De las urnas a los despachos, las llamadas y las reuniones. Una semana después de las elecciones muncipales los partidos se esfuerzan estos días en intentar cerrar acuerdos que les permitan gobernar en las principales ciudades del país. La del 26 de mayo fue una noche de infarto en muchas de ellas, en algunas de las cuales se han producido empates técnicos o victorias por tan sólo unos pocos de votos. Eso hace que el escenario postelectoral sea todavía muy incierto y algunas alcaldías cuelguen de un hilo.

ERC fue la ganadora de las elecciones municipales, en una victoria histórica para el partido después 80 años, consiguiendo ser la fuerza más votada y la que obtuvo más concejales. No ganó, sin embargo, en número de municipios, donde pasó por delante JxCat. Las victorias, sin embargo, fueron extremadamente ajustadas en algunos puntos del territorio. Esta situación, sumada a la fuerza recuperada por los socialistas en ciudades importantes, especialmente en el cinturón rojo, hace que el escenario postelectoral tenga todavía muchas incógnitas a resolver. El independentismo se lo juega todo en los pactos para traducir la victoria en poder municipal real.

La cuenta atrás está activada. El próximo 15 de junio se constituirán los ayuntamiento de todo el país y se escogerán los nuevos alcaldes y, si no hay acuerdos, se escogerá la lista más votada. Una lógica que beneficiaría ERC en Barcelona y Lleida y JxCat en Girona, pero no en Tarragona y otros municipios importantes.

Barcelona, incertidumbre hasta el último momento

Barcelona es, sin duda, la joya de la corona y donde el escenario es más incierto. Los republicanos consiguieron una importante victoria en la capital catalana, pero lo hicieron por tan sólo 5.000 votos y empatando en concejales con los comunes de Ada Colau. Ernest Maragall confía en poder ser investido alcalde de aquí dos semanas, pero Colau está en disposición de ser escogida alcaldesa si se presenta a la investidura con los votos del PSC y de almenos tres concejales de Manuel Valls, que le han ofrecido apoyo sin condiciones ni negociación. Los dos partidos quieren evitar que haya un alcalde independentista en la capital catalana.

ERC apuesta por un pacto de investidura que incluya los comunes y JxCat, acurdo que hoy por hoy no prospera porque Colau no quiere ni oír hablar del espacio postconvergentes. Por su parte, la aún alcaldesa insiste en un pacto de izquierdas con ERC y PSC, pero las dos fuerzas parten de vetos mutuos. Ante esta situación, la clave de bóveda la tiene Colau. Si no hay acuerdo con ERC, se puede presentar a la investidura y salir escogida, aunque eso pasaría por aceptar los votos de Valls, o no presentarse y permitir que la lista más votada, la de Ernest Maragall, lidere la ciudad.

Los vetos y los pactos imposibles que quieren los dos alcaldables los obligarán a negociar hasta el último minuto, con un resultado todavía incierto. Maragall, de momento, sólo tiene el apoyo de JxCat, sellado este mismo viernes en Soto del Real con Joaquim Forn y Elsa Artadi, pero sólo suman 15 de 21 concejales. Colau tiene una mayoría a su disposición si acepta los votos de Valls, que de momento se ha encargado de no descartar. Perder la capital, a pesar de haber ganado las elecciones, sería un golpe duro para los republicanos. Sin embargo, confían en que finalmente el pacto con Colau prospere.

Colau Maragall elecciones municipales EFE

Fotografía de archivo | EFE

ERC en Lleida, JxCat en Girona e incógnita en Tarragona

Más allá de la capital, sin embargo, son especialmente importantes los movimientos que se están produciendo por todo el territorio. ERC y JxCat han iniciado conversaciones para llegar a un pacto de no agresión en las principales ciudades, que evite nuevas tensiones y desestabilizaciones del Govern, y que permita a los dos partidos no perder alcaldías ni poder a las diputaciones y consejos comarcales.

Lleida es, de las cuatro capitales, la que parece estar más decidida. ERC ganó las elecciones superando por sólo unos ochenta de votos al PSC, después de 30 años en el gobierno. El alcaldable republicano, Miquel Pueyo, tiene la investidura garantizada ya que el actual alcalde, el socialista Fèlix Larrosa, ya ha anunciado que no intentará ningún pacto y que se quedará a la oposición. Además, los republicanos ya que el ya ha empezado a explorar un acuerdo con JxCat y los comunes que todo parece indicar que va en la buena dirección.

