en la Universidad de Alicante, donde se graduó en 1997. Después de completar sus estudios de Derecho, trabajó como jurista hasta que inició su carrera política. Siempre podría volver a ejercer su profesión, pero hay que tener en cuenta que la crisis de imagen que le afecta puede también ser decisiva para su futuro profesional.
Pero aunque la convocatoria de elecciones anticipadas pueda beneficiarlo personalmente, esta es una opción que preocupa al Partido Popular, por el impacto que puede tener esta crisis en la imagen y control del partido que tiene Feijóo, temiendo una debilidad ante futuras elecciones generales, sobre todo por el papel que puede jugar Vox. Las encuestas siguen dando ventaja al PP, aunque perdería entre 4 y 6 escaños respecto a 2023, situándose alrededor del 29-31 % del voto y posiblemente obteniendo entre 33 y 35 escaños. Pero Vox aparece como la fuerza que más crece, alcanzando entre el 16,5 % y casi el 20 % del voto y subiendo hasta entre 17 y 20 escaños, convirtiéndose en clave para la estabilidad del bloque de derecha.
Según El País, en el PP crece la sensación de que Feijóo ha esperado demasiado. Algunos dirigentes lo consideran víctima de las maniobras de Mazón, pero advierten que su demora puede pasarle factura y evidenciar la pérdida de control sobre los barones. Feijóo reunirá este lunes al Comité Ejecutivo Nacional, que incluye a los barones y máximos dirigentes del partido -con la incógnita de sí Mazón asistirá-; una reunión rutinaria mensual del órgano, pero que coincide con esta crisis en la Comunidad Valenciana, y en el que uno de los temas centrales puede ser el relevo en la presidencia valenciana, con posibles candidatos como Vicent Mompó, el escogido por el partido regional, o María José Català, la favorita de Génova, aunque implicaría desvestir a un santo (la alcaldía de la ciudad) para vestir a otro (la presidencia de la Generalitat).
“No te dejes hacer un Rita Barberá”, le han advertido en privado a Mazón dirigentes del partido valenciano, los mismos que quieren que su sucesor sea Vicent Mompó, en contra de la opinión de Génova. La expresión hace referencia a la experiencia política y trágica de Rita Barberá, exalcaldesa de Valencia, que fue presionada por su propio partido, el PP, para que se apartara después de verse implicada en una investigación por presunta corrupción. Aunque Barberá se negó inicialmente a dimitir, acabó aislada políticamente, fuera del PP, alejada de la política activa y con un final político y personal muy duro y solitario, hasta su muerte, que fue vista como un abandono político y social por parte de sus antiguos compañeros. Esta frase es, por lo tanto, una llamada a resistir la presión interna y externa y a no convertirse en un presidente condenado a la irrelevancia política y al ostracismo dentro de su propio partido.