Alguien se ha descontado. La Vanguardia calcula en portada que Josep Maria Estela es el séptimo jefe de los Mossos d'Esquadra destituido en cinco años. El PeriódicoAra dicen que es el sexto. No es grave. Una teoría sobre esta disparidad dice que La Vanguardia incluye en su cuenta el (la) jefe que aun tiene que nombrarse y los otros dos diarios, no. Otra explica que los diarios del seis no cuentan al major Josep Lluís Trapero más que una vez, aunque ha ejercido dos periodos de comandante en jefe de la cosa. Da igual. Igual no está bien el desajuste, porque los diarios y los periodistas que los hacemos quedamos mal. En los bares, este martes, sonarán quejas, críticas y lamentos: "¡No saben ni contar!", "Ni en esto pueden ponerse de acuerdo!", "¿Tanto les cuesta consultar la Wikipedia?", etcétera.

Podría ser peor. La sustancia que transmite uno u otro, sin embargo, es la misma: el mando de la policía catalana no pasa por su mejor momento desde que el inolvidable ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ocupó —entiéndelo en el sentido que más te apetezca— el Departament d'Interior vía aplicación del artículo 155, y destituyó a Trapero, el más famoso de todos los jefes de policía que se hacen y deshacen y único en el mundo de quien se han llegado a hacer camisetas épicas con una frase suya y todo.

Los diarios impresos, en portada, no acaban de decirlo bien. El Periódico es el único que dice en el título principal que el cuerpo policial está "en crisis". Los otros se limitan a hacer el título administrativo y frío que te da los hechos y no te explica nada. Un poco como The New York Times con la muerte de Marilyn Monroe —viene a cuento después del éxitazo de la peli de Netflix con Ana de Armas—: Marilyn Monroe Dead, Pills Near ("Marilyn Monroe muerta; [había] píldoras cerca"). Los lectores deducían que la actriz se había suicidado con las píldoras pero nunca podrías acusar al diario de haberlo dicho.

Con lo de los Mossos ocurre algo parecido. Se explican muy esmeradamente los hechos —el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, destituye al jefe de los polis catalanes; se han enfadado; los Mossos están a favor del policía destituido y tal pascual— pero no acaba de aclararse qué caray pasa entre los mandos operativo y político de los Mossos. Entre otras cosas porque en este enredo nadie hace buena figura. El destituido Estela quería nombrar a sus jefes de área y el Govern ya le había preparado una lista de nombres. No coincidían. El policía se ha quejado de que no le dejan mandar y no ha querido bajado del burro en dos reuniones con el mismo conseller, que tampoco ha cedido. ¿Qué ha pasado? No lo acabamos de saber bien. ¿Quién tiene razón? Tampoco lo sabemos. Quizás los diarios del miércoles acabarán de ilustrarnos sobre todos estos extremos, nunca mejor dicho, e incluso acabarán de aclarar si los cambios en el mando de la policía catalana son seis o siete. No nos hagan sufrir tanto, por el amor de Dios.

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