La DANA del 29 de octubre de 2024 fue un golpe muy duro para el País Valencià. Dejó 229 muertos, truncó centenares de vidas y ha dejado unas secuelas imborrables. Un año después, se publica Memòria del fang (Editorial Rebel, 2025), un libro que recoge una veintena de testimonios que narran en primera persona cómo vivieron las horas fatídicas de la tragedia y los días y meses posteriores. Lo han escrito Ricard Chulià (Torrent, 1983), que es filólogo, profesor y responsable de comunicación de Bloc i País, la corriente soberanista de Més-Compromís, y Pau Alabajos (Torrent, 1982), que es cantautor desde 2003, secretario del Col·lectiu Ovidi Montllor de Músiques del País Valencià y fue concejal de Compromís. Indignados por la “pasividad e inmovilismo” de las administraciones competentes, en el prólogo denuncian que el relato de Carlos Mazón “hace aguas” y responde a una estrategia “depravada y miserable” y lamentan que el abandono “no puede desligarse de la condición colonial del País Valencià respecto a España”. “Quien no reconozca que nos dejaron solos, o no estaba allí o directamente no quiere asumir lo que es evidente”, subrayan. Atienden a ElNacional.cat por videollamada desde Torrent al día siguiente de presentar públicamente el libro.

El libro se titula Memòria del fang. ¿Es un barro con un significado literal o más bien metafórico?
Ricard Chulià: Claramente son las dos cosas. Existe la crónica del barro literal, pero también existe la crónica del barro metafórico que hemos tenido en todo este año desde la DANA. Ha sido probablemente la misma cantidad. Es un barro que está seco porque el libro es una crónica, un balance y un análisis del día después. El trabajo de campo está hecho al cabo de seis o nueve meses después de la riada.
¿Creéis que la gente tiene más rabia hacia la gestión que se ha hecho del barro metafórico que del barro literal?
Pau Alabajos: Sí, yo creo que sí. Que se produzca una catástrofe como esta es un trauma a muchos niveles. Pero, después del abandono que se hizo patente en los primeros días, la gente canalizó la rabia hacia unos representantes políticos que no estuvieron a la altura. No avisaron en el momento que tenían que avisar, han dado mil versiones del lugar donde estaban durante las horas fatídicas del 29 de octubre y han intentado emular la misma receta política de gestión del accidente de metro de Valencia del 3 de julio de 2006. Carlos Mazón nunca ha asumido sus responsabilidades públicamente, aunque es evidente que la gente tiene clavado en la cabeza que este señor no puede continuar ni un minuto más.
Ricard Chulià: La gota fría es un fenómeno natural recurrente y contra eso no hay rabia. La rabia está contra las consecuencias no naturales que tiene este fenómeno. Por qué no nos avisaron, el urbanismo que nos ha condenado y el abandono posterior. Esto no es natural, es la catástrofe política que viene después.
“La sensación que teníamos al día siguiente era que estábamos en una realidad alternativa, que esto no me podía estar pasando a mí. Era como estar dentro de una película, una sensación de irrealidad muy fuerte. La gente tenía la mirada perdida. Lloraba por la calle”
Laia Garcia, copropietaria de la Librería Somnis de Paper de Benetússer
¿Cómo surgió la idea de hacer este libro? ¿Qué os impulsó a escribirlo?
Ricard Chulià: Nosotros somos del área afectada y tenemos memoria del agua que hemos tenido de otras inundaciones. Partíamos de la base de que la barrancada que vivimos en octubre del año pasado marcará a toda una generación, como la riada de 1957. Nosotros queríamos que quedara la memoria. Porque de la riada de 1957, de la pantanada de Tous [en 1982] o de otros episodios de este estilo no tenemos demasiada información. A los valencianos no nos explicaron todas las catástrofes desde nuestro punto de vista. Y pensábamos que era necesario que se explicara la historia desde aquí. Un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, pero un pueblo al que le han explicado la historia tampoco tiene las claves de análisis que le impidan repetirla.
¿Cómo vivisteis vosotros el día de la DANA?
Pau Alabajos: Yo tenía un concierto en Benimaclet. Justo a punto de empezar, a las 20.11 horas, mientras se estaba explicando que era un homenaje a Vicent Andrés Estellés, empezaron a sonar los móviles, el es-Alert, que es un sonido muy estridente, muy violento y muy agresivo de repente. Ellos miraban a la ventana y decían que no estaba lloviendo, y continuamos haciendo nuestro trabajo. Después del concierto, cuando encendí el móvil, vi las barbaridades que llegaban desde Torrent y otros pueblos de la comarca. Intenté volver a casa y no podía porque todos los accesos a Torrent estaban cortados. Me tenía que quedar en Valencia a dormir en la furgoneta.
