La mayoría de las portadas de hoy hablan de los que leen diarios de papel. Porque es la generación que ahora tiene entre 45 y 60 años la que lee diarios impresos y la que pagará el pato en la reforma de las pensiones que prepara el Gobierno. Los diarios han hecho buenos títulos, que resumen directamente y sin enredos administrativos la que les va a caer a la llamada generación del baby boom. Muy bien Ara y El Periódico, que van de cara a portería: o trabajan más tiempo o cobran menos pensión. Pam. La Vanguardia no se ha atrevido a poner baby boomers o boomers en el titular y le ha quedado a medias. Esta decisión debió protagonizar la discusión final en la reunión de portada y ganaron los puristas. La Razón, otra vez, hace como El Periódico. O viceversa.

En cambio, ABC se hace un lío porque quiere titular Gobierno Caca incluso cuando los propios hechos lo dicen y no tienen que añadir conservantes ni colorantes. Se han acostumbrado a hacer noticia de sus interpretaciones y manías y ya no saben ver que los hechos te dan el título ni cuando los tienen delante de la nariz. A El Mundo le pasa algo parecido: sin fuentes ni referencias, fabrica un juicio de intenciones a Pedro Sánchez. Le atribuyen querer "un referéndum", que es el concepto que convoca todos sus malos espíritus. Bien tendrá que hacerlo si propone a Catalunya un nuevo Estatut ¿no? Porque así es como se aprueba un nuevo Estatut, guste o no a El Mundo o a Rita la cantaora. El precio de su paranoia es enterrar la noticia de veras del día, que es la reforma de las pensiones. En fin. Qué drama de diario.

El País entierra este tema debajo de los primeros tira y afloja entre el Ministerio de Trabajo y las patronales por la reforma laboral. A ver, no es para tanto. Este debate acaba de arrancar, mientras que el de las pensiones está casi cerrado. Cuesta un poco de entender la elección del tema principal. Los malpensados dirán que es una maniobra de distracción para proteger a Escrivá, uno de los ministros favoritos de la izquierdita business-friendly que gusta al diario. Quizás. O quizás sólo es una decisión mejorable. Es difícil de saber. Ya puestos, tiene gracia —y da un poco de miedo— que la patronal califique una reforma laboral de "marxista". ¡Pero si hay tantos marxismos que incluso los teóricos de la cosa han perdido la cuenta! Hoy día, tildar de "marxista" a una idea o a alguien exige más explicaciones que el manual de instrucciones de una estación espacial. Además que suena muy rancio, poco técnico y demasiado visceral.

Atención a una noticia que llevan las portadas inteligentes: el Tribunal Supremo no ha admitido los recursos de Artur Mas y otros por las confiscaciones del Tribunal de Cuentas relacionadas con el 9-N (es aquella consulta de 2014 que tenía la pregunta-árbol "en caso afirmativo", por si no lo recuerdas). La noticia anuncia el negro destino que espera a los encausados por el Tribunal de Cuentas esta semana, que seguramente también recurrirán las más que previsibles confiscaciones que les caerán encima. El País lo llama "portazo" del Supremo y no utiliza términos más neutrales y técnicos ("inadmitir" o "desestimar", por ejemplo) como acostumbra. Señal de que tenían ganas que fuera así.

Del fiasco de la visita de la familia real española a Barcelona para entregar unos premios sólo hay un foto-peloteo en las portadas de El Mundo y de La Razón. Pero en las primeras páginas de los diarios monárquicos pata negra, ABC y La Vanguardia, ni una línea. El Fin del Mundo se acerca.

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