Cincuenta años dan para mucho, y la sombra del franquismo es alargada. El aparato propagandístico del régimen construyó relatos durante años que presentaban la dictadura como una "cruzada" o "guerra de liberación" y minimizaban o disfrazaban la represión brutal, la censura y las graves violaciones de derechos humanos cometidas. Además, se lanzaron versiones distorsionadas sobre supuestos logros sociales y económicos del franquismo que ocultaban carencias y sufrimientos reales de la población, mitos y falsedades que se convirtieron en verdades que han perdurado en el tiempo y que ahora, que el franquismo ha resucitado gracias al auge de la extrema derecha. Esta combinación de propaganda franquista, el revisionismo histórico impulsado por ciertos grupos, la falta inicial de un relato histórico crítico y el recuerdo selectivo o nostálgico de viejas generaciones, han contribuido a que estas falsedades se perpetuaran y continúen siendo utilizadas hoy en día políticamente, y a que la frase “con Franco se vivía mejor” haya perdurado hasta nuestros días. Esto ha dificultado desmontarlas completamente, a pesar de la abundancia de trabajos históricos rigurosos que las refutan con documentos y pruebas. 

Entre los mitos falsos del franquismo más comunes y que han perdurado a lo largo de la historia encontramos estos:

Franco no instauró la Seguridad Social española

El estado del bienestar se sustenta en buena parte en el sistema de la Seguridad Social, un sistema público de protección social que tiene como objetivo garantizar el bienestar y la justicia social de los ciudadanos. Es un conjunto de medidas y prestaciones que el Estado administra mediante cotizaciones de trabajadores y empresas, para proteger a las personas ante situaciones de necesidad como enfermedad, maternidad, invalidez, desempleo, jubilación y muerte. Se ha extendido la idea de que Franco instauró la Seguridad Social, pero el sistema ya existía con anterioridad, y no fue creación ni innovación del régimen franquista. La base del sistema de Seguridad Social en España se remonta a mucho antes del franquismo, con la creación en 1908 del Instituto Nacional de Previsión (INP) durante el reinado de Alfonso XIII. Esta institución ya gestionaba diversas prestaciones sociales, como pensiones de jubilación y seguros de accidentes laborales.  En 1932, durante la Segunda República, se impulsó una Ley de Seguros Sociales que unificaba diversas cajas de previsión y establecía un sistema contributivo tripartito (Estado, empresario y trabajador), además de incluir subsidio por desempleo y asistencia médica gratuita. Este marco sentó las bases modernas del sistema. Durante el franquismo, en 1942 se creó el seguro obligatorio de enfermedad, ampliando la cobertura social, pero sin ser una innovación absoluta, sino una extensión de conceptos ya presentes en otros países europeos y en la legislación previa española. La verdadera configuración y universalización de la Seguridad Social española aparece después de la muerte de Franco, con la Constitución de 1978 y las reformas de la transición democrática que establecieron un sistema público, universal y solidario financiado por impuestos y cotizaciones.

Franco no creó el sistema de pantanos

El dictador se dio un festín inaugurando embalses -tal como se encargaba de publicitar el NO-DO-, pero la realidad es que muchos planes de construcción de embalses se iniciaron antes, durante la Segunda República, y fueron interrumpidos por la Guerra Civil, siendo después retomados y atribuidos al franquismo. En 1933, el ingeniero Manuel Lorenzo Pardo diseñó un ambicioso Plan Nacional de Obras Hidráulicas con la idea de desarrollar embalses y trasvases, como el famoso trasvase Tajo-Segura. Este plan no fue aprobado por las Cortes republicanas y quedó interrumpido. Durante la dictadura franquista se retomaron estos planes y se llevó a cabo su ejecución, culminando en la construcción y finalización de numerosos embalses. Sin embargo, técnicos como Eduardo Torroja Miret lideraron técnicamente esta tarea. Por lo tanto, los embalses que se construyeron entre 1940 y 1978 no fueron un fruto original de Franco, sino la continuación y la puesta en práctica de proyectos técnicos y políticas hidráulicas previas, interrumpidas por la Guerra Civil. Se construyeron más de 600 embalses en total en esta época, pero atribuirles el origen únicamente al franquismo es ignorar las décadas previas de planificación y desarrollo hidráulico que sentaron las bases de estas obras.

