Las portadas de este miércoles fijan los relatos en torno a los que cada bando explica las negociaciones para la investidura del candidato socialista Pedro Sánchez, que toma de las reales manos de Felipe VI el relevo del fracasado presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. ABC recoge en primera página como se contarán las cosas en el Madrid político y mediático. Por una parte, el relato del Trío de la Bencina, que vuelve a jugar la carta del España se rompe, etcétera, con una variante antigua: la cantinela del "libres e igualas" formulado ya en tiempos del procés por Cayetana Álvarez de Toledo, la ideóloga intermitente del PP. El tabloide monárquico ha aprovechado un acontecimiento organizado por su empresa editora para hacer de altavoz de Carlos Mazón, el presidente de la Generalitat Valenciana, cuya propuesta es "construir la unidad desde la pluralidad pero en igualdad, sin aceptar vasallajes". Es una línea narrativa a la que ya se apuntan la mayoría de televisiones y radios de la capital de España y el kommentariat asociado.

La frase de Mazón es un trabalenguas, sí, pero tiene algo más de gracia que las proclamas habituales con olor de Varón Dandy, regusto de sol y sombra y ruido de sables. La referencia medieval también es interesante. El vasallaje era la relación pactada entre dos nobles, en la que el vasallo se encomendaba al señor con un juramento de fidelidad (el homenaje, como el que se ve en la foto a Carlos de Orléans), con el compromiso de servirlo, principalmente en la guerra, a cambio, generalmente, de un dominio territorial en beneficio o en feudo. En Castilla, además, era común un tercer tipo de vasallaje: el retribuido. Curioso como la historia puede explicar la cultura política actual.

Al otro lado, Pedro Sánchez, que vende su pescado —la amnistía a la que le obligan los independentistas— como un ejercicio de "generosidad y liderazgo" en su comparecencia ante la prensa tras ser recibido por el rey de España. No apareció la edulcorada expresión "agenda del reencuentro", pero no descartes que lo haga, porque hace rabiar mucho al independentismo. El País, que es el diario madrileño que se esfuerza por seguir este relato, añade a su título principal la referencia de Sánchez a que el referéndum no se toca ni, menos todavía, se negocia, para proclamar al mundo que la amnistía no será el ronzal que llevará ligada la autodeterminación, que es el coco español por excelencia. Como queriendo decir: cedo pero no tanto. Es magnífica la foto de portada de El País, en la que se ve a Sánchez poniendo cara entre asustado y desconfiado.

Los diarios de Barcelona hacen todo lo que pueden para no seguir la polarización madrileña. La Vanguardia emite buenas vibraciones con la posibilidad de que el gobierno de Sánchez dure toda la legislatura. No hay nada que ilusione más a este diario que la tríada diálogo, moderación y estabilidad, la campana de Pávlov mental que hace salivar a sus editorialistas y comentaristas. Ara utiliza un título administrativo de un tema del que ya se ha hablado mucho: Sánchez dará la amnistía pero ignorará el referéndum.

El Periódico se excita con la posibilidad de que Junts intercambie un aplazamiento de la amnistía a cambio de alguna "compensación". Debajo de ese título, hay una foto del desastre que vive la red de Rodalies por segundo día consecutivo, como diciendo: aquí tenéis una "compensación". El Punt Avui es el único diario que se atreve a abrir con este caos ferroviario, gracias a los datos demoledores de los informes de la Generalitat y la Cambra de Comerç de Barcelona: los retrasos se han duplicado en los últimos 10 años, Rodalies ha hecho perder 65.000 días de trabajo a los usuarios el año pasado, que se cerró con una media de dos incidencias diarias, etcétera. Valía la pena abrir el diario con esta miseria miserable que sí tiene a los catalanes sometidos a vasallaje. Todos los días.

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