Ara publica hoy el suplemento Llegir, estimar, como siempre por Sant Jordi. La portada es una ilustración preciosa, al estilo de las del semanario The New Yorker, ni más ni menos. Por lo que se ve en el pdf, el contenido promete. Casualmente, La Vanguardia lleva una imagen parecida: una foto excelente del edificio de la Rambla del Poblenou 41, donde se ve a mucha gente festejando —al menos un poco de ánimo—. La portada de El Punt Avui abre a toda castaña con un "Pese a todo, Sant Jordi", que será un grito desde el quiosco, el mostrador del bar o el sofá de casa. Es una gran fiesta, aunque tengamos que celebrarla de aquella manera.
En la primera de El Periódico cuesta encontrar a Sant Jordi. Es un cuadrito enterrado en la parte baja de la portada. Quizá quieren decirnos algo. Que no es obligatorio celebrarlo, que este año no toca, que Sant Jordi no mata a la araña... Vete a saber.
Otra foto magnífica del día es la de El País, con el ministro Salvador Illa más solo que la una en el Congreso de los Diputados. De acuerdo que la imagen se aprovecha de las limitaciones de asistencia a la sesión, pero ayuda a explicar un montón de cosas. El diario sigue haciendo bandera del fondo contra la crisis de la Unión Europea, pero con los pies en el suelo, sin ofrendar nuevas glorias a España, al contrario que ayer. Las grandes negociaciones europeas tienen más técnica que épica.
La derecha mediática madrileña ya hace días que se ha deshecho de la retórica de la unidad antivirus y ha regresado a su estado habitual: todos contra el Gobierno. Sin embargo, se observa en El Mundo y La Razón una pequeña diferencia respecto al momento pre-pandemia: tienen datos y cifras sobre la actuación del gobierno central (ABC sigue abriendo con eslóganes y proclamas). Tienen noticias. No titulan "El gobierno se dejó engañar y tal pascual" o "La incompetencia del gobierno esto y lo otro", sino que te dan los numeritos del drama: los precios, las cantidades, el dinero —y tú después piensa lo que quieras.
Aun acabarán diciendo que para tan mal papel no hacía falta recentralizar ni militarizar la gestión de la crisis sanitaria —el titular principal de La Razón parece que se queja de eso mismo.
Que nooooo, que es broma.
Que nooooo, que és broma.