El malestar entre ERC y Junts por las declaraciones de Gabriel Rufián (el cual ya se ha disculpado por las formas) sobre las supuestas relaciones del entorno del expresidente Carles Puigdemont ya hace cerca de 48 horas que dura. El dirigente de ERC pidió este miércoles "disculpas" por si la "contundencia" que utilizó a la hora de abordar los supuestos contactos entre el entorno de Puigdemont y el Kremlin "molestó a según quien". Rufián, afirmó que "la situación requiere esta contundencia". Este jueves quien ha salido a explicar su versión y a cerrar filas con Josep Lluís Alay ha sido el propio expresidente Puigdemont.

En un artículo en La Vanguardia, el dirigente de Junts ha negado cualquier encuentro con "ningún dirigente, exdirigente o persona representante de la Federación rusa" y ha cerrado filas con el director de su oficina, Josep Lluís Alay, el cual ya dejó claro que "nunca" había buscado el apoyo del Kremlin y que sus viajes a Rusia eran por motivos que no tenían nada que ver "con buscar el apoyo directo de ningún país y menos financiero". En el escrito, Puigdemont habla de su situación en el exilio y recuerda que uno de los motivos principales por el cual decidió marcharse de Catalunya fue por "la internacionalización del procés de independencia".

Los múltiples encuentros y reuniones de Puigdemont

Puigdemont explica que durante los últimos años se ha dedicado a viajar para tener "tantas reuniones y encuentros como me ha sido posible con dirigentes, exdirigentes y personas representantes o con encargos de gobiernos de todo el mundo. Me he encontrado con personas de los diferentes continentes". El expresidente y eurodiputado concreta que en estos encuentros se ha visto con "desde jefes de Estado hasta diputados de países africanos donde se violan los derechos humanos de manera sistemática, pasando por banqueros de países candidatos a la UE o de alguna de las democracias más indiscutibles del mundo".

Con eso, Puigdemont quiere dejar constancia que, evidentemente, en estos encuentros se ha hablado del procés de independencia y que, en todas las ocasiones, "la conversación sobre la independencia ha surgido a iniciativa de mis interlocutores, interesados en conocer la situación de primera mano." Ahora bien, donde sí que pone énfasis el expresidente está en el hecho de que "en ninguna de las reuniones y encuentros se ha abordado el escenario del reconocimiento, aunque este es también uno de los objetivos que tenemos fijados para culminar el procés de independencia" y que en todos los encuentros su objetivo "era y es ampliar el conocimiento internacional de la realidad del conflicto. Para reconocer, primero te tienen que conocer.

Cierra filas con Alay

Carles Puigdemont, en su artículo, ha querido cerrar filas con uno de sus hombres de confianza, Josep Alay, a quien ha descrito como un "académico brillante y conocedor profundo de varias regiones del mundo, particularmente de Asia, que habla y entiende más de 10 lenguas". Es en este momento cuando el dirigente independentista ha cargado contra las críticas recibidas: "Sé que este tipo de apoyos causan urticaria a aquellos que nos querrían mediocres, adocenados y acomplejados. Y que lo intentan criminalizar de la manera que han criminalizado el independentismo".

El expresidente ha explicado los motivos de los encuentros con el entonces presidente de Armenia y ha matizado que nunca se encontró con representantes del Kremlin, dicho esto, ha añadido que "todo lo que salga de este esquema es pura fantasía y especulación, que no tiene ningún otro interés que el de manipular para obtener el objetivo de desacreditar o atacar la reputación del movimiento independentista". Finalmente, Puigdemont ha pedido que el independentismo no sea un movimiento que se tenga que cerrar en sí mismo y que no se renuncie a tener contactos internacionales. "No somos una región, no somos una mera comunidad autónoma. Somos una nación, y las naciones procuran tener voz en el mundo, y procuran tener conocimiento de todos los conflictos e intereses que hay en juego en el mundo", ha subrayado.