Superadas las pegas y los reproches iniciales, Quim Torra ha acabado comprando sentarse en el espacio de negociación que Esquerra Republicana acordó con el PSOE a cambio de la investidura de Pedro Sánchez. Eso sí, quiere llevar la batuta. Antes de estrenar la mesa con el Estado, quiere reunirse con el presidente de España para establecer las bases del diálogo. Y lo hará al compás que marquen el resto de actores independentistas. Desde las cuatro y media de la tarde, presidentey vicepresident debaten con los líderes de Junts per Catalunya, ERC, la CUP, la ANC y Òmnium qué y cómo debe discutir el Govern en Madrid.

Los socios del ejecutivo coinciden en la necesidad de reanudar el contacto bilateral con el Estado, que quedó congelado después del intento de Pedralbes. En el trazo grueso no hay discrepancias. Todos coinciden en que habrá que plantear a Sánchez y compañía la voluntad de ejercer la autodeterminación, que es el elemento clave sobre el cual consideran que tendrá que pivotar la negociación. También habrá cuórum en relación a la otra cuestión esencial, la defensa de una amnistía para todos los condenados o investigados a raíz del 1-O y la exigencia de poner fin a la represión.

A partir de ahí llegan los interrogantes. Específicamente sobre cómo proceder cuando, como es de prever, los socialistas se opongan a estos dos puntos. De hecho en ERC, impulsora de la reapertura de las conversaciones con el PSOE y responsable del acuerdo que ha puesto las bases de la mesa bilateral entre gobiernos, no esconden su escepticismo hacia a los socialistas. Una desconfianza que también comparten el resto de partidos y entidades del independentismo. De aquí la voluntad de la Asamblea y Òmnium de poner el énfasis en la necesidad de fiscalizar los avances de la negociación.

PSC y comunes, aparte

El gobierno Torra ha planteado dos espacios de debate diferenciados. Uno, el que ya se puso en marcha a propuesta de Miquel Iceta, que se reunirá por tercera vez este viernes después de un año de inactividad y donde Torra ha invitado a todos los partidos del Parlamento. Sólo han aceptado la invitación, además de JxCat y ERC, el PSC y los Comunes. En cambio, Cs, PP y la CUP no asistirán, como ya ha pasado en las anteriores convocatorias.

El otro cónclave es el que se reúne esta tarde y en el cual participan exclusivamente agentes independentistas. En contra de la opinión de ERC y de la CUP, finalmente se ha excluido los comunes con el argumento que ya estarán en el otro lado de la mesa de diálogo entre gobiernos, en la de la delegación que envíe el gobierno PSOE-Podemos.

La consulta ciudadana

Uno de los elementos que incorpora el acuerdo que suscribieron ERC y el PSOE es que el pacto al cual se llegue en la futura mesa de diálogo entre gobiernos -si se llega- lo acaben votando los catalanes en una consulta ciudadana. Habrá que ver, y este será el quid del asunto, si la futura pregunta hará referencia o no a la independencia de Catalunya.

El otro compromiso que fijaba el documento pactado entre socialistas y republicanos era que la mesa entre gobiernos se activaría en los quince días posteriores a la formación de gobierno en España. Eso querría decir antes del 27 de enero.