Ni caso a los ciudadanos. Ni caso a la realidad. Este es, a lo bruto, el resumen de una investigación que estudia cómo los diarios impresos han informado del procés entre 2006 y 2015. La firma Ricard Gili Ferré, investigador del Departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, que ha trabajado sobre tres diarios de Madrid (El País, El Mundo, ABC) y tres de Barcelona (La Vanguardia, El Periódico, El Punt Avui).

Las conclusiones son, naturalmente, más detalladas. La 13ª es muy significativa a la hora de registrar la distancia entre la ciudadanía y los diarios: "Aunque las encuestas corroboran que la mayoría de ciudadanos catalanes es favorable a celebrar un referéndum de independencia, los diarios más leídos en Catalunya y en el conjunto de España no legitiman esta opción". Solo El Punt Avui cae fuera de esta postura.

La mayoría de diarios legitima el Estatut del 2006, deslegitima el objetivo de conseguir la independencia y opta por la ambigüedad ante el derecho a decidir:

Olvido de los ciudadanos

Es consecuencia lógica de actitudes editoriales de estos diarios. En este punto, las diferencias entre los diarios editados en Barcelona y en Madrid son "sustanciales", dice el autor de la investigación. Los de Barcelona sitúan a los ciudadanos como actor clave del proceso. En cambio, El País lo hace en menor medida y El Mundo y ABC minimizan su protagonismo, que otorgan a gobiernos, partidos y líderes políticos.

Así, los diarios que reclaman diálogo y acuerdo para que Catalunya obtenga más autogobierno y continúe en España (El País, La Vanguardia, El Periódico) hablan de un pacto entre gobiernos y no aclaran si los ciudadanos deberían validar o no en las urnas el pacto resultante de este diálogo entre gobiernos.

"Con esta estructura narrativa", dice la tesis, "estos diarios tienden a generar la imagen de que las decisiones políticas que implican un cambio profundo las toman los políticos institucionalizados, no los ciudadanos a quien afectan estas decisiones".

Los tres diarios editados en Madrid –especialmente El Mundo y ABC– tienden a no exponer los motivos que motivan la movilización de los ciudadanos catalanes y, por lo tanto, no acaban de explicar las causas del procés. "Generan un efecto descontextualitzador", dice Gili.

En cambio, los tres diarios de Barcelona tienden a señalar las causas que contextualizan y explican las movilizaciones: la sentencia del Tribunal Constitucional que recorta el Estatut, el déficit de infraestructuras, el rechazo al pacto fiscal, la recentralización del Estado y la negativa a aceptar un referéndum de autodeterminación.

Relatos contradictorios

La investigación arranca de la base que los medios juegan un papel central a la hora de legitimar o deslegitimar un proyecto político. En este sentido, primero es aclarar los hechos, la realidad, y a continuación dar interpretación y construir un relato. Según esta investigación, sin embargo, las prioridades en estos diarios parecen invertidas: los hechos deben acreditar el relato.

"Los diarios analizados presentan narraciones o relatos contradictorios e incompatibles", dice la investigación. "Es decir, sobre unos mismos hechos y un mismo proyecto político –el procés– a menudo se construyen narraciones incompatibles: las de unos medios se oponen a las de otros". Es decir, se anulan mutuamente. O son ciertas las unas o las otras –o quizás ninguna–, "pero es imposible que todas sean ciertas a la vez".

Gili menciona un ejemplo claro. El Mundo y ABC convierten el procés en un proyecto que encadena a los catalanes al nacionalismo, al sectarismo, etcétera. En el otro lado, El Punt Avui lo presenta como un proyecto que los libera de una España que considera opresora y contraria a los intereses catalanes. Las consecuencias de priorizar la interpretación a los hechos pueden llegar a ser cómicas, como muestra el contraste de estas dos páginas sobre la Diada del 2013 (la Vía Catalana), que explican el mismo hecho como dos realidades completamente opuestas incluso con el mismo concepto:

La adaptación de 'El País'

Estos seis diarios tienen una actitud clara con respecto al procés desde 2006. En el transcurso de la década 2006-2015 la intensifican, sobre todo desde la irrupción del independentismo el 2012-2013, "pero no lo modifican de forma sustancial", dice la tesis.

Sin embargo hay una excepción: El País, que adapta su posición. "Antes de 2012-2013 muestra una posición tibia con el incremento del autogobierno, pero a partir de esta fecha y ante la irrupción del independentismo, pasa a hacer bandera de la necesidad de aumentar el autogobierno y la financiación de Catalunya", según Gili.

La investigación estudia la cobertura de los diarios poniendo el foco en las grandes manifestaciones en pro del derecho a decidir y la independencia y en los tres elementos centrales del procés entre 2006 y 2015: el Estatut y la sentencia del TC que lo recorta; la reclamación del referéndum, y el objetivo de conseguir la independencia. El procés se define como "un movimiento sociopolítico que reclama el derecho a decidir o derecho a la autodeterminación de Catalunya para conseguir la independencia de este territorio".

La información de los diarios analizados presenta el procés como una situación dominada por el desacuerdo y la ausencia de diálogo. "Recogen las múltiples propuestas que hacen políticos, partidos e instituciones para resolver el conflicto, pero en realidad no se establece un diálogo real entre los diversos agentes implicados", explica en la investigación. En conclusión, "el proceso [en estos medios] está marcado por la negatividad que, en general, se destaca más en los diarios de Madrid que en los de Barcelona".

Periodismo de Estado

Gili ha explicado a El Nacional que el cuadro que pinta su tesis queda confirmado por unas declaraciones recientes del presidente del Gobierno, donde afirma "reconocer con agradecimiento la actitud de la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país en defensa de la unidad nacional". Antes, en la misma frase, había hecho lo mismo con la Corona.

"Eso me ha recordado lo que Francesc Serés denomina periodismo de Estado", dice Gili. "En un mismo corte de voz, Rajoy reúne al Rey y a los medios de comunicación en el mismo objetivo. Es decir, el Estado español utiliza los medios de comunicación al mismo nivel que la Corona".

Gili, sin embargo, no va con ingenuidad. "[El sociólogo] Manuel Castells dice que los medios no son el cuarto poder sino el espacio donde se crea el poder. Es decir, no son neutrales. Yo diría a la gente que huya de los medios que se presenten como neutrales". En el caso de las cabeceras estudiadas, sirve decir que "si los medios construyen una determinada realidad, sean de donde sean, es porque sus ciudadanos se los permiten. Si El País o ABC presentan tal relato es porque no se lo rechazan. España, sociológicamente, no solo lo puede tolerar sino que lo apoya".