El president en el exilio, Carles Puigdemont, se ha mostrado harto del espionaje político que se practica en España, y ha criticado que desde las instituciones del Estado se filtren conversas abiertamente políticas, que no tienen nada que ver con hechos delictivos.

"España es una monarquía bananera. Los derechos fundamentales son pisados con impunidad y complicidad judicial si se trata de combatir al independentismo. Aunque de esta deriva totalitaria, que acosa a disidentes, no hablen los "bien informados" corresponsales de The New York Times", ha indicado Puigdemont en la red, aludiendo también a la información del diario americano sobre la supuesta fábula rusa, basada en un polémico informe de la Guardia Civil.

Puigdemont ha respondido de esta manera a un tuit de la abogada Isabel Elbal, pareja de Gonzalo Boye, donde criticaba una información de El Confidencial que reproduce una conversación de Signal donde este y el director de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, hablan simplemente de estrategia política. Un ejemplo claro de espionaje político. "Eso es incompatible con una profesión tan digna y democrática como el periodismo. Es una injerencia inadmisible en el derecho fundamental al secreto de las comunicaciones. Me gustaría saber qué opina el autor de esta pieza infame sobre el secreto profesional", ha indicado Isabel Elbal.

Puigdemont

 

El Confidencial publica como exclusiva los supuestos mensajes de las conversaciones entre Boye y Alay sobre la idea del abogado presentar a Catalunya como la minoría nacional que es en España, a fin de que la UE entienda mejor la reivindicación independentista. Es una tesis que Boye ha desarrollado en numerosas conferencias, por ejemplo con el derecho de veto que siempre acaba teniendo la mayoría española sobre las cuestiones catalanas.

Puigdemont visitó la semana pasada en París la Asamblea Nacional francesa para reunirse con un grupo de senadores y diputados ante la cual ya denunció "la estrategia de represión del estado español".

Puigdemont aseguró que se trata de una estrategia "muy sofisticada" que incluye lawfare, en referencia a la guerra judicial; fake news, dentro de las que enmarca las informaciones sobre la supuesta vía rusa del procés que se han publicado, entre otros, en un artículo de The New York Times, y también espionaje político para perseguir y atacar la reputación de disidentes políticos. "Espionaje político de alta envergadura del que tenemos pruebas, y que será debidamente denunciado", advirtió.

El líder independentista explicó, después de la reunión con senadores y diputados de los grupos de la Francia Insumisa, Libertades y Territorios y Ecologistas, que denunciará esta situación en el Parlamento Europeo porque el espionaje político es "un delito muy grave" y el hecho de ser víctima y tener pruebas lo obliga en su condición de eurodiputado a ponerlo en conocimiento de "todas las autoridades".