A la mañana siguiente los accesos seguían cortados y la ansiedad de no poder contactar telefónicamente con mi familia hizo que decidiera dejar el coche aparcado en Valencia y caminar hasta mi pueblo. Eran entre tres horas y media y cuatro horas. Este trayecto no lo hice solo. Había cientos y cientos de personas que estaban haciendo lo mismo que yo y lo que vimos fue espeluznante. Yo no había visto nunca un cadáver, fue en ese momento que lo vi. Todo era un destrozo brutal, había barro por todas partes. Cuando llegué a casa, mi familia estaba sana y salva, pero es una situación de mucha angustia, de no poder comunicarte con la gente que quieres y poder confirmar que estás bien.
“En mi casa, nos refugiamos unas veinticinco personas. ¡Más dos perros, un gato y un hámster! Pasamos toda la noche así, sin poder creer que lo que veíamos desde el balcón era real. El agua bajaba a una velocidad increíble y mucha gente pedía ayuda. Oíamos los gritos, pero no los podíamos ubicar, no podíamos saber del lugar exacto de dónde venían y, claro, no podías hacer nada”
Rut Moyano, miembro del Comité Local de Emergencia y Reconstrucción de Benetússer
Ricard Chulià: Yo aquel día tenía que subir de Elche a Torrent. Y fue mi pareja la que me lo prohibió. Que era un temporal gordo y que no era una gota fría como cualquier otra, lo sabíamos. Lo que pasa es que, como las gotas frías son recurrentes y convivimos con ellas, necesitamos que nos informen de la afectación concreta. Y una de las cosas que fue más bestia, sobre todo de cara a las muertes de personas, fue que aquel día no llovía en el área metropolitana de Valencia.
Pau Alabajos: Hay como una rutina. Sabes que en las gotas frías quizás te entra un palmo de agua y, por lo tanto, sacas el coche del garaje para que no afecte al motor. Lo dejas en alto durante la noche y después lo vuelves a poner en el garaje. Esto es habitual y es lo que la gente hizo. Si no me avisan de algo extraordinario o de una situación gorda, yo hago lo que hago habitualmente. Y, por lo tanto, no es que la gente quisiera más el coche que su vida, es que no estaban avisados por la administración de que realmente estaba viniendo algo inédito en décadas.
“Cuando, finalmente, llega la alerta, tarde y mal, lo que dice es que hay que evitar desplazamientos y que hay que quedarse en casa. No dice en ningún momento que hay que subir a los pisos de arriba. En este sentido, se puede decir que mis hermanos [que tenían un problema de movilidad] estaban cumpliendo las instrucciones [cuando murieron ahogados]!”
Rafel Sanchis-Palop, miembro de la asociación Valencians UK
En el libro aparecen una veintena de testimonios. ¿Cuál es el que os ha impactado más?
Pau Alabajos: Yo creo que uno de los más espeluznantes es el de Rut Moyano, que forma parte del Comité de Reconstrucción Local de Benetússer. Tiene una situación personal muy complicada en casa y la verdad es que cuando nos lo contaba se nos ponía la piel de gallina de ver situaciones en las que la gente tuvo que lidiar mientras estaba preocupada por intentar salvar a su vecindario. En este caso, hicieron una respuesta colectiva de intentar que todos los vecinos subieran a casa y que estuvieran todos salvaguardados de un poder de destrucción muy grande.
Ricard Chulià: Y Edu Mejías [bombero del Consorcio de la Diputación de Valencia], que dice que se sentía más útil cuando iba como voluntario que cuando iba como trabajador. Prácticamente todos los bomberos fueron más horas como voluntarios que como trabajadores y se sentían más útiles por el desastre y la descoordinación que había.
“Ninguna escuela ha vuelto a abrir gracias a la ayuda de la administración. La primera vez que tuvimos noticias de la administración fue cuando anunciamos que al cabo de dos días volveríamos a abrir. Y entonces nos enviaron la inspección para ver si realmente estábamos preparados. ¿La única ayuda pública oficial? Inspecciones”
Albert Dasí, maestro de la Escuela Gavina
“El problema es que ahora ya no nos podemos fiar: dabas por hecho que nos avisarían, en caso de que hubiera peligro, pero es que aquel día no avisaron”, dice Mariló Gradulí, de la Asociación de Víctimas de la DANA 29 de octubre. ¿Tenéis la sensación de que es una percepción generalizada?
