Un año y medio después del referéndum del 1-O y la declaración de independencia del 27 de octubre, son muchos los medios que se siguen interesando por el conflicto y por la figura del presidente en el exilio Carles Puigdemont. El último ha sido el Clarin, el diario más importante de Argentina, que ha entrevistado al presidente en la Casa de la República en Waterloo (Bélgica). Preguntado por si él y su Gobierno cometieron algún delito, él lo niega: "Declarar la independencia puede ser ilegal, pero no es delito".

El presidente ha indicado que la declaración de independencia del 27 de octubre de 2017 "fué válida, hecha por un Parlamento legítimo, democráticamente escogido". "Además no ha sido rectificada por otro Parlamento [catalán]", ha recordado. "Hay un hito y está realizado. La parlamentarización de la independencia ya está hecha", ha añadido.

También niega ser un huido de la justicia: "La justicia española sabe dónde vivo. El Tribunal de Cuentas me envía las notificaciones aquí -dice-". "Eso no se corresponde con la descripción de un prófugo. Un prófugo es alguien que no se sabe donde está y que cuando la justicia la ha requerido" ha "huido", explica.

Puigdemont también hace balance después del convulso 2017 y reivindica: "Hoy Catalunya es un sujeto político de facto. No lo era hace dos años. Es un sujeto político reconocible como tal y eso forma parte de una estrategia: antes de llegar al reconocimiento hay que conseguir el conocimiento".

Cuando el diario le plantea que hay mucha gente que lo ve como un traidor, Puigdemont lo dice claro: "Si hubiera decidido simplemente salvar mi piel y hubiera cambiado mi vida y desaparecido, eso sí que habría sido una gran traición". "La gente sabe que no me fui de vacaciones o con una beca Erasmus. La gente sabe que yo me he complicado bastante la vida", añade sobre este aspecto.

Con respecto a la situación actual del independentismo, Puigdemont explica que si hay dirigentes que están en la prisión y hay otros que están en el exilio es a causa de que "el Govern llegó al acuerdo que, llegado el momento, cada uno tomaría la decisión que considerara mejor y que lo respetaríamos y es lo que" hemos "hecho". Este hecho, reconoce Puigdemont, dificulta "el liderazgo en términos estratégicos" pero también avisa que hay "un liderazgo que sigue intacto: la sociedad catalana".