Aquí se decía ayer que a La Vanguardia se la comen las ganas de que el presidente Torra convoque elecciones. De que se marche, vaya. Hoy su portada lo confirma: es el único diario que abre no con la posible inhabilitación de Quim Torra —"probable", según el diario, que juega duro— sino urgiendo las elecciones. También Ara, que desde hace semanas está en la misma onda, siempre un poco más contenido.

En las portadas de Madrid, la cosa no merece ni un recorte, quizás porque desde el día que la causa llegó al Supremo sabían que los jueces rematarían el trabajo iniciado por la Junta Electoral. Tiene gracia que ningún diario se sorprenda de que el Supremo haya puesto fecha a un juicio que no tiene ni ponente y se salte otras causas que tiene en cola. Ciertamente, los diarios podrían excusarse diciendo que, visto cómo las gasta el Supremo desde la sentencia del 1-O, todos estamos curados de espantos.

De hecho, el Supremo ya envió ayer un mensaje muy claro, al desestimar los recursos contra los acuerdos de la Junta Electoral Central por los que se declaran vacantes los escaños de Carles Puigdemont y Toni Comín hasta que no acaten la Constitución española, una formalidad que sí pesa, no como la minucia comentada más arriba.

El Supremo, sin embargo, se pasa por el arco del triunfo una resolución del Tribunal de Justicia Europeo (TJUE) (pdf) donde se establece que "una persona elegida al Parlamento Europeo adquiere la condición [de diputado] en el momento de la declaración oficial de los resultados", sin necesidad de otro trámite. De hecho, Puigdemont y Comín hace meses que ejercen como eurodiputados. Para hacértela corta, el argumento del Supremo es que la ley europea no prohíbe exigir el acatamiento, una manera de razonar que explica mejor que mil tratados la mentalidad de la justicia española.

La misma actitud —no eres diputado porque la gente te vota, como dice el TJUE, sino porque acatas la Constitución (traducción: porque yo lo digo)— impulsa a seis magistrados del Tribunal Constitucional a pedir que vuelva al plenario un asunto ya rehusado en sala y que puede anular el escaño de 29 diputados por su forma de prometer el cargo. El origen de este cisco es una denuncia de Vox y los afectados son todos indepes, del PNV y de Unidas Podemos. Justamente los que suman la mayoría de Pedro Sánchez. Si prospera el recurso, habrà que ver cómo queda todo lo que se ha aprobado esta legislatura, desde el nombramiento del mismo Sánchez a los estados de alarma, el ingreso mínimo vital y etcétera.

Entretanto, sigue la instrucción sobre el 8-M, a pesar a la petición de archivo de la Fiscalía y numerosos testigos que demuestran a la jueza que no pasó lo que la Guardia Civil dice que pasó. Suma a todo esto el suplicatorio pedido por el Supremo al Congreso para procesar a la diputada Laura Borràs por unos hechos discutibles y una causa iniciada en un tribunal que no tocaba, por mencionar sólo dos curiosidades del asunto.

Lo que extraña es que ningún diario en ninguna portada —quizás El Punt Avui, de aquella manera— no conecte los puntos, no una las piezas del rompecabezas. Quizás les da miedo el dibujo que aparecería y prefieren jugar a la chica y pedir elecciones o silbar y mirar al techo.

Una cosa más. Ayer murió Rosa Maria Sardà, que nos hizo reír y nos hizo llorar, como explica aquí Joan Safont. Merecía mucha más portada.

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