Marta Madrenas aniversario|cumpleaños 1 O Carles Palacio

Fotografía de archivo | Carles Palacio

En Girona, un pacto global entre JxCat y ERC allana el camino a Marta Madrenas para repetir como alcaldesa. La segunda fuerza, Guanyem Girona, con el cupaire Lluc Salellas al frente, intenta estos días forjar una alianza alternativa a Madrenas que lo lleve a ser alcalde. Esta opción, sin embargo, pasa por un pacto con el PSC, que ERC rechaza de todas todas. Los republicanos quieren un gobierno de "unidad independentista" con JxCat y el Guanyem Girona. De no haber un pacto, Madrenas, de JxCat, volvería a ser alcaldesa.

La capital catalana donde todo está más abierto es Tarragona. Aquí, el PSC volvió a ganar las elecciones, pero ERC consiguió pisarle los talones, empatando en concejales, y un pacto alternativo es posible. El futuro de Josep Fèlix Ballesteros al frente del consistorio está en manos de los comunes. El republicano Pau Ricomà necesita los votos de JxCat, los comunes y de la CUP para echar a los socialistas del gobierno después de 12 años.

Pactos de no agresión en las grandes ciudades

Otras ciudades interesantes son Reus, Sant Cugat del Vallès, Tortosa, Igualada o Vilafranca. JxCat podría perder poder en todas ellas, a pesar de ganar las elecciones, si los republicanos se alían con los comunes y el PSC para hacer pactos de izquierdas. Por eso, para el partido liderado por Carles Puigdemont es tan importante llegar a pactos globales con los republicanos que les permitan mantener estas alcaldías. JxCat necesita de los republicanos aquí y en Girona, y los republicanos de JxCat en Lleida y Tarragona. Además de en las diputaciones.

Casos diferentes son el de la ciudad Manresa, por ejemplo, donde JxCat gobernaba con ERC y ahora, por tan sólo diez votos, los republicanos han pasado por delante. La poca diferencia entre los dos hace que Junts pida partirse la alcaldía, una opción que los republicanos no contemplan por ahora.

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Fotografía de archivo | Sergi Alcàzar

En el cinturón rojo, en cambio, la fuerza recuperada por los socialistas dificulta los pactos entre las formaciones independentistas. En l'Hospitalet de Llobregat, Santa Coloma i Cornellà, de hecho, el PSC han obtenido mayoría absoluta. En Badalona, el PSC también podría obtener la alcaldía, a pesar de quedar terceros. El actual alcalde, Àlex Pastor, se niega a hacer alcaldesa a Dolors Sabater, la candidata de ERC y Guanyem Badalona, a quien expulsó de la alcaldía hace un año con una moción de censura, a pesar de quedar segunda con un concejal más. Con esta estrategia, ha puesto en el resto de partidos en la dicotomía de tener que escoger hacerlo alcalde a él o permitir que el popular Xavier García Albiol vuelva a la alcaldía.

En el Vallès, Tot per Terrassa, la formación del exalcalde socialista Jordi Ballart que ganó contra todo pronóstico, y ERC buscan un acuerdo. Mientras que en Sabadell los pactos encarar están muy abiertos. Los socialistas recuperaron mucha de la fuerza perdida en las últimas elecciones, hecho que dificulta un acuerdo de izquierdas como había actualmente. En Granollers el PSC también obtuvo mayoría absoluta.

Acuerdos también en las diputaciones

Las conversaciones de los últimos días también pasan por la configuración de las nuevas diputaciones. Si justo después de las elecciones la diputación de Tarragona caminaba hacia un nuevo pacto de JxCat y el PSC, y algunos diarios de las comarcas tarraconenses ya lo daban por hecho, los vientos que corren al resto de Catalunya han hecho cambiar la dirección. ERC y JxCat estarían pactando darse apoyo en estos entes municipales.

De salir adelante el acuerdo, y todo apunta que así será, ERC se quedaría con la diputación de Lleida y Tarrgona y JxCat con la de Girona. La de Barcelona, sin embargo, difícilmente podrá entrar en la misma lógica, ya que los dos partidos independentistas no suman mayoría absoluta. Los republicanos están en disposición de gobernarla, pero necesitan pactar con el PSC o los comunes.