El comisario José Manuel Villarejo, ya famoso por su implicación en toda la trama de la Operación Catalunya, esconde sus actividades empresariales y lo justifica asegurando que son inversiones familiares, según pone de relieve un informe policial elaborado por la Unidad de Asuntos Internos de la Policía y recogido por Público.

Villarejo habría constituido el 1989 Financiera Omerán y Financiera Uruplan en Uruguay con unos fondos de "origen desconocido" y gracias a los cuales habría creado una estructura financiera con "cuatro niveles de sociedades que tienen participaciones unas en otras", hecho que da a intuir a la policía que responden más a dificultar una posible investigación, que no a criterios mercantiles.

En el 2011 empiezan los problemas. Hasta entonces, Urugai era un paraíso fiscal, pero en aquel momento, cuando empezó "posiblemente a desaparecer esta protección uruguaya por la firma de los convenios internacionales", sus sociedades acaban convirtiéndose en dos sociedades limitadas españolas: Lextor S.L y Club Exclusivo de Negocios y Transacciones S.L (CENYT).

Esta última tiene "un capital social que asciende a los 2.435.230 euros y se propiedad del comisario a través de las sociedades Lextor S.L (50,42%) y Club Exclusivo de Negocios y Transacciones S.L (43,67%).

El gran patrimonio

Según el informe, el comisario sería "el titular directa o indirectamente, de una treintena de sociedades con capital social desembolsado de 25 millones de euros" y sería, también, propietario de 92 inmuebles repartidos por diferentes municipios malagueños.

Villarejo, sin embargo, no se introdujo en este mundo ni trabajar como "agente encubierto" hasta 1989, después de haber sido destinado al País Vasco y fundara al Sindicato Profesional de la Policía, a través del cual habría conseguido establecer una relación de confianza con el policía Sebastián Fernández Dopico y se infiltró en "círculos periodísticos a independentistas" para desarticular algunos comandos de ETA.

Para hacerlo, aseguraba al comisario, tuvieron que crear empresas de hostelería en Urugai para sacar adelante la investigación sobre la banda terrorista, pero Villarejo no devolvió a la policía hasta cuatro años más tarde, motivo por el cual no podía haber participado de manera oficial a la investigación, motivo por el cual se investiga ahora qué hizo entre 1983 y en 1989.

Reino Unido y Suiza

La familia del comisario, desde la exmujer hasta las hijas, han formado parte de sus empresas e, incluso, su hijo José Manuel y su abogado tenían poderes para tocar las cuentas a Suiza y el Reino Unido.

Precisamente por eso, Villarejo habría ido haciendo pequeños y sutiles cambios en el accionariado como, por ejemplo, en el caso de su mujer, imputada el año pasado por grabar y difundir una conversación entre el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y Asuntos Internos. De hecho, hasta 2015 ocupaba cargos de administración que ahora ya no ocupa.

"A finales del 2015 se observa cómo cesa en estos cargos, coincidiendo con la época en que se publica por primera vez a los medios de comunicación su implicación en la estructura de la empresa de Villarejo", subraya el informe.