Dos relatos sobre la amnistía se enfrentan desde las portadas de los diarios este martes —y sobre estos dos ejes narrativos se explicará todo el toma y daca del cual son protagonistas, desde el gobierno español a la Justicia, pasando por el Congreso y el Senado. Por una parte, el Trío de la Bencina lo explica cómo resume el título de ABC: El PSOE ataca a los jueces por investigar a Puigdemont. Es la versión, digamos, más institucional. El Mundo, en cambio, lleva días que lo presenta como un combate entre dos jueces heroicos que desafían la arbitrariedad del gobierno central y de los partidos de la anti-España. Esta versión puede llamarse épica. Hasta ahora era el magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, en solitario. Este lunes ha aparecido sobre el escenario el juez Joaquín Aguirre López, titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, que nunca perdona un baile —tiene un buen maestro. El tabloide ultra lo ayuda bien y califica de "nuevos indicios" la última fantasía del juez: que Rusia informó a Puigdemont antes que a nadie de la invasión de Ucrania.

En cambio, otros diarios —La Vanguardia, El Periódico, El Punt Avui, Ara y El País— explican la situación poniendo el foco en el activismo judicial que asedia al ejecutivo y al legislativo españoles y pretende colapsar la finalidad de la proposición de ley de amnistía: dejar sin efecto los casos judiciales abiertos contra el independentismo. Este martes, La Vanguardia y El País destacan que el PSOE califica de "injerencia" la acción de ambos jueces, a los que acusa de perseguir al independentismo. Los otros tres diarios catalanes destacan las interferencias judiciales concretas: alargar las investigaciones sobre los casos Volhov (en manos del mencionado Aguirre) y Tsunami Democràtic (García-Castellón). Injerencia no es cualquier palabra. Significa intervenir indebidamente o sin habilitación ni título, y entre sus sinónimos figuran palabras como intrusión, extralimitación, entrometimiento, mangoneo, intromisión, desmesura, abuso, exceso...

Triturada entre ambos engranajes narrativos, se desangra la realidad de los hechos. También la posibilidad de que la vida pública española y catalana recuperen algún tipo de paz o de tiempo muerto político que permita decir al mundo que España es una democracia constitucional y parlamentaria de cierta calidad, cuando menos como la que tenía antes del Procés independentista. Pedro Sánchez la calificaba de "sana y fuerte" en la entrevista en La Vanguardia de este domingo. Entretanto, fuera del despacho donde lo afirmaba, en el mismo momento que lo afirmaba, dos jueces subían la apuesta para evitar que la amnistía afecte a varios de sus beneficiarios —muy especialmente el presidente exiliado Carles Puigdemont— y para retrasar su aplicación. Al mismo tiempo, el principal partido de la oposición (la "fachosfera", según Sánchez), sale a la calle para acusar al propio Sánchez de cargarse la democracia y organiza una trinchera en el Senado con los mismos objetivos que los jueces. ¿Sana y fuerte? El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, debe maldecir el día que aceptó el encargo de mediar para desatascar la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Ánimo, comisario.

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