"El miedo a la prisión ablanda al independentismo". Sin pelos en la lengua. La portada de hoy de Abc abre su edición en papel con este titular bien grande, acompañado de tres informaciones todavía más miserables:

  1. "La líder imputada de la CUP Anna Gabriel pide desde Venezuela aplazar su declaración ante el Supremo."
  2. "Los empresarios que financian en B a Puigdemont viajan a Bruselas vía Marsella para no dejar rastro."
  3. "ERC espera que el fugado 'aterrice en la cordura' y permita un Gobierno catalán que no se salte la ley."

Sobre el primer punto amplían la información a la versión digital tildando a Gabriel de "fugada", como Carles Puigdemont, y ponen de relieve que se podría quedar con Nicolás Maduro "exiliada" para evitar la prisión, una prisión que dan por hecha emitiendo un veredicto final sin que ni siquiera haya ido a declarar. El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena citó a Gabriel para el día 14 junto con Mireia Boya, una citación que se acabó prorrogando tras aceptarse la petición de aplazamiento.

Por otro lado, no solo Gabriel estaría pensando en quedarse en Venezuela: también se lo estaría pensando Mireia Boya porque, según el periódico, "los independentistas se atrevieron a hacer lo que hicieron porque en su farol permanente creyeron que también el Estado iría de farol".

Por todo ello, emplazan al catalanismo político a "saber qué es y cómo funciona [un estado]" "antes de querer fundar[lo]", y subrayan que todo lo que ha ocurrido con el Estado español, "más que indignarlos, les ha sorprendido".

El líder de los fugados

Según Abc, casi todos los dirigentes soberanistas son personas "fugadas", aunque no haya sentencia firme y aunque la mayoría ni siquiera hayan declarado ante el juez. Puigdemont ha pasado de ser el presidente de Catalunya a ser el "líder de los fugados".

Utilizan este adjetivo para explicar que los empresarios que le ayudan "están preocupados por la imparable acción de la Justicia" y, sin aportar prueba alguna, se atreven a asegurar que "para no dejar rastro y no incomodarse con el Estado, que por la vía de la transferencia detectaría el origen de la donación, pagan a Puigdemont en efectivo".

Y no solo eso. Añaden que van viajan a Bruselas con cantidades de 10.000 en 10.000 euros porque "es la cantidad máxima en metálico que un viajero puede llevar consigo", y les advierten que la Guardia Civil les tiene controlados. Probablemente por este motivo les avisan de que "colaborar con un prófugo no es la mejor manera de ganarse el favor del Gobierno, ni siquiera su indiferencia."

También ponen de relieve que, para esquivar los controles de la policía española —que de momento solo observan y no actúan—, pasan por Marsella "con la creencia que así borran sus huellas".