Es una exageración, una licencia tocada de hipérbole, una burrada, si se quiere, comparar la portada dominical de El Mundo con el tercer acto de Julio César de Shakespeare. Bruto explica por qué ha asesinado a César: "No porque amaba a César menos, sino porque amaba más a Roma". Eso es lo que tal vez imagina Emiliano García-Page, el entrevistado, presidente de la Junta de Castilla-la Mancha y quintaesencia de los barones socialistas: "yo amaba a Pedro Sánchez, pero amaba más España".

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Ciertamente, la entrevista es una cuchillada tras otra y la peor de todas es, como siempre, la última, como el dicho latino: vulnerant omnes, ultima necat. Todas hieren, la última mata. El cabecilla manchego quiere hacer daño. "Rivera podría ser del PSOE, al menos del PSOE al que yo me afilié", dice García-Page, quejoso con Podemos ("que insista en la autodeterminación es suficiente para no gobernar con ellos") y profeta: "La mayoría vendrá del centro: un gobierno del PSOE con apoyo de Ciudadanos".

Quizás sólo prepara el terreno a un nuevo pacto en Andalucía. Quizás sólo es un aviso a su vecina Susana Díaz, que necesitará a alguien para mantener la presidencia de Andalucía: no escojas Adelante Andalucía (Podemos +IU), elige a Cs, que serán necesarios en Madrid en el futuro... si es que esto de García-Page es una revuelta contra Sánchez y no una sublevación teatral o de papel.

Tratos y acuerdos

Este hombre sabe, de tratos y acuerdos. García-Page tiene 50 años. Vive de la política desde que los 19. No ha hecho otra cosa, siempre dentro de su comunidad. Concejal, teniente de alcalde y alcalde de Toledo; diputado regional, senador autonómico, vicepresidente y presidente de Castilla-la Mancha. La gracia es que la primera vez que ganó la alcaldía de Toledo fue gracias a los votos de Izquierda Unida (hoy en coalición con Podemos), y ahora es presidente gracias al acuerdo firmado en el 2015 con... Podemos.

También puede salir todo al revés. Marco Antonio, al inicio su discurso ante el cadáver de César, en presencia de los traidores Bruto, Casio y el resto, se arranca diciendo: "¡El mal que hacen los hombres les sobrevive!". Habla y habla hasta que convence a los ciudadanos de que César era un gobernante admirable y asusta a Bruto y a Casio, que "escapan como locos por las puertas de Roma". Quizás es un final demasiado épico para una reyerta de partido tan fea y extravagante como la que ha empezado García-Page contra un correligionario suyo que es presidente del gobierno español en minoría. Desde hoy todavía en más minoría.

El resto de portadas, meh. Se conoce que este sábado fue un día de bajas temperaturas informativas.

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