Ricard Chulià: Totalmente. De hecho, hace un par de semanas ha habido otra alerta de gota fría, y han hecho todo lo que no hicieron en aquel momento. Que decían que lo habían hecho bien. Y ahora incluso notabas que estaban sobrerreaccionando y sobreactuando porque ves que no tienen un criterio. Por un lado, en aquel momento estaban más pendientes de salvar el puente [del 1 de noviembre] para el turismo, y por eso la lógica que hacen es no alertar. Porque si alertamos demasiado, habrá cancelaciones. Y si alertamos y después no pasa nada, los sectores económicos para los que trabajamos, mal. Tú ves que los intereses que les mueven no son los de la protección de la gente. Estaban más pendientes de salvar el turismo que de salvar las vidas de la gente. Y ahora tú ves que lo único que les mueve es mantenerse en el cargo, no tienen ninguna otra prioridad.
Pau Alabajos: Y han demostrado que no han aprendido nada del 29 de octubre. Es decir, están haciendo esta teatralización de que están dando una respuesta mucho más enérgica. Hay una enmienda a su actuación previa, aunque digan que no cometieron ningún error. Pero es que después de la DANA, se ha aprobado una ley para seguir depredando el territorio y para mantener con soporte vital el modelo urbanístico que se ha demostrado que ha sido una de las razones por las que ha muerto tantísima gente y ha sido tan bestia el efecto del agua. Tenemos toda la huerta absolutamente asfaltada y tenemos una grandísima cantidad de vehículos por una falta histórica de inversiones en infraestructuras.
Ricard Chulià: Con el libro, también queríamos problematizar el modelo urbanístico de construcción desatada de depredación de la Huerta Sur, que también es lo que nos ha condenado. Si miras el mapa de la inundación en Catarroja, ves que las áreas más inundadas hacen una línea que es exactamente la línea del barranco de la Rambleta que atravesaba Catarroja y que se edificó en los años sesenta. Es todo un barrio hecho encima de lo que era un barranco. Y, claro, el camino del agua vuelve. Por mucho que lo asfaltes, después te recuerda que está ahí.
Pau Alabajos: Si la gente no se fía de los gobernantes, en parte es porque han demostrado su ineptitud, pero también por la sobreactuación. Son muy histriónicos a la hora de actuar porque quieren ser efectivos sobre su electorado. Y por eso crearon una conselleria nueva de Emergencias poniendo al cargo a un militar, que lo primero que hizo fue subirse el salario. Imagínate la indignación que puede llegar a sentir la gente que estaba absolutamente abandonada durante estos días y que tenían muchas heridas abiertas. Y ves que los intereses personales y particulares van por encima de los intereses colectivos. Esto es el Partido Popular. Están haciendo cálculos electorales. Ni siquiera su gente entiende que han hecho una actuación buena y coherente. Están agarrados al poder antes que asumir las responsabilidades políticas.
“Si en Picanya no murió ningún niño, fue de milagro y porque las decisiones las estábamos tomando los padres, no el ayuntamiento. Y eso es muy duro, pensar que si hubieras llevado a la niña a la extraescolar…”
Xavi Castillo, director de la compañía de teatro Pot de Plom
Antes decíais que “no han aprendido nada del 29 de octubre” y que “los intereses que los mueven no son la protección de la gente” hablando en plural. ¿Entiendo que habláis de Mazón y del gobierno de la Generalitat Valenciana o incluís a alguien más en esta crítica?
Ricard Chulià: Podemos incluir sectores empresariales, de la construcción o del turismo. Los sectores dirigentes del País Valencià. Y también incluiría sin problemas al gobierno del Estado. Porque es el modelo de depredación del territorio y de hacer que el País Valencià se tenga que dedicar al monocultivo del turismo. Todo este tipo de intereses económicos nos ha demostrado que no nos beneficia en nuestro día a día. También se explica por la falta de inversión. No debería solucionar nada, pero sí que había muchas obras proyectadas de canalizaciones de barrancos o de presas de contención que no se han hecho desde hace veinte años y que estaban proyectadas y podrían haber paliado la riada. Es una tragedia que te lo explica todo.
“Queremos que los testimonios que aporta este libro hagan justicia para fijar en la memoria esta verdad vivida”, decís al final del libro. ¿Cómo creéis que se consigue la verdad, la reparación y la justicia?
Ricard Chulià: La primera es que Mazón y su gobierno deben dimitir. Con los que nos condenaron en aquel momento, no puede haber reconstrucción si no hay una primera asunción de responsabilidades. Y eso sería el primer punto. Y después porque, debido a la debilidad política de Mazón, ha habido el pacto con Vox que ha puesto en marcha una agenda de extrema derecha que no es solo en la zona afectada por la DANA, sino que es en todo el país. Afecta a los sectores migrantes, a las mujeres o a la cultura y tiene una agenda antivalenciana contra la lengua, contra la cultura y contra la literatura muy fuerte.
