El alto representante diplomático de la UE, Josep Borrell, ya está en otro incendio político. Después del fiasco de su visita a Rusia, donde el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, lo dejó en evidencia por los presos políticos y exiliados catalanes con un gran malestar comunitario, ahora quiere participar en un foro con Irán. Y la iniciativa también ha levantado protestas en la UE.

Un total de 22 eurodiputados, la mayoría del grupo conservador, han reclamado este viernes al alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior que no participe en el foro económico entre el bloque comunitario e Irán de la semana que viene, que ya fue aplazado en diciembre porque el país ejecutó a un periodista opositor. "Creemos que la participación (de la UE) en alto nivel sería inadecuada por las violaciones de derechos humanos flagrantes y continuadas en Irán, incluida la ejecución de presos, y el reciente juicio en Amberes contra un diplomático iraní por su involucración y planes para perpetrar atentados en territorio europeo", recalca la carta.

La misiva busca obtener "la garantía de que altos cargos de la Unión Europea", entre los que citan expresamente a Borrell, no participarán en este foro, que empieza el lunes. "La crueldad del régimen a la hora de ejecutar presos para desincentivar futuras protestas no tiene en cuenta el creciente descontento en la sociedad iraní y es completamente opuesta a los valores europeos", apuntan los eurodiputados.

Los firmantes insisten a la Unión Europea en condicionar cualquier relación con el Irán a que este país detenga las ejecuciones, la tortura y sus actividades hostiles en el exterior.

"Irán tiene la tasa más elevada de ejecuciones per cápita, y también es el mayor ejecutor de mujeres, lo que es una desgracia para la humanidad contemporánea. La mayoría de las ejecuciones se llevan a cabo bajo secretismo, no se declaran oficialmente y los restos no son devueltos a las familias", advierte la carta, que también apunta a un "alarmante incremento" de ejecuciones de minorías étnicas y religiosas.

Precisamente hoy Borrell se ha intentado excusar del desbarajuste político que provocó su reciente visita a Rusia, en una entrevista en el semanario alemán Der Spiegel, y no ha dudado en revelar que detrás de sus indecisiones estaba el procés independentista. "No fui a Moscú a hablar de Catalunya", se ha justificado.

La revista no se explica cómo, con la fama de político irascible que tiene Borrell, quedara callado ante el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, cuando este sacó el tema de la situación política catalana para demostrar las contradicciones que tienen España y la UE en esta materia. Los periodistas le preguntan por ello. "Un diario español lo describió en una ocasión como una persona de carácter volcánico. ¿Dónde estaba este volcán cuando el ministro de Asuntos Exterior de Rusia lo ridiculizó en público en una rueda de prensa, mientras Moscú expulsaba a diplomáticos de tres países europeos?", preguntan.