Es difícil no advertir en el conjunto de las portadas el curioso retrato que deja la diversa suerte en los tribunales de Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí, y de María Dolores de Cospedal, la exsecretaria general del PP (2008-2018) y exministra de Defensa (2016-2018) entre otros cargos (exsenadora, exconsejera y expresidenta autonómica...). Este miércoles, el Tribunal General de la UE (TGUE) ha devuelto provisionalmente a los tres exiliados la inmunidad retirada por el Parlamento Europeo a petición del Tribunal Supremo español. El mismo día, la Audiencia Nacional ha hecho saber que investiga a Cospedal y a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro, por los delitos de cohecho, malversación y tráfico de influencias, dentro de la causa sobre la Operación Kitchen, el operativo extrajudicial de la policía española, asumido por el excomisario Villarejo, para robar documentos comprometedores para el PP a Luis Bárcenas, el extesorero del partido.

Los diarios lo publican —los que lo publican— como noticias separadas y así debe ser porque lo son. Pero en este comentario de portadas tiene gracia señalar —o no tiene ninguna, según cómo te lo tomes— que mientras el gobierno de Mariano Rajoy se aplicaba a la represión judicial, policial y administrativa del independentismo, el ministerio del Interior, presidido por Jorge Fernández Díaz, y el de Defensa, presidido por Cospedal, se enredaban en una trama policial ilegal para proteger los tejemanejes financieros de su partido, que la sentencia del caso Gürtel describe como "un auténtico y eficaz sistema de corrupción". Eso es lo que aparece en la instrucción de Kitchen. Ya veremos qué decide el tribunal que sentencie el caso. Es un gran contraste con el recorrido de las causas contra los líderes independentistas exiliados. Cada vez que un tribunal fuera de España las revisa o interviene, falla contra las decisiones y demandas de los tribunales españoles. Este hecho —estos hechos, en plural— no llaman nada la atención de los diarios de Madrid ni de los dos diarios grandes de Barcelona.

Algunos, sin embargo, ya empiezan a asustarse. La Razón especula este jueves con la posibilidad de que el Tribunal de Justicia de la UE tumbe la sentencia del procés fabricada por el Tribunal Supremo español. El diario suena desesperado porque tal cosa favorecería las perspectivas electorales del PSOE y presentaría la campaña contra los indultos del PP como una causa sectaria. Poco les preocupa, parece, que la decisión del TJUE restaure la justicia sobre el 1-O y la inocencia de los condenados por el Supremo, o que este tribunal acabe a la altura del betún. El director del diario, erre que erre, lleva días diciendo que el peligro no es tanto el batacazo judicial en Europa como el hecho de que influya en favor del actual gobierno de coalición en las urnas y de los independentistas en la Mesa de Diálogo.

El resto de diarios de Madrid, al menos en portada, hoy, se hacen el sordo. Quizás no quieren presentar este contratiempo sobre Puigdemont, Comin y Ponsatí como hace La Razón: un avance o un aviso de la decisión final de la justicia europea sobre el caso. Porque no es un mero incidente administrativo: es la primera vez que el TGUE paraliza una decisión del Parlamento Europeo sobre la inmunidad de sus diputados.

Esperanza con la ampliación del Prat

Entre los diarios catalanes, La Vanguardia y El Periódico llevan los casos de la inmunidad y de Kitchen en portada aunque les dan poca importancia. Es curioso como en editoriales y columnas piden que se resuelva la prisión de los líderes independentistas —vía indulto o como sea— y en cambio dan la impresión que los exiliados no existen, ni siquiera cuando los tribunales europeos ponen en solfa las sentencias y decisiones del Tribunal Supremo que mantiene encerrados a los unos y exiliados a los otros. Ara y El Punt Avui tienen la actitud contraria y sí abren con la decisión del TGUE.

Los cuatro destacan el clamor empresarial por la ampliación del aeropuerto del Prat. Es un acto parecido al de 2007, que reunió en la escuela de negocios IESE a más de 800 empresarios y profesionales, en representación de 630 instituciones y entidades en una campaña para exigir que el Prat "sea un aeropuerto de primera con el impulso de los enlaces intercontinentales y que sea gestionado desde Catalunya". Aquel acto, hace 13 años, acabó en pizza. Se conoce que los diarios esperan que el de este miércoles tenga mejor final. Ojalá.

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