No se sabe qué da más vergüenza, si los diarios gubernamentales protegiendo al PSOE de aparecer en los títulos de portada a causa de las irregularidades electorales de algunas de sus candidaturas, o los del Trío de la Bencina exagerándolo y desenfocándolo hasta calificar de "trama", "red" y "alud de escándalos" las conjuras locales de cuatro desgarramantas con humos de cacique. Ni la suma de las imaginaciones de Berlanga y Cuerda habría podido pintar un esperpento tan grotesco de España y de sus diarios.

Las terminales mediáticas del PP —y el kommentariat adicto— promueven en portada la misma sensación de fraude electoral que el trumpismo antes de las elecciones presidenciales de 2020: gana el PP pero el PSOE robará el resultado. En el otro lado del ring, los diarios gubernamentales se hacen el sueco en portada. El País con una conjura contra la política de transición ecológica de la UE. El Periódico con las dificultades para conseguir pisos sociales en Barcelona. La Vanguardia anuncia que la energía solar ya mueve más inversiones que la fósil. Estos jaleos electorales no son anécdotas, quizá son material para abrir portada —como hace Ara, por ejemplo. Uno por uno no parecen gran cosa pero todos juntos espantan.

Por si no los tienes presentes, aquí van. En Melilla (84.689 habitantes), hay diez detenidos por comprar votos por correo, entre ellos tres dirigentes de Coalición por Melilla, principal partido de la ciudad autónoma, que gobierna con el PSOE. En el Cabildo de La Gomera (22.000 habitantes), en manos del PSOE desde 1991, se han tramitado veinte certificados digitales para votar en ausencia de los electores. En Mojácar (Almería, 6.301) hay siete detenidos, entre ellos dos candidatos del PSOE, por la compra de unos 200 votos (a 100 euros cada uno). Hace un mes, por el mismo delito, procesaron a dos exalcaldes socialistas de Huévar del Aljarafe (Sevilla, 2.944). En Albudeite (Murcia, 1.381), han arrestado a la candidata socialista y a dos políticos más. En Carboneras de Guadazaón (Cuenca, 785), el PP acusa al PSOE de hacer llegar solo papeletas suyas a algunos vecinos. En Arona (Tenerife, 79.448), Coalición Canaria, Más Por Arona y el PP han presentado denuncia por la compra de un voto contra un cargo de confianza del alcalde socialista. Aquí se pagaba a 50 euros. Encima, el número dos del PSOE en el ayuntamiento de Santa Cruz (Tenerife, 204.856) ha dimitido de todo después de que lo detuvieran por zurrar al directivo de un club de fútbol local, y al secretario de organización del PSOE de Andalucía lo han destituido por su implicación en el secuestro de una concejala de Maracena (Granada, 22.047 habitantes), que le amenazaba con unos pleitos.

El PSOE se ha revuelto, claro. En Villalba del Alcor (Huelva, 3.283 habitantes) y en Carboneras (Almería, 7.757) ha denunciado fraude en el voto por correo en favor del PP. En Moraleja de Sayago (Zamora, 274), acusa al alcalde y candidato de Zamora Sí de entregar papeletas solo de su lista a 50 abuelos de la residencia para los cuales había pedido el voto por correo. En Bigastre (Baix Segura, 6.702) los socialistas dicen dicen dicen que tienen indicios que el PP manipula el voto postal, la misma razón por la cual piden anular el voto tramitado por el PP en Finestrat (Marina Baixa, 6.381 habitantes).

Hasta aquí el parte de fechorías y alcaldadas. Cuesta entender que, con el afán benemérito de no desorbitar los casos ni desacreditar al sistema, algunas portadas barran las irregularidades bajo la alfombra. Como si no existieran. Son los mismos diarios que se han quejado en portada de la paranoia del PP con ETA en el transcurso de la campaña. Entre esos que silban y miran al techo y los otros que lo viven —no es broma— como las elecciones prebélicas de febrero de 1936, la Democracia Plena™ corre el riesgo de acabar pintada como una Democracia Bananera.

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