Gran título el de El País. Gobierno central, sindicatos y patronales se han puesto de acuerdo en la regulación básica laboral por primera vez desde 1980, el año del Estatuto de los Trabajadores. El Periódico va por aquí pero no acaba de advertir la magnitud del hecho, más allá de una derogación parcial de la reforma impuesta/aprobada en solitario por el PP en 2012. La Vanguardia tampoco acaba de acertar, pese al entusiasmo que se escapa de su título. Tampoco basta, como hace Ara, con decir que se ha llegado a tiempo de cumplir la condición impuesta por Bruselas para remitir otro trozo de los fondos europeos poscovid. No. Todo el mundo sabe que los plazos y ultimátums de la UE son un invento de burócratas y diplomáticos para presionar, ya que si no te gustan unos plazos y ultimátums tienen otros. Son parte del palique europeo, del Brussels bullshit, como decía The Economist hace unas semanas. Ocurre también que a los periodistas nos encanta esa narrativa porque incorpora peligro, riesgo y emoción al relato aburrido de la política.

A ver, que en la España polarizada, enfrentada y visceral, donde todos están a matar, donde negociar es de débiles, cobardes o traidores; donde la política se hace a gritos y navajazos, como la última batalla de la última guerra antes del fin del mundo; en esta España, que esos tres actores hayan puesto de acuerdo en alguna cosa de relieve y sustancia es más que fenomenal. Es trascendental. Quiere decir que es posible, contra el relato de la derecha española y sus terminales mediáticos, y tiene mucho mérito que una ministra comunista ponga de acuerdo a la patronal más conservadora de la historia con unos sindicatos que son menos representativos de lo que querrían —tres actores que lo tenían todo para acabar peleados.

Aquí les aprieta a las portadas del Trío de la Bencina —quizás no la de ABC, que parece tomado por la sorpresa y se limita a contar lo ocurrido de manera que hasta queda bien la vicepresidenta y ministra Yolanda Díaz. El Mundo, en cambio, intenta presentar el acuerdo como un "pacto de mínimos" en el que la ministra renuncia a lo que pretendía y, sobre todo, no deroga la reforma del PP. Este título, pensado para humillar, solo muestra la rabieta que tienen los que han editado la portada. La Razón vuelve sus armas contra el presidente de la CEOE, al que acusa "de entregarse" a Díaz. Se ve que un auténtico español y patriota nunca se entrega y menos a una ministra socialcomunista. La amargura de esos diarios es grande. Su rabieta es cómica. Tienen un tema menos para crispar a la gente y la vida y les duele. A parte: el hecho de que Foment, la patronal catalana, y CEIM, la madrileña, se nieguen a firmar el acuerdo explica muy bien dónde están paradas una y otra.

"El monopolio" de El País

El País, sin embargo, no está tan acertado en otro titular de portada, uno pequeño, donde se alegra del acuerdo entre ERC, Junts y los socialistas para la renovación de varios organismos como el Consejo de la Corporació de Mitjans Audiovisuals, el Consell de l'Audiovisual y otros. "Los pactos de calado en Catalunya ya no son monopolio del independentismo", arranca el texto, como queriendo decir otra cosa. A ver, sí lo son, alma de cántaro. Lo que pasa es que la preferencia de El País es que los socialistas sean parte de todos los platos y salsas. Cuando los independentistas pactaron los presupuestos con los Comuns y no con la CUP —un hecho más relevante—, el mismo periódico lo presentó como una especie de apocalipsis indepe y la prueba final de la fragilidad del Govern.

Ahora resulta que acordar el reparto de unas cuantas sillas —algunos de los órganos renovados parecen una especie de hospital de día de políticos gastados y/o un casinete de amiguetes— es la última coca-cola del desierto. Puestos a celebrar "pactos de calado en Catalunya", podían haber celebrado el acuerdo de presupuestos entre Los Independentistas Que Monopolizan Los Pactos De Calado y los Comuns. Lo hacen todos los diarios de Barcelona salvo El Periódico (ya no es "de Catalunya"). Es lógico. Tiene más sustancia de crónica que el exsecretario general de la Comissió Obrera Nacional de Catalunya defienda en el Parlament los presupuestos elaborados por el exdirector general de la Fundació Bancària La Caixa. Más que el pacto de tres partidos políticos para repartirse buenos cargos entre amigos y amigas, conocidos y conocidas, saludados y saludadas. Sin embargo, oye, cada cual escoge sus crónicas como escoge sus vicios y aficiones. Primero, la libertad. Siempre.

EP

El País, portada

LV

La Vanguardia, portada

EPC

El Periódico, portada

AHORA

Ahora, portada

ME

El Mundo, portada

LR

La Razón, portada

ABC

ABC, portada

EPA

El Punto Hoy, portada