La única rendija legal para que en un futuro pueda celebrarse una investidura telemática del presidente Puigdemont es que se reforme el reglamento del Parlamento. El impulso de esta vía se acordó ya hace medio año, y justo ahora empieza a moverse.

Esta mañana se ha celebrado la segunda reunión de la ponencia de la reforma del reglamento del Parlamento, un título muy técnico y que, resumido significa que los grupos parlamentarios se encuentran para decidir qué hay que cambiar del manual que regula el funcionamiento de la cámara. Hoy cada grupo a expuesto sus propuestas. Y hay de todo tipo: fomentar un lenguaje no sexista, hacer más paritaria a la mesa, eliminar la figura de cabeza de la oposición o que se necesiten sólo tres diputados y no cinco para tener un grupo parlamentario.

En medio de esta retahíla de propuestas, JxCat ha incluido "la previsión que todos los diputados puedan participar de forma no presencial a las sesiones, debates y trabajos parlamentarios". La introducción de este punto en el reglamento permitiría una investidura a distancia y serviría también para los presos (no inhabilidades).

La cuestión es que no hay plazos fijados y que no hay previsión de cuando|cuándo pueden acabar aprobándose estas propuestas que ahora inician la fase de discusión. De hecho, fuentes del entorno de Puigdemont afirman tener claro que habrá maniobras dilatorias y filibusterismo parlamentario con el fin de retrasar el trabajo de esta ponencia.

Es el tercer intento de JxCat para la investidura. El primero fue justo hace un año, con el pleno del 30 de enero. Una vez Roger Torrent lo anuló sine die, lo probaron con la reforma de la ley de la presidencia, que aprobaron JxCat, ERC y la CUP. Pero el Tribunal Constitucional suspendió aquella ley. Queda pues el camino más largo e incierto, en que es la reforma del reglamento.