"El president nunca va solo". Este es la manera de trabajar del equipo de Carles Puigdemont y este jueves no era una excepción. Cuando el líder independentista descendía en el aeropuerto del Alguer del avión en que había viajado desde Bruselas ya sabía qué le esperaba en tierra.

Puigdemont viajaba acompañado en el avión, mientras que en el aeropuerto le esperaban el senador Jami Matamala, el director de su oficina, Josep Alay, y una colaboradora de estrecha confianza.

El objetivo del viaje era participar en el Encuentro Internacional Adifolk y reunirse con el presidente de la región de Cerdeña y con el Síndico del Alguer.

Inmunidad

Después de que el Parlamento Europeo aprobó el pasado mes de marzo el suplicatorio solicitado por el juez Pablo Llarena, los abogados de Puigdemont habían presentado un recurso que llevó a que temporalmente se le devolviera la inmunidad. No obstante, el Tribunal General de la UE anuló esta suspensión el mes de julio con el argumento que España había asegurado que la euroorden contra Puigdemont se había paralizado a la espera de que Luxemburgo respondiera a Llarena diferentes cuestiones prejudiciales al respecto. Es decir, que no tenía inmunidad pero el Tribunal no veía riesgo de detención.

Por eso, Puigdemont ha podido viajar a Estrasburgo para participar en las reuniones del Parlamento Europeo, pero también ha estado viajando a la Catalunya Nord este verano y la semana pasada en París.

No obstante, el Tribunal Supremo asseguró ayer que las euroordenes siguen vigentes y que las prejudiciales de Llarena solo afectaban a Bélgica.

Detención

El viaje a Italia en avión transcurrió en absoluta normalidad pero en tierra pasaba alguna cosa. Las personas que esperaban a Puigdemont se dieron cuenta de que pasaba algo extraño. No es la primera vez que se encuentran en esta situación. Josep Alay, objeto también de una intensa persecución judicial por su papel en el procés, acompañaba a Puigdemont cuando fue detenido en Schleswing-Holstein en el 2018.

Les llamó la atención la actitud de dos policías uniformados. A continuación aparecieron numerosos policías de paisano. Con posterioridad, fuentes de les autoridades de l'Alguer han informado que los policías provenían de Roma. También, las últimas horas se ha apuntado que entre los agentes presentes en el aeropuerto podría haber agentes de la policía española. No obstante, el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, ha desmentido este extremo. Por su parte, el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, ha puesto en cuestión el control que el gobierno de Pedro Sánchez tiene sobre este asunto.

Puigdemont y su acompañante fueron informados por las personas que les esperaban en el aeropuerto sobre la inusual presencia policial. Los dos conocían esta situación antes de salir del avión.

Por eso no les cogió por sorpresa cuando se encontraron a la policía esperándolos en la puerta. Allí mismo se le identificó y fue trasladado a la comisaría del aeropuerto.

El político independentista ha pasado la noche en la prisión y está todavía a la espera de pasar a disposición de los jueces de la Corte de Apelación de Sàsser. Podría declarar a última hora de la mañana o incluso mañana.

La previsión es que el encuentro Adifolk concentre a muchos catalanes en el Alguer este fin de semana. Unas 800 personas de diferentes organizaciones de cultura tradicional ya salieron ayer desde Barcelona en barco. Pero también autoridades políticas, como la presidenta del Parlament, Laura Borràs, que viaja este mediodía como tenía previsto, o la consellera Victòria Alsina, que ya está en Italia desde ayer.

 

En la imagen principal, Carles Puigdemont en Waterloo / Efe