El Partido Popular está eufórico. Desde la caída de Pablo Casado y la llegada de Alberto Núñez Feijóo al frente de la formación, la fortuna sonríe a los conservadores. Las encuestas ya hace semanas que tantean con la posibilidad de que el gallego sustituya a Pedro Sánchez en La Moncloa, y la contundente victoria por mayoría absoluta en la Andalucía históricamente vinculada al PSOE sólo ha servido para reimpulsarlos. Después de años de incertidumbre, el futuro se presenta esperanzador para el PP.

Pero en Catalunya la historia es completamente diferente. Hace diez años que la filial popular en nuestra casa consiguió sus mejores resultados a unas elecciones en el Parlament, llevándose a una veintena de diputados. Desde entonces, la tendencia ha estado irremediablemente a la baja: once en el 2014, cuatro en el 2017 y tres en 2021. El partido se encuentra ahora sumido de lleno en el grupo mixto de la cámara catalana, y con el añadido de que uno de sus diputados, Daniel Serrano, es ahora parlamentario no adscrito, de manera que el PP cuenta, formalmente, con solo dos representantes.

Una situación que dificulta que pueda participar en igualdad de condiciones con el resto de partidos, y que perjudica su actividad parlamentaria. En la cámara catalana, eso se hace muy evidente, tanto para los medios de comunicación como para el resto de diputados. El PP es el grupo que menos ruedas de prensa organiza, mientras que su presencia en las comisiones y a los plenos es bastante limitada. De hecho, la baja médica de los dos únicos parlamentarios, Alejandro Fernández y Lorena Roldán, provocó que durante todo el mes de abril no comparecieran a ninguna comisión. Fuentes de Ciutadans también se han dado cuenta de que "el PP no está casi nunca" en ninguna de estas reuniones.

Alejandro Fernández, en el punto de mira

Delante de este cúmulo de situaciones, no es nada sorprendente que el líder popular en Catalunya, Alejandro Fernández, se encuentre en el punto de mira de la dirección nacional. El primero a situarlo a la lista roja fue Pablo Casado. Los catastróficos resultados el 14-F provocaron que Génova empezara a mover hilos: las diversas familias del PP catalán se mostraban molestas con la gestión de Fernández, y la mala relación con Teodoro García Egea, número dos de Casado, estuvieron a punto de propiciar la caída del tarraconense, antes de que la crisis interna de los populares tumbara primero la dirección estatal. La principal alternativa que se había puesto sobre la mesa para liderar a los conservadores en Catalunya era el de una histórica del PP, la portavoz en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat.

Un nombre que estaba aún sobre la mesa durante las primeras semanas del nuevo liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Y es que Catalunya seguía siendo una materia pendiente. El gallego, conocedor de los resultados a los últimos comicios y de la poca presencia del Partido Popular en la política regional (en qué es la cuarta formación del constitucionalismo, por detrás del PSC, Vox e incluso de Ciutadans), comprendía la necesidad de impulsar una nueva etapa aquí para potenciar el partido, y Dolors Montserrat seguía sonando con fuerza. Los 'enemigos' de Fernández dentro del PP catalán, como el exalcalde de Badalona, Xavier García Albiol, o el presidente del PP en Barcelona, Manu Reyes, mantenían su reclamo de cambio, aprovechando el relevo en el PP nacional.

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Alejandro Fernández la noche electoral del 14-F / Foto: Europa Press

El congreso se retrasa

Pero este camino podría abandonarse, al menos con respecto al futuro inmediato. El lunes, la dirección nacional del Partido Popular ya manifestó la intención de no tocar, de momento, la filial catalana y centró, ahora, en otros territorios. "La inmediatez es para las elecciones de mayo del 2023, que son elecciones autonómicas en algunas comunidades autónomas y allí priorizaremos", afirmaba al coordinador general, Elías Bendodo. Así es: el próximo año se celebran comicios a catorce comunidades y ciudades autónomas, de las cuales actualmente los populares solo gobiernan cuatro. La intención, pues, es encontrar candidatos "ganadores" que encabecen el partido en estos territorios y hacer efectivo el reimpulso que está experimentando el partido desde la llegada de Feijóo, y que la victoria de Andalucía materializa.

En Catalunya, en cambio, los comicios en el Parlament no llegan hasta 2025, si no hay novedades, por lo que este territorio no es una prioridad inmediata. "Cuando llegamos a este río, cruzaremos el puente y valoraremos la idoneidad de un candidato u otro", afirmaba también el lunes Bendodo. Unas palabras que no confirman la permanencia en el cargo de Fernández, pero que sí le otorgan una vida extra, una segunda oportunidad, para reponerse y fortalecerse ante el próximo congreso autonómico.

Precisamente, esta misma semana fuentes del Partido Popular en Catalunya confirmaban a ElNacional.cat este escenario. Por calendario, la próxima convención tendría que celebrarse el otoño de este mismo año. Ahora, sin embargo, esta opción está perdiendo bastante porque antes de las elecciones autonómicas en nuestra casa hay el reto de las municipales, también el próximo mayo, y las generales, previstas para finales de 2023. Con eso en mente, el partido ha decidido priorizar los cuatro congresos provinciales (empezando por el de Barcelona este mismo mes y continuando por los de Lleida, Tarragona y Girona), antes de centrarse en la situación de Alejandro Fernández. Las mismas fuentes añaden que es "poco probable" que el congreso que podría relevar al tarraconense se celebre antes de las municipales. Según el Ara, todavía podrían llegar más tarde, después de las generales.

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Alberto Núñez Feijóo y Alejandro Fernández / Foto: Europa Press

"Reconectar con Catalunya"

Con todo, significa que a Fernández le queda aún bastante tiempo en su cargo. En caso de cumplirse las previsiones, la convención autonómica se producirá, como muy pronto, dentro de un año, y todavía podría alargarse hasta 2024. Un largo periodo que, eso sí, no será sencillo. Y es que la directiva nacional del Partido Popular se ha situado el reto de ampliar sus apoyos en Catalunya. "Tenemos que reconectar con un electorado que en otros tiempos sí que daba apoyo a nuestras propuestas", decía Bendodo el lunes.

Una táctica que se ha hecho evidente en las últimas semanas. Desde su llegada a Génova, Feijóo ya ha viajado a Catalunya tres veces (la última ocasión, este pasado jueves), reconociendo que es "posiblemente" la región que más ha visitado en los últimos tres meses, a excepción de Andalucía. Y, en todas sus visitas, siempre ha aprovechado para manifestar la importancia de que el Partido Popular se fortalezca en Catalunya. Hace unos días ya alertaba de que los conservadores no pueden gobernar España siendo irrelevantes" aquí, y apelaba también a "abrir y ampliar" el partido para sumar votantes en Catalunya. "Hay gente que nunca ha votado el PP, pero que lo harán si el partido ofrece soluciones a sus problemas", afirmaba. Un aviso para navegantes del gallego a Alejandro Fernández: el tarraconense sabe que tiene asegurado su cargo durante los próximos doce meses, pero tiene mucho trabajo para hacer si, de cara al próximo congreso autonómico, quiere ganarse la confianza de sus colegas. Y, especialmente, la de Feijóo.