El presidente en el exilio Carles Puigdemont ha cargado contra el "pactismo mágico" de ERC, y ha avisado de que con su estrategia está contribuyendo a la "cronificación" del conflicto. A su parecer, "pretender resolver cuestiones estructurales de fondo aprovechando la debilidad parlamentaria de un gobierno es de una ingenuidad peligrosa".

En un artículo en La Vanguardia, Puigdemont remarca que se trata de un "ejercicio de autoengaño que quizás permite transitar pacíficamente de unas elecciones a otras, pero que contribuye a la cronificación del conflicto, que es el escenario donde el fuerte gana siempre". "Ni la supervivencia de un gobierno de izquierdas en el Estado ni la lucha contra la extrema derecha justifican ningún aplazamiento estratégico", ha avisado.

Puigdemont ha alertado de que los "atajos" pueden ser una "trampa", y ha añadido que "quien vea en los acuerdos con el Estado un atajo para hacer más transitable e indolora la consecución de la independencia no está explicando la verdad". En este sentido, ha apuntado que los críticos con la estrategia de 'Tenemos prisa' precisamente tienen ahora una "prisa exagerada para pactar con el Estado como si de esta táctica dependiera todo".

"Los críticos con el independentismo mágico son ahora los defensores del pactismo mágico", ha ironizado haciendo referencia a ERC, a quien ha advertido que este pactismo "está lejos de demostrar la eficacia de sus predecesores" aunque se anuncie como un "remedio que predispone la cura de casi todos los males".

"El peso de Felipe V, Primo de Rivera y Franco"

El presidente ha defendido que la estrategia de la consecución del estado propio no tiene que estar vinculada a las mayorías que haya en España, porque al otro lado siempre estará la misma respuesta, fijada por el programa de gobierno de quien gobierne, pero también por sus predecesores. En el debate con el Estado, ha continuado, siempre está el peso del legado de Felipe V, Primo de Rivera i Franco a través de ministros, funcionarios, jueces y decretos.

Según él, las "escasas mejoras que se obtengan nunca serán a cuenta del debilitamiento del poder del Estado". También ha lamentado que el catalanismo no haya construido en este tiempo un sistema experto y "robusto" después de más de "100 años de confrontación".

En este punto, ha criticado que una parte del catalanismo sintiera la "necesidad obsesiva de matar el legado político y de obra de gobierno de Jordi Pujol", todavía dedicando "ingentes esfuerzos a estigmatizar a los convergents".