Franco no creó las vacaciones pagadas

Es una creencia falsa que las vacaciones pagadas se crearon bajo el régimen de Franco. En España, el derecho a vacaciones pagadas ya estaba contemplado en la Ley de Contratos de Trabajo de 1931, impulsada durante la Segunda República por el ministro de Trabajo Francisco Largo Caballero. Fue una ley pionera en España en reconocer el derecho a vacaciones pagadas para los trabajadores asalariados. Esta ley establecía un permiso anual retribuido de siete días para todos los empleados, un avance significativo en materia de derechos laborales. La norma entró en vigor con el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 22 de noviembre de 1931, marcando a España como uno de los primeros países en legislar las vacaciones pagadas como un derecho oficial. Además de introducir las vacaciones pagadas, la ley regulaba otros aspectos fundamentales del trabajo, como la jornada laboral, la prohibición de despedir por ejercer el derecho de huelga y la inclusión de las trabajadoras y trabajadores domésticos en la legislación laboral. Durante el franquismo, aunque se mantuvo el derecho a vacaciones pagadas, la regulación fue menos desarrollada y solo en 1965 se estableció un período mínimo de 15 días. El reconocimiento y la ampliación real del derecho a vacaciones pagadas se consolidó en la democracia, con leyes posteriores que aumentaron progresivamente la duración del permiso hasta los estándares actuales.

Franco no creó las Magistraturas de Trabajo

La Magistratura de Trabajo en España no fue una creación de Franco, sino que tiene sus orígenes en una serie de cambios y reformas legislativas anteriores y durante la Guerra Civil, en un proceso que se inició en 1938: La Magistratura de Trabajo fue creada oficialmente el 13 de mayo de 1938 por un decreto del Ministerio de Organización y Acción Sindical durante la zona franquista, en plena Guerra Civil, sustituyendo a los jurados mixtos y tribunales industriales que existían en la Segunda República. La magistratura de trabajo sirvió como órgano especial, participando en la resolución de conflictos individuales y colectivos, pero siempre bajo el control y la dependencia del Estado y del poder político, con una fuerte influencia del gobierno desde su inicio. La existencia de esta magistratura se mantuvo hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta, cuando fue reemplazada por los juzgados de lo social, en el contexto de la transición democrática y la modernización del sistema judicial laboral en España.

Franco no creó las viviendas de protección social 

Franco no fue el creador de las viviendas de protección oficial (VPO) en España; su origen es anterior y se inscribe en un contexto histórico más amplio de políticas públicas de vivienda social. Las primeras intervenciones estatales para facilitar el acceso a viviendas dignas a las clases trabajadoras comenzaron a finales del siglo XIX y principios del XX, con leyes como la Ley de Casas Baratas de 1911 y su desarrollo posterior en 1921 durante la Restauración, una época que precede tanto a la República como al franquismo. En 1939, tras la Guerra Civil y con el inicio de la dictadura, se creó el Instituto Nacional de la Vivienda, continuando y ampliando las políticas públicas de vivienda social que ya se estaban gestando, pero sin crear desde cero este concepto ni el marco legal básico. Durante el franquismo se promulgó el Decreto 2114/1968, que regulaba las viviendas de protección oficial y establecía categorías de viviendas con diversos incentivos para su construcción y financiación. La actividad durante esta época fue una expansión y formalización de políticas previas, no una invención nueva.

Franco no consiguió la entrada de España en la ONU

La idea de que Franco consiguió la entrada de España en la ONU es falsa; fue un proceso internacional complejo, condicionado por factores de la política mundial tras la Segunda Guerra Mundial, y España fue admitida mucho tiempo después, en 1955, sin influencia directa del dictador. De hecho, España estuvo excluida de esta organización durante años debido a la colaboración del régimen franquista con las potencias del Eje (Alemania e Italia) durante la Segunda Guerra Mundial. En 1946, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 39, que recomendaba no admitir a España en la organización debido al carácter antidemocrático del régimen franquista y a su alianza con las potencias fascistas, además de recomendar que los países retiraran a sus embajadores del gobierno de Franco. España quedó en aislamiento internacional hasta que, en 1950, se produjo un cambio de postura con la Resolución 386, que revocó la recomendación anterior y comenzó a abrir el camino para la incorporación de España a organismos internacionales adscritos a la ONU. Finalmente, España ingresó oficialmente en la ONU el 14 de diciembre de 1955, en un contexto de deshielo propio de la Guerra Fría y de cambio en las relaciones internacionales, no por méritos del régimen franquista.