Ante todo: hoy miércoles El Punt Avui tiene un punto al abrir la portada con la nueva sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) en funciones de Departament d'Educació y de director de escuela. La sentencia obliga a un centro de Barcelona a impartir una asignatura en español, además de la de lengua española, a una sola alumna. ¿Por qué una asignatura y no dos o tres más? El ponente de la cosa, juez Eduardo Paricio, no lo explica, aunque sí se ve con ánimos de razonar por qué la alumna en concreto (una única alumna, sí) tiene que recibir esa atención privilegiada y que no puede ser en Educación Física porque, según el juez, no se habla bastante. El abogado de la defensa —un exdiputado de Ciudadanos muy combativo contra la lengua catalana—, explica la sentencia como un mandato que "deja sin efecto la estrategia" de la Generalitat, etcétera, porque esquiva la nueva normativa que veta los porcentajes que hasta ahora ha aplicado el tribunal. Qué casualidad. En fin, que se hace cuesta arriba no pensar mal. El título principal del diario lo resume la mar de bien y con ironía puntiaguda al dar un nuevo significado al acrónimo del tribunal: "TSJ del Castellano". Un título como una pancarta.

En el resto de portadas hay un empate entre las que abren con el nuevo plan anticrisis del gobierno español y las que llevan el asunto de segunda noticia porque dan prioridad a la última maniobra del Consejo General del Poder judicial para esquivar in extremis el proyecto de ley que modificaba el sistema de elección de miembros del Tribunal Constitucional. Es precisamente esta historia la que permite ver, un día más, cuál es la diferencia entre diarios que te explican los hechos —les gusten o no— y los que te dan una interpretación para que pienses como ellos sobre una realidad que se hace encajar a martillazos en la interpretación decidida previamente o fabricada a la vista de los acontecimientos.

El Mundo de este miércoles ganaría un concurso de periodismo de fantasía —y no es fácil: el galardón tiene muchos pretendientes— porque explica que el gobierno español baja los brazos con su proyecto de modificación "después de los avisos del Rey y de la UE". La Unión Europea puede colar, porque hay en juego millones y millones de los fondos europeos Next Generation y la misma gente que advierte sobre la degradación de la Justicia española es la que abre y cierra el grifo de la pasta. ¿Pero el Rey? Te tienes que reír. Este titular no sirve ni de chiste a la hora de las copas en la cena de empresa de los guionistas de series como Sicilia sin muertos o Baron Noir. Además, es un juicio de intenciones como una catedral y, si nos ponemos exquisitos, una correlación presentada como una causación, que es una pifia no menor.

La Vanguardia y El País coinciden tanto en el título que parece que se hayan llamado para ponerse de acuerdo (es broma: no se han llamado). Ambos diarios coinciden en decir que el Tribunal Constitucional tomará color progresista con un aire de alivio, especialmente el diario madrileño, que recuerda que los últimos nueve años la mayoría correspondía a jueces designados por el PP. (Aquí siempre hay que recordar la frase sobre la indiferenciación entre españoles de derechas y de izquierdas que se atribuye erróneamente a Josep Pla). Pero es que incluso ABC y La Razón lo explican como lo que es: una decisión de los miembros del Consejo General de Poder Judicial, sin fabricaciones sobre la presunta influencia de la Moncloa estimulado por unas supuestas advertencias de la UE y de Felipe VI. Pero bien, por usar otra frase famosa — también atribuida equivocadamente a Twain, a Hearst y a The Front Page—: que la realidad no te estropee un buen titular. (En realidad proviene de Sex and the Single Girl, una película dirigida por Richard Quine en 1964 con Tony Curtis y Nathalie Wood de protagonistas).

El Punt Avui
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El País
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