Como explicaba ayer El Nacional, el sistema electoral español fue diseñado durante la Transición, con el fin de favorecer la victoria de Adolfo Suárez y a su partido Unión de Centro Democrático (UCD). Este sistema comportaba dos efectos: la consolidación del bipartidismo, y una propensión a sobrerrepresentar las zonas rurales, donde la fuerza conservadora del momento –UCD, Partido Popular– obtenía su mayoría de votos.

Pero el escenario previo a los comicios del 20D es pionero y revelador. Por primera vez, dos nuevos partidos romperán la lógica del sistema electoral de la Transición, a partir de sus propias reglas y limitaciones. Si Ciudadanos y Podemos obtienen representación suficiente, ya han anunciado reformas en la ley electoral, la LOREG. No será así con Partido Popular (PP) y Socialista (PSOE), que sólo proponen pequeños cambios.

PP, hoy 'no toca'

Asumiendo que el sistema electoral actual beneficia a las fuerzas conservadoras, se explica por qué el programa del Partido Popular (PP) no propone una reforma profunda al respecto. La actual ya le es beneficiosa. De hecho, este factor podría ser uno de los que explican por qué Rajoy aguanta en muchas provincias agrarias, a pesar de su bajada en número de votos (del 44% al 28% entre 2011 y 2015).

Si bien, en su programa se compromete "al respecto de la costumbre constitucional que sólo formará gobierno la candidatura más votada en España". Pero la sentencia que repitió la candidata Maria Dolores de Cospedal no es del todo cierta. La posibilidad de hacer coaliciones para desbancar la lista más votada existe, y ha pasado cuando dos o más partidos han hecho acuerdos que sumaban una mayoría absoluta.

Son ejemplos los gobiernos del tripartito en Catalunya, durante el 2003 y el 2006. Por tanto, la propuesta de PP pretende afianzar su previsible victoria por mayoría simple.

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PSOE, desbloqueo de las listas

En el Estado español las listas electorales están bloqueadas y son cerradas, es decir, los partidos preconfiguran el orden y los candidatos que las conforman, y estos son inamovibles. Cuando los ciudadanos votan, lo hacen aceptando el conjunto, y la distribución de escaños posterior se realiza según el mismo orden. No hay enmienda.

La propuesta del Partido Socialista para el 20D es "mejorar la proporcionalidad del sistema" –sin definir a partir de qué procedimiento– y desbloquear las listas. Del conjunto de candidatos propuestos, el elector podrá escoger el orden o a quienes prefiera.

El hecho contribuye a los personalismos. Es decir, los ciudadanos podrían tomar la decisión de escoger a la persona de la formación política con quien se sientan identificados. Eso comporta que los políticos también se esfuercen al forjar simpatías entre el electorado.

Dentro de los partidos, la propuesta liberaría a los candidatos de las alianzas, al mismo tiempo que del trabajo que llevan a cabo para conseguir las primeras posiciones del listado. Asimismo, también hay riesgo de que los más "populares" copen el espectro mediático, en detrimento de aquellos con más experiencia política –a pesar que no son cualidades excluyentes.

Podemos, la circunscripción autonómica

Como El Nacional informaba ayer, el sistema electoral español se basa en la fórmula de Hondt para la conversión de los votos en escaños. Este sistema no es totalmente proporcional, pero genera distorsiones acusadas allí donde las circunscripciones –las provincias– son menores a 8-9 escaños. La mayoría de zonas rurales presentan este escenario, quedando sobrerrepresentadas.

El hecho beneficia a los partidos de cariz conservador, porque acostumbran a tener allí más electorado. En cambio, los partidos progresistas –y también los más pequeños– se benefician de las circunscripciones con más escaños y, por consiguiente, más proporcionales. Es por ese motivo que Podemos –"de izquierdas" y "urbano"– propone sustituir la provincia por la Comunidad Autónoma como unidad electoral.

También insta a repartir los escaños en función de la población. La ley electoral asigna dos escaños por provincia, y el resto, según el número de habitantes, hasta alcanzar el total de 350 diputados. Esta asignación también sobrerrepresenta a las regiones rurales, generando diferencias de igualdad política entre regiones. En la práctica, un voto en Soria vale más que uno en Barcelona, pues se necesitan menos para obtener un escaño.

En consecuencia, el objetivo de los de Pablo Iglesias es aumentar la proporcionalidad y la igualdad del sistema, de las cuales también se verían beneficiados.

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Ciudadanos, el sistema alemán

La propuesta de Ciudadanos es la más rupturista de todas. Pretende impulsar una reforma electoral inspirada en el modelo alemán, donde cada elector dispone de dos votos. De los 350 escaños actuales, 175 se escogerían en circunscripciones no mayores a la provincia, y de forma unipersonal –a un candidato–. El resto se escogerían a través de listas proporcionales desbloqueadas, y presentadas por el partido a nivel nacional.

Pero los beneficios de este sistema podrían no producirse en la práctica. Explica el politólogo especialista en sistemas electorales, Pablo Simón, que la forma como se articula el sistema alemán es de difícil comprensión para el votante –que tiene que emitir dos votos–. Añade que la "cercanía" de la figura del candidato uninominal no se acaba produciendo, ya que los partidos todavía mantienen fuerte control y supervisión de quienes se presentan. Finalmente, Simón añade que su proporcionalidad es manipulable, y se han registrado dificultades para garantizar la paridad de género.

Parece que el espíritu de la transición se mantiene, cuando todas las fuerzas políticas proponen sistemas electorales que puedan beneficiar sus intereses. Pero España no es un caso aislado, y muchos países han actuado a largo de la historia con dinámicas similares.