¿Y la justicia? ¿Confiáis en que se pueda llegar a ella con la instrucción que hay en el juzgado de Catarroja?
Ricard Chulià: La jueza de Catarroja está haciendo una instrucción ejemplar, eso hay que decirlo. Pero yo no tengo ninguna confianza en la justicia española porque la justicia española es todo un oxímoron. Y eso también hay que tenerlo en cuenta. La imputación de Mazón o la condena en firme deberá ser en instancias superiores. Por lo tanto, una persona en concreto que está haciendo una buena labor no me devuelve la fe en un sistema en el que no creo. Lo fundamental es que una cosa son las responsabilidades penales y otra cosa son las responsabilidades políticas. Que tú seas responsable políticamente de todo lo que ha pasado, que yo creo que esto es innegable, no necesariamente te hace responsable penalmente. Y el hecho de que no seas responsable penalmente no hace que sea menos grave lo que has hecho, ni te exonera. Yo desligaría los dos debates. Porque si no, lo absolverán y parecerá que lo que hay que hacer cuando viene una emergencia es ir al Ventorro. Y no, es todo lo contrario.
“Pasaban las horas y por allí no aparecía ningún dispositivo de emergencia. Y eso sí que parecía una broma de mal gusto. No nos lo podíamos creer. Pensaba que la inundación había sido tan grande que había afectado Valencia y la ciudad se había quedado paralizada. Pero entonces oías los aviones en el cielo y entendías que el aeropuerto estaba funcionando con normalidad. Eso me impresionó y me desconcertó mucho”
Rut Moyano, miembro del Comité Local de Emergencia y Reconstrucción de Benetússer
En el último año, ha habido manifestaciones el día 29 de cada mes para “combatir el silencio, luchar contra el olvido y que se asuman las responsabilidades políticas”.
Ricard Chulià: No está funcionando la democracia ahora mismo en el País Valencià, está en stand-by. Porque tú tienes un gobierno que, evidentemente, ha perdido la confianza de la gente. Eso es evidente. Incluso de los votantes del PP. Preguntes a quién preguntes lo ves. Y después tienes todo un año de movilizaciones. Es evidente que la democracia se ha puesto en suspenso porque, si no, esta situación es insostenible para un gobierno. Un gobierno democrático debería dimitir teniendo todo lo que ha tenido todo este año.
De Carlos Mazón, en el libro dice que lo que más le sorprende de él es la “falta de humanidad” y la “ausencia absoluta de empatía”. ¿Creéis que esto resume el sentimiento de la gente del País Valencià respecto a su gestión?
Pau Alabajos: Yo creo que sí. Uno de los momentos más bestias que sufrimos fue cuando te aleccionaban y utilizaban un tono de prepotencia cuando las víctimas no sabían dónde ir. Con una situación como esta, donde no había comunicaciones, no sabías dónde dirigirte, habías perdido a tu familiar y te faltaba información por todas partes… la gente instintivamente se iba a Feria Valencia, a la Morgue, a buscar más información. Y la portavoz en aquel momento se permitía el lujo de reñir a la ciudadanía que estaba buscando combatir su angustia y ansiedad que podía sentir con la falta de información, la falta de previsión, el descontrol y la descoordinación absoluta. Y lo mismo con Carlos Mazón, que cada vez que le plantaban la alcachofa de algún medio delante decía “Estáis muy pesados con las preguntas”. Y dices “Hombre, es que nos has dado cuarenta versiones de lo que hiciste”.
Ricard Chulià: La falta de empatía es evidente. Yo no podría dormir por las noches. Es así de simple.
Por no hablar del episodio del Ventorro, que también lo mencionáis muchas veces en el libro.
Ricard Chulià: Sí. Pero, de todas maneras, hay una cosa que es muy importante que sabemos de ciencia cierta absoluta: no estaba donde tenía que estar. No sabemos dónde estaba, pero sí que sabemos dónde no estaba. Y eso es suficiente para dimitir.
Pau Alabajos: Aunque se estén manteniendo en el poder agarrados como una garrapata, al mismo tiempo están dejando de hacer muchas cosas que un presidente de la Generalitat siempre hace. Por ejemplo, salir al balcón del Ayuntamiento de Valencia el día de la Mascletà. Cada vez que Mazón va a algún pueblo, y no hace falta que sea de la zona afectada, le arman un follón y eso quiere decir que la gente está muy caliente. Ellos pueden fingir la normalidad que quieren fingir. Pero estamos hablando de miles de personas que han tenido que empezar desde cero y algunas que tienen muertos en su familia. La gente no se olvidará.
