"Los únicos movimientos de extrema derecha que tenemos en Catalunya son unionistas y casi siempre nostálgicos de Franco". De esta forma ha respuesto Elisenda Paluzie un artículo publicado por The Economist, donde se decía que el independentismo es a veces identitario y próximo al racismo. En la carta de respuesta al editor, publicada en la última edición del semanario británico, la presidenta de la ANC recuerda que el año pasado Barcelona acogió la marcha mayor a favor de la acogida de refugiados, con medio millón de manifestantes.

"Vemos la lengua catalana como una herramienta de integración en nuestra sociedad multilingüe. Queremos normalizar el uso de nuestra lengua, que ha sido perseguida durante siglos y todavía no tiene un status oficial en toda España", defiende Elisenda Paluzie, que recuerda que no está permitida en el Congreso de Diputados. Y lo compara con la situación de los hablantes de alemán en Bélgica: "Los 80.000 hablantes de alemán tienen su lengua plenamente reconocida, mientras 10 millones de catalanohablantes siguen siendo tratados como ciudadanos de segunda".

Por otra parte, Paluzie también desmiente que el independentismo sea un movimiento intimidatorio e intolerante, "especialmente cuando más de 1.000 catalanes están siendo perseguidos por organizar un referéndum sobre la independencia". De la misma manera, subraya que nueve líderes políticos y sociales "pacíficos" hace diez meses que están en la cárcel sin juicio, y que siete más se han tenido que exiliar.

"Tratando de aplastar el referéndum, el Estado español ha pasado por alto las libertades fundamentales constitucionales, como las libertades de reunión, expresión y de prensa", denuncia la presidenta de la ANC.

Finalmente, Paluzie también niega que el auge de movimientos alternativos e independentistas en Catalunya sea un signo de "rencor". En este sentido, afirma que "demuestra un profundo desacuerdo sobre cómo España ha sido gobernada durante las últimas décadas".

"Los catalanes estamos a favor de una economía moderna y dinámica con una distribución más justa de la riqueza, y estamos dispuestos a contribuir a las regiones más pobres de Europa, incluidas las españolas, pero de forma más transparente y justa", concluye.