A pesar de la reunión entre los presidentes Pedro Sánchez y Quim Torra, de la mesa diálogo se sabe muy poca cosa a estas alturas. Todavía no está todo cerrado aunque se tendría que haber constituido antes del 28 de enero, según el acuerdo PSOE-ERC. Pero las posiciones siguen alejadas. Sin ir más lejos, el presidente Torra sigue reclamando la figura de un mediador como establecía el acuerdo de Pedralbes. En La Moncloa ya no quieren oír hablar de "relatores" como los que desembocaron en la manifestación de Colón. Lo máximo que puede ofrecer Sánchez es un nombre: el vicepresidente Pablo Iglesias, el mediador en la sombra.

Este mismo lunes, el líder de Podemos confirmó que formaría parte de la delegación de La Moncloa en el foro bilateral. Es el único nombre que se conoce. Y fuentes del ejecutivo lo admiten: es para facilitar la interlocución entre los dos gobiernos. Consideran que su perfil es idóneo, por su empatía con la otra parte. No en balde, ha tenido interlocución tanto con los presos políticos como con el exilio. "El presidente escoge a los interlocutores que mejor facilitarán el diálogo y la comunicación con la delegación catalana", señalan estas fuentes. Eso sí, añaden que la posición sobre Catalunya será común y que "no habrá cambios".

Iglesias representa para el Gobierno un punto de acercamiento con la contraparte, que está "a las antípodas". El vicepresidente segundo ya ha actuado de mediador en la sombra en otras ocasiones, como cuando le tocó reunirse con Oriol Junqueras en la prisión de Lledoners ahora hace un año, para la negociación de los presupuestos del Estado. Desde el atril del Congreso, durante el debate de investidura ahora hace un mes, también tuvo un recuerdo para los presos y exiliados. Ayer, después de confirmar su presencia a la mesa de diálogo, ya dejó claro que "cualquier tema es legítimo", también la autodeterminación, y que por lo tanto "no puede ser excluido.

La misión principal es mantener a Junts per Catalunya, el más escéptico de todos, sentado en la mesa de negociación. Le interesa al PSOE, que tendrá más garantizada su estabilidad parlamentaria mientras el diálogo se mantenga y vaya dando frutos, poco a poco, sin prisa. También le interesa a ERC, que ya ha bendecido la presencia de Iglesias. A Calàbria le interesa que la formación de Puigdemont y Torra se involucre con la misma energía y no se convierta en un arma arrojadiza en plena campaña electoral (como con los presupuestos de la Generalitat). Los republicanos están muy involucrados porque se juegan mucho. Durante los últimos días han seguido manteniendo reuniones de trabajo en Madrid durante los últimos días. Han asistido los negociadores con el PSOE, Marta Vilalta y Josep Maria Jové. Rufián ya ha visitado La Moncloa.

Desde La Moncloa insisten: este conflicto va para largo. "Las posiciones con la delegación catalana son muy grandes, estamos a las antípodas", constatan fuentes de La Moncloa, que aseguran que "sería ingenuo pensar que podría haber resultados a corto plazo". Es por eso que reclaman "luces largas" y "capacidad para seguir dialogando". Si es así, concluyen, "a medio plazo seguramente tengamos algunos acuerdos".

La reforma de la sedición, pronto

La previsión del gobierno de Sánchez e Iglesias es empezar a trabajar desde el primer minuto. Es por eso que muy pronto abrirá el melón de la reforma del Código Penal. Será este primer semestre del año, según La Moncloa. Esta reforma transversal incluirá, aparte del consentimiento sexual, la revisión de los delitos de rebelión y sedición, que permitiría rebajar las penas y dejar en libertad a los presos políticos catalanes. En el gobierno del Estado son conscientes de que, mientras haya dirigentes políticos y sociales en la prisión, todo será más complicado. "No es bueno", resumía Miquel Iceta este fin de semana.