Ricard Chulià: Y no solo en la zona afectada, y esto es superimportante. No había pasado que un presidente de la Generalitat no fuera a la romería de la Santa Faz de Alicante. Si esto es normalidad…
“La riada me ha golpeado mucho más de lo que imaginaba. Una amiga psicóloga me decía que, hasta que no pasara un tiempo, no sería consciente. Y tiene razón: a días, voy por la calle y, de repente, me vienen flashes brutos, imágenes de la casa inundada, recuerdos que te regresan. Aún no he digerido todo lo que hemos vivido”
Ferran Torrent, escritor y periodista
Con todo este año y lo que aún está por venir, ¿cómo se gestiona la rabia y el dolor por los hechos del 29 de octubre?
Pau Alabajos: Creo que todo el mundo ha salido adelante implicándose en las movilizaciones. Nosotros, por ejemplo, hemos estado muchos meses trabajando en este proyecto. Hay una carencia de recursos psicoterapéuticos generalizado y la sanidad pública no ha puesto en marcha una brigada necesaria de psicólogos que trabajen diariamente in situ dando ayuda y asistencia a mucha gente que lo necesita. Hay mucha gente que no interpreta que el trauma que ha sufrido implica que tú tienes que hacer una serie de duelos que son muy complicados de hacer.
Ricard Chulià: Yo creo que sí que hemos sacado una cosa positiva. Era mentira antes, pero ya no se podrá decir nunca que somos un pueblo meninfot [expresión valenciana que define a alguien que muestra indiferencia o desinterés por todo]. Hemos reaccionado y hemos estado a la altura en la protesta, en la demanda y en la exigencia de responsabilidades. La rabia se tiene que canalizar colectivamente y esto lo hemos hecho. Llevamos un año de movilizaciones que es algo inédito. Y esto, en cierto modo, es positivo. No somos un pueblo meninfot, nos hemos reivindicado como pueblo activo, también con las redes de apoyo mutuo y los voluntarios. Esto nos ha traído orgullo y autoestima.
Pau Alabajos: De hecho, ahora mismo [las redes de apoyo] continúan activas y organizando la sociedad civil para continuar dando una respuesta a esta inoperancia política que aún sufrimos.
“Aquello de solo el pueblo salva al pueblo era nuestra vivencia, no era un eslogan”, dice Rut Moyano en el libro.
Ricard Chulià: Es también una explicación de por qué nos tenemos que explicar nosotros la historia. Es muy importante que nos la expliquemos y que la expliquemos. Si tú miras los medios de comunicación de ámbito español, te dirán que es un lema que está instrumentalizado por el fascismo. Pero aquí fue exactamente lo contrario: nació de manera espontánea porque era lo que estaba viviendo la gente de allí.
Pau Alabajos: El “solo el pueblo salva al pueblo” es porque, a pesar de que los servicios públicos son importantísimos, en aquel momento la descoordinación absoluta que había y la falta de inversiones histórica hicieron que los servicios públicos no estuvieran cuando tenían que estar. Es porque nos autoorganizamos porque, si no, había gente que podía morir en aquellas horas fatídicas. Personas vulnerables que necesitaban medicamentos o personas que estaban en los pisos de arriba, que no podían salir y a las que alguien tenía que llevar agua y comida. Es una respuesta de la sociedad civil.
Ricard Chulià: Y es un lema empoderador que te reivindica.
Para terminar, un año después de la tragedia, ¿cómo veis el futuro en el País Valencià?
Pau Alabajos: La movilización brutal que está produciéndose en Valencia es muy esperanzadora y muy estimulante. Ver que la gente sigue vibrando con esta situación, que no se queda en casa, que sigue movilizándose y plantando cara a unos gobernantes que están más preocupados por hacer negocio que por la ciudadanía. Y, en este sentido, esperaremos a ver qué pasa la próxima vez que pasemos por las urnas. Pero yo creo que la gente no olvidará un episodio tan terrible como el que se produjo y, sobre todo, una gestión absolutamente criminal. Autoorganizarse es absolutamente básico y el pueblo valenciano ha aprobado esta asignatura con nota
Ricard Chulià: Creo que todo esto ha dejado un salitre que es positivo para el futuro: las asociaciones de víctimas y las plataformas civiles nos están haciendo mejores como pueblos y como personas. Y esto es positivo. Esto ya lo tenemos y no nos lo pueden quitar.